En el blog de hoy abordaremos la vacunación materna frente a diversos agentes infecciosos durante el embarazo. Sin duda este capítulo merece una consideración especial, teniendo en cuenta tres peculiaridades propias del embarazo en relación con la infección y la inmunización:
1. El embarazo constituye una situación de fisiológica inmunosupresión capaz de hacer a la mujer (y por tanto también al feto) más vulnerables a la acción de ciertos microorganismos.
2. Las infecciones durante la gestación constituyen una causa importante de enfermedad, secuelas y mortalidad materna y perinatal. Ello ha propiciado un amplio grado de consenso entre las sociedades científicas y sanitarias a la hora de considerar la prevención de infecciones mediante vacunación como una opción claramente preferible al tratamiento de la enfermedad establecida.
3. Sin embargo, la aplicación de medidas preventivas no es inocua. Por ello con frecuencia se plantea la dualidad entre vacunar o no, o lo que es lo mismo, entre tomar actitudes de intervención asumiendo riesgos controlados, pero inevitables, para prevenir la aparición de una posible infección o no asumir estos riesgos confiando en la escasa probabilidad de que la madre padezca una determinada infección, pero asumiendo una mayor severidad del cuadro en caso de presentarse. Bajo esta perspectiva parece existir un cierto acuerdo en que la embarazada debe vacunarse lo menos posible, pero tanto como sea necesario.
Por otra parte, no todas las vacunas son iguales. Unas están compuestas de gérmenes vivos como los que producen la infección natural, virtualmente capaces de infectar al sujeto vacunado, mientras que otras sólo contienen fragmentos o toxinas de los microorganismos frente a los que se pretende inmunizar. Éstas son incapaces de producir o una infección. La decisión de vacunar o no a una mujer embarazada dependerá por tanto, no sólo del riesgo materno y fetal, sino de otros factores como la propia vacuna, su experiencia de uso en el embarazo o las circunstancias epidemiológicas del medio en el cual se encuentre la embarazada.
La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia y la mayoría de Sociedades Científicas aconsejan revisar el historial vacunal de toda mujer en edad fértil previamente al inicio de la gestación y plantear una cumplimentación del mismo antes de un eventual embarazo. Dicha circunstancia desafortunadamente no es siempre posible y con frecuencia la mujer, ya embarazada, consulta por una situación de riesgo. Para estos casos y como norma general pueden considerarse como:
Vacunas desaconsejadas: Sarampión, Rubéola, Parotiditis, Varicela, Poliomielitis (vacuna tipo Sabin). Tras la vacunación de una mujer con estas vacunas debe transcurrir un periodo mínimo de 4 semanas antes de quedar embarazada.
Vacunas seguras: Difteria, Tétanos, Cólera, Meningococo, Neumococo, Hepatitis A, Hepatitis B, Rabia, Poliomielitis (vacuna tipo Salk).
En cuanto al caso concreto de la vacuna frente a la gripe estacional y gripe A, se aconseja su empleo durante los periodos estacionales susceptibles de contagio.
Dr. Jesús Hijona Elósegui
Es médico especialista en Obstetricia y Ginecología en el Hospital Universitario Materno-Infantil de Jaén y Doctor por la Universidad de Granada.