Parte 31
Cuando se llegaron esos tiempos, me enviaron nuevamente a Veracruz a tomar el curso de ventas de la empresa, y fui un estudiante modelo que tenía que demostrar, que la apreciación del socio de Bimbo no estaba equivocada, y que aunque yo no me diera cuenta, sabía que había algunos pares de ojos observando mi desarrollo y mi aprovechamiento en el trabajo, por lo que yo ponía mi mejor esfuerzo en ello.
Regresando a Xalapa, me confiaron un nuevo proyecto, vender el pan recogido de las rutas en paquetes con varios productos a los que se les denominaron "ofertas de pan de ayer" ya que había tiempos, y ese era uno de ellos, en que las devoluciones rebasaban alarmantemente los topes establecidos.
Entonces me asignaron la venta de ese pan, y me dieron una camionetita para ese fin, la cual, mi ayudante y yo la llenábamos con las ofertas de pan de ayer que habíamos preparado, y ahí vamos a los lugares en que todavía no llegaba el pan Bimbo, y que comprendía a muchas rancherías al rededor de Xalapa, anunciándolas por medio de un aparato de sonido con bocinas colocadas en el techo de la cabina, y empezábamos a vender en forma directa al público, y le agarramos el modo para vender tan bien, que a veces no nos dábamos a basto para atender a todas las personas que solicitaban las ofertas. Había fines de semana en que la devolución era tan abundante, que teníamos que preparar un camión grande completamente lleno, y no regresábamos a la agencia hasta terminar con el producto; fue tan notoria la labor de ventas que realizaba junto con mi compañero, que pronto ya alguien había dado las instrucciones necesarias para que se me empezara a preparar en la administración total de la agencia es decir: en los pedidos de las rutas, pedidos a la fábrica, calcular el costo exacto del pedido a la fábrica, que tenía que ser el mismo costo que el total de los pedidos de las rutas, recibir, después de que las rutas regresaran a la agencia, el producto total de la venta de cada una de ellas tomando en cuenta la existencia del producto que se quedaba en los camiones así como la devolución recogida. sumar el total de ventas, existencias y devoluciones y que el resultado final fuera igual a la remisión que había llegado de la fabrica, tomando en cuenta la existencia anterior así como la existencia de rutas en tránsito, es decir aquellas rutas que no les había dado tiempo de hacer su liquidación, o las rutas foráneas de dos días de recorrido para efectuar el corte de caja, en el que no debía faltar o sobrar ningún centavo, porque cuando así sucedía, había que checar completamente todo lo anterior para encontrar dónde estaba el error y corregirlo, y muchas veces se terminaba esta labor, cuando había errores, hasta las dos o tres de la mañana, siendo, que cuando las cosas salían bien se cortaba a las cuatro de la tarde y a las cinco de la tarde ya estaba uno fuera del servicio. El tiempo que me llevé para encontrarme en esa posición, fue de un año aproximadamente.
Ya para ese entonces como la salud de mi esposa había mejorado notablemente, se dejó embarazar de nuestro primer hijo y durante su embarazo todo marchó sin mayores problemas hasta que el nueve de julio de mil novecientos setenta y dos, dio a luz a un robusto y hermoso varoncito al cual pusimos por nombre José Luis después de quebrarnos la cabeza para encontrarle un nombre de alcurnia.
Este acontecimiento fue algo maravilloso, ya que después de que la ciencia humana decía que mi chaparrita no se debía embarazar por el riesgo de quedar paralítica, la misericordia y el amor de Dios a través de Jesucristo su Hijo, dijo que sí sin condiciones, y nos dio la dicha de que se realizara un sueño que la ciencia nos había vedado; ese acontecimiento hizo que siguiera adelante con mis aspiraciones de progresar y me dio nuevos bríos para continuar en ello.
En el mes de Enero de mil novecientos setenta y tres, me envían de nueva cuenta a un curso, esta vez, de jefes, ya que fui ascendido a un puesto que se inauguró conmigo y que era el de auxiliar de supervisor ( más bien como el gato del supervisor ), el cual pasé también con mención honorífica, y que durante el año en que me desempeñé en esa función adquirí el conocimiento suficiente para que se me ascendiera esta vez, a un puesto de nueva creación y ese fue el de supervisor de Marinela, un producto que vendían los mismos vendedores de Bimbo.