Parte 35
Trabajé tres años aproximadamente con el contador en esa forma, hasta que tuve que regresarme al Departamento Audiovisual, porque con el cambio de gobierno, cambiaba también el Director de Enseñanza Media, sin embargo le seguía trabajando produciéndole cristales y calcomanías para sus maquinitas, por lo que decidí pedir un permiso por medio del sindicato para ausentarme por seis meses y dedicarme de lleno a la serigrafía, y así aparte de trabajar para el contador, buscaría a nuevos clientes a quien trabajarles.
En todo ese tiempo vi que podía yo solventar todos mis gastos trabajando por mi cuenta y que además tenía mucho más tiempo para estar con mi esposa y mis hijos, tiempo precioso en el que afortunadamente no me perdí de casi nada en su desarrollo de niños a jóvenes y de jóvenes a adultos pues todos contaron con mi presencia a diario y a todo momento, dándoles, creo yo, buenos ejemplos, de respeto, tolerancia y sobre todo de confianza, aunque no completita, porque tenía que estar pendiente de que no fueran a tener errores que les fueran a causar grandes problemas , y que aunque no pude evitar muchas cosas, gracias a Dios y sobre todo a su misericordia, salieron adelante con poco o nada de que arrepentirse de cosas que no tuvieran arreglo, recuerdo que a mi hijo José Luis, le gustaba tanto la serigrafía que a los diez años, ¡imagínense! hizo su primera calcomanía, haciendo él mismo el dibujo de un ogro, separando todos sus colores, y preparando todas las sedas necesarias para imprimirlos, quedándole un trabajo muy bien hecho a pesar de su corta edad, posteriormente se siguió de frente haciendo calcomanías de diferentes diseños que después vendía a sus compañeritos de escuela, formándose en él, un hábito de trabajo y una visión de comerciante y un sentido del orden que se ha visto incrementado notablemente con el tiempo.
Mi hija Claudia, recuerdo que era una mujercita muy cuidadosa en sus cosas y tareas de la escuela, tanto, que ella tenía siempre mucho cuidado de que su tarea se viera impecable así como la presentación de todos sus libros y cuadernos, era muy constante en el estudio y se esforzaba por sacar las mejores calificaciones. Le gustaba mucho la limpieza y que todas las cosas estuvieran en su lugar por lo que ayudaba a su mamá en los quehaceres de la casa y en los de la cocina.
Continuó con sus estudios hasta que terminó su carrerita de Contador Privado y en el poco tiempo que trabajó en ello, dejo constancia de su dedicación y empeño en el trabajo.
En el lapso de ese tiempo y tal vez motivada por nuestras palabras, las cuales no nos dimos cuenta a tiempo de que no fueron interpretadas adecuadamente, se dejó llevar por sus nobles sentimientos y se involucró en una situación que no tenía ningún buen futuro, pero, gracias a Dios se dio cuenta a tiempo de ello, ya que a pesar de que mi esposa y yo respetábamos su decisión, no estábamos convencidos de que fuera lo mejor, pero como sabía que contaba con nuestro total apoyo, ella decidió no seguir soportando esa situación y cortó por lo sano y a tiempo. Actualmente está casada con Raúl, un hombre bueno, noble, trabajador, cariñoso y responsable.
De Belem, que podría decir, que fue al igual que todos mis hijos una hija deseada por sus padres, que fue la respuesta a las plegarias de mi chaparrita por tener una hija que se pareciera más a ella, esto, porque mi hijo salió campechaneado, es decir, con algo de su mamá y con algo de mi, Claudita con mucho de mi y poco de su mamá, y cuando nació Belem, inmediatamente y no se porqué, nos dimos cuenta que tenía muchas características de su mamá y pocas mías, lo cual nos llenó de alegría por que quedábamos empatados mi chaparrita y yo.
Belém también fue una niña sumamente cariñosa con nosotros y con sus hermanos, y al igual que su hermana también fue ordenada y estudiosa pero un poco mas despreocupada que ella en la forma de estudiar, porque a Belem se le fijaban más rápidamente las cosas que estudiaba; si vieran como recuerdo aquel momento en que escuchaba un poco de música semiclásica, en el que, retorciéndose sus manitas, se acercó a mi y dándome sus bracitos me dijo; Pobre de ti papito que a nadie le gusta la música que escuchas, pero no te preocupes yo te voy a acompañar. Que la subo a mi regazo y que se dispone a escuchar mi música con atención para que ya no me sintiera triste de escuchar solito lo que me gustaba. Que se acomoda entre mis brazos, y mas tardó en hacerlo que en quedarse dormida; con seguridad pensó que con la intención bastaba, y tuvo razón porque con esa actitud suya me hizo pensar en todo lo que mi familia me amaba.
Cuando ingresó a la secundaria, cambió un poco su actitud, ya que su reacción, causada por el cambio de niña de primaria al de señorita de secundaria en el que surgía incontenible el cambio hormonal en su personita, le hizo rebelarse un poco a la autoridad de nosotros, sus padres, sin embargo todo eso quedó en su memoria, para que, cuando sus propios hijos se encuentren en esa situación, lo recuerde para saber como manejarla teniéndoles el amor y la paciencia que sus padres le tuvieron y que siguen teniéndole hasta la fecha.