Hierve la sangre en tu regazo
Batido con lágrimas de seda
Poseído por el duende de la noche
Y aniquilado entre deseo y pena.
Mortales y sangrantes mis heridas
Producidas por el arma de tu belleza
Desgarrada mi piel entre tus uñas
Presionada por la fuerza de la lujuria.
Dulce voz que me consuela
Susurro que adormece mis heridas
Tu voz suplicándome al oído
¡! No pares!! En tu ímpetu y brío.
Es el furor de la batalla
Desatada entre sabanas de debilidad
Y alimentada por la furia derramada
De nuestra propia felicidad.
Tiembla en mis manos tu torso
Avivando sensualidad y aprecio
Por una vida sin sentido
Donde ambos convivamos nuestro sueño.
Movimientos rítmicos, alocados
Dibujando siluetas en las sombras
Dos cuerpos guerreando sudorosos
En combate hostil por copular y yacer majestuosos.
Consumido nuestro instante desbocado
Desatada fuerza de la noche
Fluye de los sueños la ternura
Y emergen de adentro el fluido.
Yacemos embriagados en la frescura de la noche
Que consuela instante perdido
Lagrima incauta, asoma
Pues el momento no es eterno
Y difícil prolongarlo en el tiempo.
Mas, nada impedirá permanecer a tu lado
Y repetir eternamente este momento
Donde duermen los sentidos su lujuria
Y muere la noción de la impudicia.
Amo la pasividad de las tinieblas
Que gozan con la batalla de los sueños
Y ocultan la dignidad con su derroche de amor.
Te amo…
13/12/2010
Saludos
kuko