Just Another Day
Poema cinco
La lluvia se desliza por las plumas del día, siempre inconclusa como una muchacha llena de astucias y caricias libre para conjurar lo más hondo y furtivo del deseo.
¿Cómo saber, entre los laberintos de la sangre, en dónde está la clave de ciertos momentos extrañamente adorables y crueles cuando las Esfinges disputan en nuestros corazones?
El lecho se mece en la corriente hasta tornarse niebla, palabras a la deriva, un pálido hueco. Amanece, en las casas se enciende fuego, los elementos dispares del día inician su batalla, sus injurias, tales islas emergen a la miseria, al tránsito, los trabajos llegan con su capucha de tortura, pero aún flota un gran esplendor, una delicia incierta en las constelaciones que aún tiemblan en el cielo de los besos. Los amantes que juntos yacieron se separan bajo el trueno de la mañana. Ahora saben que su vínculo es terrible con el último embrujo de sus caricias.
Enrique Molina
13.11.10
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