En 1987, la doctora en Psicología Francine Shapiro, mientras caminaba una mañana de primavera por el parque, como lo hacía habitualmente, se sintió de pronto agobiada por la gran cantidad de cosas que ese día tenía que hacer.
No pudo evitar que su mente fuera invadida por emociones negativas y que la angustia dominara su estado de ánimo.
Sin embargo, pudo notar al mismo tiempo, que espontáneamente sus ojos comenzaron a moverse de un lado a otro, de izquierda a derecha, y que repentinamente, cuando quiso volver a recordar su lista de obligaciones pendientes en su agenda para ese día, se dio cuenta que ese recuerdo ya no le ocasionaba ninguna angustia ni ansiedad.
A partir de ese día, la doctora Shapiro se dedicó a investigar este fenómeno natural con cientos de alumnos, amigos y familiares y descubrió que si los probandos recordaban sucesos que les producían ansiedad, el movimiento ocular de izquierda a derecha, inducido por su dedo índice frente a los ojos de los voluntarios, hacía que la emoción negativa que les suscitaban esos recuerdos desapareciera, liberándolos de la ansiedad que les provocaban.
Después de realizar gran cantidad de experimentos y confirmar la eficacia de este procedimiento, la doctora Shapiro comenzó a difundir esta práctica, perfeccionada con el aporte de otras importantes escuelas de psicoterapia.
Todos sus experimentos constataron que los pacientes podían cambiar sus pensamientos negativos con la ayuda de los movimientos oculares, logrando controlar su ansiedad.
Este tratamiento también provocaba en sus pacientes la aparición de recuerdos olvidados, relacionados con la raíz de sus problemas, lo que permite de una manera muy breve, resolver casos que hubieran llevado años de terapia convencional.
Este método terapéutico que la doctora Shapiro denominó EMDR (siglas en inglés que significan desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares), resulta operativo tanto para pequeños como para grandes traumas, porque desde esta perspectiva, cualquier emoción negativa es considerada importante.
El EMDR tiene en cuenta la experiencia personal y se centra en la manera en que la persona afectada por lo que le sucedió lo ha vivido, independientemente de que objetivamente el episodio pueda parecer intrascendente.
Esta técnica fue aplicada en forma masiva a cientos de personas que fueron afectadas por el ataque terrorista a las torres gemelas de New York, el 11 de setiembre de 2001, y posteriormente también fue utilizado para el tratamiento de los sobrevivientes del atentado ocurrido en los trenes Atocha en Madrid.
Desde entonces, esta forma de terapia continúa implementándose para ayudar a las personas que han sufrido traumas, a elaborar y desensibilizar sus mentes de emociones negativas.
El EMDR resulta eficaz para el tratamiento de traumas de guerra, para bomberos, policías, pacientes con fobias, ataques de pánico, terrores nocturnos, trastornos del sueño, violaciones, duelos, etc.
Los movimientos oculares de izquierda a derecha, estimulan el reprocesamiento de la información y se puede recordar la experiencia traumática sin la carga emociona negativa asociada a ella.
Aunque el recuerdo no desaparece, se puede conservar en el pasado como una experiencia resuelta y terminada, que no se reactivará en el presente, por estar desprovista de la emoción negativa que la acompañaba.
Fuente: “Nacer conectado, vivir consciente”, Roser de Tienda, Ed. Obelisco.