Los recién nacidos controlan la temperatura con dificultad. Hay que tener en cuenta que cuando estaban dentro de su madre la temperatura variaba menos de un grado si no había problemas. Su cuerpo no necesita prácticamente producir calor.
Si ves a tu bebé con las uñas moradas es que necesita que lo abrigues más.
Eso cambia de repente. Nada más nacer pasan de unos 37 grados a lo que haya fuera, habitualmente menos de 25. Eso para ellos es un frío de padre y muy señor mío. Y el cuerpo tiene que empezar a producir calor y mantener por sí mismo una temperatura estable (somos animales que regulamos nuestra temperatura).
Hay dos formas de mantener el calor del recién nacido en ese momento: contacto piel con piel con la madre o cuna con foco de calor. Pasada esta primera adaptación, una vez que el niño tiene ya cierta capacidad de regular su propia temperatura, la ropa ayuda a conservar el calor que genera su cuerpo para evitar que tenga que gastar más energía con el esfuerzo que eso le supondría.
¿Y qué ropa le ponemos? Eso varía según la cultura. En la nuestra el kit básico lo componen pañal, body, pijama (cuerpo entero, o polainas y camisa) y gorro.
- El gorro es especialmente necesario las primeras horas de vida. No suele ser necesario después de los dos primeros días si la habitación tiene temperaturas de 20 grados o más.
- El body evita que le queden la espalda y la barriga al aire cuando se mueve.
- Los calcetines no me gustan mucho. Es frecuente que se le salgan o la goma le apriete.
- Prefiero las polainas (pantalón-calcetín) y camisa encima del body al pijama entero porque son más cómodos para cambiar pañales.
- Los pijamas de cuerpo entero que se abren por debajo abrigan menos que las polainas por los huecos que quedan abiertos entre los broches.
¿Y cuantas capas de ropa? Yo suelo recomendar que hasta aproximadamente el mes de vida se ponga al bebé dos capas de ropa más que la que necesitan los padres para estar a gusto. Y por encima del mes hasta los 6 meses una capa más.
Hay una indicación aún así más fiable: como aún no regula la temperatura demasiado bien, suele reaccionar de forma exagerada a temperaturas más altas o bajas de lo normal. De modo que si ves a tu bebé con las uñas moradas es que necesita que lo abrigues más. Y si lo ves incómodo y muy colorado es que le sobra ropa. Ni está helado en el primer caso, ni tiene fiebre en el segundo (ponle el termómetro si tienes dudas). Simplemente desencadena mecanismos exagerados para regular su temperatura por inmadurez (labilidad vascular del recién nacido).
Dr. Jesús Garrido García
Pediatra privado especializado en Puericultura y seguimiento infantil con consulta en Granada. Consejos sobre salud infantil con un lenguaje claro y comprensible para padres y abuelos.