Alabado sea Jesucristo…
“Dichosos los que oyen la Palabra de Dios y la guardan” (Lc 11, 28).
Con estos términos se expresa Jesús en el Evangelio de hoy, y todos tenemos que prestarle atención pues nos concierne plenamente su mensaje. Y cuando dice que hay que “guardar” su Palabra, no nos está diciendo que la tenemos que esconder (como el avaro escondió el talento que recibió)… “Guardarla” significa respetarla y cumplirla, pero también tenemos que ser difusores de esa Palabra, haciéndola llegar -por los medios que tengamos a nuestro alcance- a nuestros hermanos de todo el mundo.
Esa es nuestra misión: la de ser apóstoles. Y lo cantamos con frecuencia cuando decimos: “Que misión tan grande es ser apóstol, seguir al Señor por donde vaya, anunciar con gozo el Evangelio y ser para los hombres, portadores de su paz”.
Pidamos a María, tener siempre la misma predisposición interior que Ella tuvo ante el anuncio del Ángel, y que así podamos ser verdaderos apóstoles de Jesús.