No...no piense amor que te he olvidado
No...nunca de mi tu pienses eso...
porque te llevo a mi recuerdo atado
añorando la magia de tus febriles besos.
Yo vivo con el ansia de volver a verte
no se cuando será...pero...yo se que será
aunque tengo miedo de no reconocerte
y...temo que tu...no me reconocerás.
Han pasado los años, pero ¡Parece que fue ayer!
la vida en su avalancha sin piedad nos empuja...
y añorando a un pasado que quisiera volver
de nostalgia el corazón se nos estruja.
Hemos envejecido...ya sólo peinamos canas
la vida lentamente de nosotros se fuga
y así de pronto...de la noche a la mañana
el espejo nos delata las múltiples arrugas.
La vida inclemente, a veces nos flagela
y a vivir entre rejas, hirsutas nos condena
somos como un bajel que deja tras su estela
una huella invisible de dolor y de pena.
Yo se que ya no eres...como ayer tu eras...
la vida en su vaivén nos cambió de rumbo
se convirtió en invierno nuestra primavera
y hoy vamos como parias por el mundo.
No...no pienses que he dejado de quererte
no importa que los años veloces se hayan ido
porque... aún en los umbrales de mi muerte
te juro mi amor... que no te olvido.
No... no pienses nunca que dejé de quererte
yo no quiero pensar que dejaste de amarme
porque ardo en deseos de otra vez tenerte
y al fuego de tu hoguera con tu amor quemarme.
¡Cómo puedes pensar que yo pueda olvidarme
si de tanto quererte mi vida es un tormento..
a veces te juro...que dejara arrastrarme
si hasta tí me llevara el ímpetu del viento.
Te acuerdas de las noches junto al muro
aquel donde al amor los dos nos entregamos,
desde entonces aprendí a amarte...y hoy te juro
que entre mas tiempo pase mas te amo.
Mi vida sin tu amor es un erial
donde triste languidece el álamo
vislumbrando en mi mente una noche nupcial
en los mágicos umbrales del tálamo.
Te acuerdas de aquel dia entre rocas y piedras
cuando caminabamos por la orilla del rio...
y bajo aquel árbol cubierto por la hiedra
donde todos tus encantos fueron mios.
Aquella tarde...bajo la magia del estío
sus brillantes colores en el rio reflejaba
yo tenía en mis manos...algo que no era mio
porque el rio en su corriente se llevaba.
Hoy me siento sólo...triste...abandonado
y el recuerdo de tu amor sin piedad me azota
soy como un árbol que el viento ha deshojado
y yace moribundo con las ramas rotas.
Solitaria y triste volaba una gaviota
solitaria y triste como mi alma...sola...
y me parecía desangrarme gota a gota
cuando rompian en nuestros pies las olas.
Quien sabe si algún dia volvamos a encontrarnos
allí en la misma alcoba...sobre el mismo capuz
y quien sabe si otra vez vuelva a iluminarnos
nestros cuerpos desnudos aquel rayo de luz.
Recuerdo que colgaba de tu pecho una cruz
que radiante brillaba entre tus lindos pechos
dos perlas luminosas...del tesoro de ormuz
expuestas a mi sobre aquel blanco lecho.
Hoy me siento todo el corazón deshecho
como por una daga sin piedad herido...
en mi oquedad sufriendo tu despecho
por tu amor, por tu ausencia y por tu olvido.
Son tantos los recuerdos del pasado aquel
que mi alma de pensar se desespera
es llegar a tu puerta...quedarme en el dintel
y conformarme sólo con verte desde afuera.
Que triste es llegar al pie de tu escalera
y contemplar desde abajo tu aposento...
ver como trepa la hermosa enredadera
y como penetra por tu ventana el viento.
Es vivir prisionero en un convento
sin saber si es de noche o si es de día...
Ahh... si escucharas de mi alma su lamento
quizas si entonces...quizas si entonces volverías.
Felix Pagés
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