Incontinencia urinaria, todavía un tema tabú
Aún se diagnostican
pocos casos debido a la baja aceptación social y la desinformación de
los afectados
Más de seis millones de españoles sufren incontinencia
urinaria. Sin embargo, en la mayoría de los casos, esta patología
permanece oculta en las consultas médicas. La Asociación de Pacientes
con Pérdidas de Orina y Urgencia Miccional (APPO) aboga por romper el
estigma social y poner voz al secreto, en colaboración con los
profesionales sanitarios. La finalidad de esta iniciativa es animar a
las personas con incontinencia urinaria, sobre todo a quienes padecen vejiga
hiperactiva, a hablar de su enfermedad con el médico.
La incontinencia urinaria genera un gran impacto emocional que afecta a
la calidad de vida de los pacientes y, en muchas ocasiones, puede ser
causa de insomnio, baja autoestima, aislamiento social e, incluso,
depresión. Factores como el envejecimiento,
la obesidad,
el número de partos,
la cirugía pélvica o una predisposición genética influyen en el
desarrollo de una urgencia miccional frecuente, molestias o distensión
abdominal, síntomas frecuentes en quienes padecen incontinencia urinaria
o vejiga hiperactiva.
Una gran desconocida
La Asociación de Pacientes con Pérdidas de Orina y Urgencia Miccional
(APPO) define la incontinencia urinaria como "el último tabú médico de
la sociedad", si bien la vejiga hiperactiva es todavía más desconocida.
Este trastorno se caracteriza por una urgencia miccional que, en
ocasiones, guarda relación con la incontinencia. A menudo, comporta la
necesidad de orinar con frecuencia y levantarse de manera continuada por
la noche (nocturia) para acudir al baño. El secretario ejecutivo de la
APPO, Diniz Almeida, explica que "el 40% de las personas con vejiga
hiperactiva no comparte esta preocupación ni con sus parejas".
La vergüenza es la razón principal para ocultar la incontinencia
tanto al entorno cercano como al médico
La solución pasaría por una mayor confianza con el médico y la familia
o el entorno social más inmediato. Los casos que se diagnostican son
pocos debido a la desinformación y la baja aceptación social con que
cuentan estas enfermedades. También el porcentaje de tratamiento
es ínfimo.
La campaña itinerante de la APPO "Conversación en Confianza" ha
concluido que las barreras sociales que dificultan el diálogo sobre la
incontinencia siguen vigentes. La causa principal es la vergüenza, tanto
en el entorno más cercano como ante el profesional sanitario.
En clave femenina
Aunque el problema es común para ambos sexos, una de cada cuatro
mujeres españolas sufrirá algún episodio de incontinencia urinaria
durante su vida. Puede desarrollarse a cualquier edad, pero la
incidencia aumenta en las personas mayores: algunos estudios señalan que
la prevalencia a partir de 65 años se aproxima al 60%. Además, muchas
patologías provocan incontinencia urinaria y es frecuente que se asocie
con la realización de un esfuerzo brusco e inesperado, como toser, reír o
estornudar.
En otros casos, la necesidad de orinar sobreviene de forma repentina y
no da tiempo a llegar al baño o es difícil encontrar un aseo púlico.
Las pérdidas de orina ocasionan situaciones incómodas y comprometidas,
sobre todo, si la ropa se moja y se mancha. Las pacientes tienen miedo a
que la gente perciba el olor desagradable de las pérdidas. Estas
situaciones generan una angustia psicológica que empuja a buena parte de
las mujeres afectadas a no salir de casa y evitar el contacto con
amigos o familiares.
Los médicos, sin embargo, insisten en que hay varias formas de paliar
este trastorno. Conviene evitar los medicamentos con efecto diurético,
los alimentos que irriten la vesícula (bebidas con gas, café, té,
chocolate, alcohol, cítricos, tomates y miel) y los hábitos tóxicos que
provoquen tos (como el tabaquismo)
porque si ésta se cronifica, debilita el esfínter y facilita la
incontinencia. Hay que evitar la ingestión de líquidos a partir de las
siete de la tarde y distribuir el aporte de un litro y medio diario de
agua, que el cuerpo demanda durante el día. Tampoco hay que abusar de
especias y se debe controlar el consumo de sopas, caldos o frutas con un
contenido de agua muy elevado, como la sandía o el melón.
Si se utilizan pañales u otros tipos de absorbentes, hay que
cambiarlos con frecuencia para evitar la humedad y procurar una adecuada
higiene
diaria del área urogenital. No conviene realizar ejercicios físicos
intensos que incrementen la presión intra-abdominal. Es frecuente que
las tenistas sufran incontinencia tras años de práctica deportiva.
REHABILITACION PERINEAL
La cirugía es la solución que se propone para muchos casos de
incontinencia, si bien es un área delicada. Otro tratamiento conservador
-no quirúrgico- intenta restablecer o mejorar los músculos del suelo
pélvico y la función de los órganos relacionados con esta zona. Este
programa de ejercicios se recomienda a menudo tras
el parto y antes y después de la cirugía uroginecológica.
Un ejercicio local y específico de los músculos del piso pélvico
puede mejorar su estado
El tratamiento consiste en un ejercicio local y específico de los
músculos del piso pélvico, junto con el control de su contracción y unas
pautas de trabajo para tonificar esta musculatura. Al mismo tiempo, se
trabajan los músculos abdominales, muy coordinados con los del periné.
Si se hace de manera correcta, se favorece la salud de la zona y se
evitan presiones desmesuradas. El fisioterapeuta
del periné enseña a las pacientes a realizar contracciones
perineales activas de forma manual, por medio del biofeedback,
electroestimulación y gimnasia abdominal.