Tengo la sangre roja como llamarada la conciencia perdida en el sonido de una guitarra.
Dueña soy del cante y del baile por mi raza gitana Y heredé de los califas el color de la mirada.
Nací libre, como el aire que cimbrea las cañas y con el genio de los poetas que murieron por su palabra.
Llena de volantes y de luna llena tengo el alma y mis quejidos son la fragua donde se funden mis lágrimas
para convertirse en soleares, fandangos y tarantas y cantar con la alegría que todas las penas espanta.
Soy mujer, soy tierra, campo verde, blanca alba Mi nombre Andalucía, mi oficio Madre y Patria.
D/A
Si tuviera que pintar Andalucía
pintaría una guitarra, que se cimbrea con la tarde y una mano que le arranca quejido y llanto, y una luna que se asoma y un manto blanco.
Si tuviera que pintar Andalucía pintaría un hombre cantando y a un niño que juega y a un perro ladrando. Una mata de hierbabuena, un río, un sendero, casitas de cal y arena y en medio pondría el salero.
Si tuviera que pintar Andalucia pintaria un arroyuelo y una mujer lavando y pintaría si se puede, pintaría un fandango. Puesta de sol sobre el campo, lleno de almendros y olivos, hinojos para el encanto y unos vasos de vino. Si tuviera que pintar Andalucía, pintaría una noche de verano, la alberca donde croan las ranas, las flores con el rocío temprano y un anciano , que toma el sol de la mañana, una paloma blanca y otra paloma que tras volar las estrellas,veredas y las lomas se paran en los rojos tejados. y los verdes sembrados. Si tuviera que pintar Andalucía pondría el azul de fondo porque Andalucía es agua grandes nubes por el cielo, un marinero y su barca. Una reja y un te quiero que sale limpio del alma. Si tuviera que pintar Andalucía, pintaría una puesta abierta a la esperanza, un barco que entra en el puerto y otro barco que se marcha. Un mocito y una mocita, un coro entorno a la hoguera, bailando una gitanita y los aires de la Alameda. Si tuviera que pintar Andalucía , pintaría sus patios, sus ventanas, sus balcones, mil macetas de geranios y albahacas, el fulgor diminuto de sus blancos jazmines, todo el encanto de sus rosas y parras y flotando en el aire, dejaría el aroma de la gran dama de noche.