Se necesita coraje para pararse y hablar. Pero mucho más para sentarse
y escuchar". Winston Churchill.
El saber escuchar involucra muchos aspectos que debemos saber
manejar a fin de optimizar resultados positivos en nuestro
comportamiento y en nuestras interrelaciones de tal manera que se
manifieste un clima positivo, genere confianza, respeto, interés,
atención.
Según Robertson, todos pensamos que escuchar es importante, pero,
¿cuántos de nosotros lo hacemos bien?. Me permito informar que sería
raro encontrar uno entre cien altos ejecutivos que fuese, de verdad, un
buen oyente. Mucha gente centra su atención en lo que va a decir
después de que termine de hablar la otra persona. Ni siquiera intentan
comprobar lo que creen haber oído, y mucho menos reconocer el tono o
los matices emotivos. Se trata de errores fundamentales a la hora de
emplear esta habilidad básica. Con independencia de los estudios que
haya cursado o de su experiencia, usted debe aprender a escuchar.
Alexis Colina Jiménez, nos indica sobre este tema, que si Ud. no sabe
escuchar, corre el riesgo de comunicar muy bien cosas que no le
interesan a la gente, en los últimos años los especialistas han venido
otorgando una atención especial a la habilidad de saber escuchar,
dándole un tratamiento relativamente independiente dentro de los
estudios sobre el proceso de comunicación. Resulta interesante que, en
investigaciones realizadas sobre habilidades de directivos exitosos,
junto con la de ser buen comunicador, aparece la de saber escuchar. En
otras ocasiones, cuando se señala la comunicación verbal entre las
principales habilidades que debe tener un directivo, se adiciona la de
saber escuchar.
Realmente, pasamos más tiempo escuchando que hablando. Según
investigaciones, del tiempo total que dedicamos a la comunicación, el
22% se emplea en leer y escribir, el 23% en hablar, y el 55% en escuchar.
Esto no quiere decir, en manera alguna, que estemos más dispuestos a
escuchar que hablar, sino que estamos más expuestos a estar
recibiendo información que a transmitirla.
Sobre esto, un estudioso y consultor de estos temas plantea lo
siguiente:
“Todos pensamos que escuchar es importante, pero, ¿cuántos de
nosotros lo hacemos bien? Me permito informar que sería raro encontrar
uno entre cien altos ejecutivos que fuese, de verdad, un buen oyente.
Mucha gente centra su atención en lo que va a decir después de que
termine de hablar la otra persona. Ni siquiera intentan comprobar lo que
creen haber oído, y mucho menos reconocer el tono o los matices
emotivos. Se trata de errores fundamentales a la hora de emplear esta
habilidad básica. Con independencia de los estudios que haya cursado o
de su experiencia, usted debe aprender a escuchar...”.
Colina en su análisis, nos aporta, que son muy diversos los beneficios
que los especialistas han identificado de saber escuchar. Según
Robertson:
“... las personas que muestran mayor interés, son los más interesantes,
los mejores interlocutores y quienes obtienen más éxito en la vida. La
gente que no sabe escuchar suele poseer un ámbito de intereses muy
limitado y, con frecuencia, reduce las posibilidades de su desarrollo
profesional y su capacidad de satisfacción personal. Si se interesa en los
temas que interesan a aquellos con los que dialoga, extraerá al menos
tres ventajas...“.
La primera ventaja
que identifica Robertson cuando se sabe escuchar es
que eleva la autoestima de la persona que habla. Lo que la gente dice es
importante para ella, aunque no lo sea para Ud. Al escucharla con
atención, le está expresando que es importante para Ud., que tiene
determinado valor lo que esta diciendo. Con esto, al mismo tiempo que
genera un clima positivo para la comunicación y las relaciones
interpersonales, está contribuyendo a que la otra persona lo trate con
idéntico respeto y consideración.
La segunda ventaja
es que Ud. podrá ampliar su vocabulario
indirectamente. Varios estudios han demostrado que los individuos que
tienen más éxito, independientemente de su ocupación, son los que
cuentan con un vocabulario más amplio. Los adultos con una educación
media poseen un vocabulario de aproximadamente 2 000 palabras y
utilizan sólo 400 en el 80% de sus conversaciones.
Las personas de éxito emplean unas cien palabras más en su
vocabulario de trabajo.
Una razón por la que estas personas alcanzan mayor éxito es que
disponen de más opciones para solucionar problemas. El hombre piensa
en forma de categorías que se definen mediante las palabras. Cuanto
más amplio es el vocabulario, mayor es la capacidad de que disponen
las categorías del pensamiento para proporcionar mecanismos con los
cuales identificar y resolver los problemas. Los medios más efectivos
para ampliar el vocabulario y, por tanto, para tener una mayor variedad
de opciones, son la lectura y la atención del que habla.
La tercera ventaja
es que, quienes saben escuchar con atención,
aprenden de forma indirecta. Todos somos expertos o conocedores en
algún área en la que los demás pueden no ser tan conocedores). Quien
sabe escuchar atentamente descubre y se beneficia no sólo del estilo de
los demás, sino también del contenido de sus mensajes.
Agrega Colina, que El “arte de escuchar” también está en el centro de la
teoría de la “Inteligencia Emocional”, que ha revolucionado el concepto
de inteligencia que ha prevalecido durante años. En la parte dedicada a
“Ser hábil con la gente”, D. Goleman incluye, entre las principales
habilidades que caracterizan la inteligencia emocional, la de
Comprender a los demás, expresando como sub-título Percibir los
sentimientos y perspectivas ajenas, e interesarse activamente por sus
preocupaciones.
Cuando se refiere a “El Arte de Escuchar”, Goleman expresa:
“Cuando estás desesperado por hacer una venta no escuchas con la
misma atención.. Para escuchar en el lugar de trabajo es esencial
escuchar bien... Quienes no pueden o no saben escuchar dan la
impresión de ser indiferentes o insensibles, lo cual a su vez, torna al
otro menos comunicativo. Escuchar es un arte. El primer paso consiste
en dar la sensación de que uno está dispuesto a escuchar; esta aptitud
se corporiza en los gerentes que observan una política de “puertas
abiertas”, que se muestran abordables y que se esmeran en escuchar lo
que su gente tiene que decir. Y, a los oídos de quienes se muestran
abordables, llega más material.. ”.
También no invita Colina a considerar las “10 Reglas de la Buena
Escucha de Keith Davis”, que son las siguientes:
1- Deje de hablar.
Ud. no puede escuchar si está hablando.
2- Hacer que el que habla se sienta cómodo.
Ayúdelo a sentirse que es libre de hablar.
3- Demuéstrele que desea escucharlo.
Parezca y actúe como si estuviera sinceramente interesado. No lea la
correspondencia mientras le hablan.
4- Elimine y evite las distracciones.
No se distraiga jugando con pedazos de papel, escribiendo, etc.
5- Trate de ser empático con el otro.
Trate de ponerse en su lugar, de manera que Ud. pueda comprender su
punto de vista.
6- Sea paciente.
Dedíquele el tiempo necesario, no interrumpa.
7- Mantenga la calma y su humor.
Una persona colérica toma el peor sentido de las palabras.
8- Evite discusiones y críticas, sea prudente con sus argumentos.
Esto pone al otro “a la defensiva”, tiende a predisponerlo.
9- Haga preguntas.
Esto estimula al otro y muestra que Ud. está escuchando, además de
ayudar a desarrollar otros temas. (Esta es otra de las características de
los negociadores exitosos, preguntar mucho).
10- Pare de hablar.
Esto es lo primero y lo último. Todas las otras reglas dependen de esto.
Ud. no puede ser un buen escucha mientras esté hablando.