Segregan mis venas un fuego precisando que lo amamantes, entre suspiros delirantes y tus labios sedientos. Prenden banderas en llamas en mis llanos y mis cimas, esperando la conquista del tacto de tus ganas. Izan las antorchas de mis cumbres el fogoso camino al cielo alumbrándote hasta el sueño que exprimen nuestras urbes. Flamean los poros de mi deseo tu nombre con ansiedad, visntiéndome de humedad y reptando por los fosos de tu cuerpo. Enciendes el ardor que envenena con solo dictar mi nombre y quedo donde nada más responde que el sentimiento entre tus venas.