Alabado sea Jesucristo…
Lo que ves con tus ojos y oyes con tus oídos es la realidad; depende de ti como la utilizas. La realidad puede ser dura o blanda, fría o cálida, suave o áspera, tranquila o caótica; la realidad es tal como es. Podemos maquillarla o inventarnos sueños; podemos aún construir castillos en el aire y vivir en ellos, pero esto no va a cambiar la realidad. Ella es lo que es.
Entonces, hay que trabajar en lo más profundo de la consciencia para cambiar mi manera de percibir esta realidad. En la medida que acepto las cosas como son, sin fantasías aunque manteniendo una visión futura mejor, soy capaz de encontrar salidas verdaderas y actuar de forma que la realidad se adecue a la necesidad.