CAMINANTE NO HAY CAMINO
Caminante. Quiero dejar de caminar por esta umbría, donde el sol no puede traspasar el dosel del frondoso ramaje de las sombras, y el frío invierno entumecido, adormece la vida en la penumbra, quiero salir a la luz y ver despejado mi horizonte para que se aleje de mi pensamiento el desierto de lo insondable y conocer con claridad meridiana, las eras que se vislumbran en lontananza.
Caminante. Aunque mis pies están cansados, quiero seguir y cruzar la sombra de mis dudas, llegar al mundo nuevo que se espera donde prevalecerá la luz de los sentidos al vislumbrar el Edén de la bonanza, aunque para adentrarse en ese sueño de belleza y amor, hace falta que las manos no estén vacías, sino repletas de obras cumplidas amorosamente en nuestros semejantes, que será nuestro pasaporte al mas allá de lo impensable, donde serán valoradas.
Caminante. En la nueva Era que se espera, y ya superada las sombras de la noche, aparecerá un Sol radiante de luz embriagadora, un vergel lleno de hermosas alboradas, nuestro astro Rey no tendrá sombras ni manchas oscuras y permanecerá en un estado de bondad y sosiego, sin ninguna perturbación que altere su estabilidad, los campos llenos de verdor e inmensidad de flores, las aguas de los ríos, lagos y torrentes correrán alegres y limpias de impurezas y los habitantes de esta nueva serán los limpios de corazón y que dejaron -al atravesar de la sombra a la luz- la culpa de su anterior negativa existencia.
Caminante: Hiciste bien tu camino, dejándolo sembrado de buenas y fértiles semillas, que trasformaron tu sendero en un hermoso Vergel, donde Él, te gratificó con su Bondad Infinita y te dejó entrar en un Mundo Nuevo y lleno de Beldad, como premio a tu bondad y regenerada existencia. Autor: Casimiro López Cano.