“Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham.
Y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo:
Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete
a tierra de Moríah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.”
Dentro de nuestra vida existen momentos claves, momentos
que son determinantes para nuestro crecimiento.
De la misma forma como un futbolista se para frente a la pelota
para patear el último penalty, el decisivo, el que le dará
la copa mundial a su país, mientras que millones de personas
lo miran por televisión; todas las practicas, y todos los
entrenamientos se reducen a un sólo momento;
de la misma forma también en la vida de un cristiano existen
momentos que determinan nuestro avance o estancamiento espiritual.
1. De las decisiones que se toman en esos momentos surgen
SIEMPRE consecuencias, las cuales nos condicionan a realizar
una actividad específica. Abraham se encontraba en ese punto
clave para su vida espiritual en el cual Dios le había pedido aquello que más quería (Génesis 22: 2)
Abraham había pasado esperando que Dios cumpliera su
promesa literalmente toda su vida. Dios le había prometido
que le daría un hijo pero no le dijo cuándo.
Es por eso por lo que Abraham tuvo que hacer un esfuerzo
sobrehumano para creer que al siguiente día Dios cumpliría
su promesa, y así se fueron agregando meses y años.
Hasta que al fin hubo una señal del cumplimiento de la promesa,
aunque para ese entonces Abraham ya estaba anciano (Génesis 18: 10)
Dios cumplió su promesa y le dio a Abraham su hijo aún a pesar
de su edad ya avanzada, y es que cuando Dios te hace una
promesa Él te la cumplirá. Pasó el tiempo, Isaac creció y
se convirtió en un joven. Abraham se iba haciendo cada vez más
poderoso a tal punto que los reyes le tenían miedo pues Dios estaba con él. (Génesis 21:22-34)
2. Cada vez que Dios te da bendiciones y te engrandece
ante los demás Él te pedirá algo a cambio, pero no para
compensar lo que tienes, sino que para recordarte que lo que
tienes es por Él. Generalmente te pedirá lo que más quieres
para probar tu dependencia y fidelidad hacia Él.
Otras veces lo hará porque quiere darte algo más grande.
Abraham sabía que todo lo que poseía había sido por la mano
de Dios quien se complació en dárselo.
Pero lo que no esperaba era que Dios le pidiera a Isaac como
sacrificio. Y es que es bastante desconcertante que Dios
le pidiera algo que Él mismo le había dado y, más aún,
por lo que espero toda su vida. Pero así es Dios con aquellos
que ha escogido para cosas grandes. Porque existe una ley
natural que nos dice que “Grandes cosas requieren grandes sacrificios”.
3. Dios no te pedirá más tiempo dentro de la iglesia o en tu
ministerio. Él te pedirá más tiempo fuera de la iglesia,
lejos del ministerio. Te comenzará a llamar cuando estás
enfrente al televisor o en la computadora, cuando estas con tu
novio/a o con tus amigos. Te buscará por las noches mientras duermes,
en el día mientras estudias o trabajas.
Lastimosamente nos hemos acostumbrado a buscar a Dios
en la iglesia pero fuera de ella nos olvidamos que existe.
Dios llamó a Abraham para hacer de él una nación grande,
y así fue, pero en el camino tuvo que vivir como un extraño en tierra ajena (Génesis 12: 1).
A medida que Dios nos bendice también nos probará para ver
que tanto lo conocemos, que tanto le obedecemos.
Él no nos pedirá algo que no podamos darle pero si algo
que probablemente nos dolerá dárselo con el único fin de
hacer morir la carne. Estos son los momentos claves del
cristiano en donde podemos elegir que hacer pero no podemos
elegir las consecuencias de nuestras decisiones, porque estas
para bien o para mal SIEMPRE llegan.
D/A