Hoy cuento algo del amor, cariño, fidelidad
etc.etc. de los canes a su dueño: Empezaré por mi perrita llamada
chispa: Siendo joven tuve que ir a un pueblo subido en mi mula me
acompañaba -como siempre mi perita chispa- a comprar alimentos y a la
mitad del camino, me dio un dolor muy grande en el vientre, me bajé de
la bestia al suelo llorando mi perrita, empezó a ladrar y aullar y
salio corriendo por la vereda y se elejó bastante de mi, volvio al poco a mi
lado y viendo que seguia quejándome, salio otra vez ladrando, por el camino,
-me dí cuenta que lo que hacia era buscar alguíen que me ayudara-, al
rato apareció con un señor montado en una yegua y me djio, mire que su
perrita se acercaba a mi como llorando y señalándome para donde queria
que fuera con ella y me dije "algo pasa" cuando quiere que le acompañe
con tanta insistenia, y después que le conté lo que me ocurria, me
acompañó al pueblo mas cercano para que me visitara un médico y la
perrita ya dejó de ladrar o llorar, y yo le hice a aquel hombre,
partícipe de mi agradecimieto por su ejemplar comportamiento.
Despues ya de mayor he tenido otra perrita
llamada Pitiusa y como estaba solo, iva al campo a -Sierra Morena-
siempre ella conmigo, yo con mi bici, ella me seguia; un dia estando
descansando al lado de mi bici y la perrita, pasaron dos quinkis -maleantes-
subidos ambos en una vieja bicicleta, al llegar abajo de la pendiente,
se bajaron de ella y venían hacia mi -con la idea, seguramente, de
robarme la mía- mi perrita se los queria comer dando ladridos y salia
hacia ellos y no los dejaba pasar a donde yo estaba, yo tampoco me
movia, con la mano metida en el pecho, como si estuviera cojiendo
algún arma; se pararón, hablaron entre ellos y se volvieron, pues se
instuye que lo pensaron mejor y se largaron.
Un día me llamó mi hermano Rafael y me dijo:
Casimiro, vente con nosotros a Ibiza y así lo hice, tomé mi maleta, mi
perrita en su atransportín y en avión nos fuimos; ella de ninguna
forma admitia estar separada de mi y cuando llegaba la hora de dormir
se acostaba a los pies de mi cama y si no la dejabamos se pasaba toda
la noche gritando y ladrando así que tuvimos que consentir que allí
tambien durmira a mis pies y cuando queria hacer pipí o caca me avisaba
que la sacara fuera para hacerlo y cuando me iva a pescar tambien
iva ella, y un día que la dejamos en la casa, sujeta por el cuello
mordio el cordel lo rompio y se presentó en la orilla del mar donde
pescabamos y tuvo que andar varios kilómetros e ir a donde ella sabía
que estaría pescando; pero ese día dejamos el coche y nos fuimos a otro
sitio y allí por su olfato o lo que sea, se presentó, haciendo mil
alegrias con su ladrido, cuerpo y rabo al verme. En recuerdo a estos
animalitos y una vez que mi perrita Pitiusa, se fue al Lago Azul, me
prometi escribirle una carta en memoria a su cariño por mi, así que a
continuación lo hago:
A
mi adorada perrita Pitiusa: Cómo te recuerdo mi querida Pitiusa,bajo
el sol temprenero de la mañana,cuando ibamos al campo corrias tras
una pelota que arrojó mi mano, corrias bulliciosa al lejano matorral a
buscarla, y traerla de regreso a mi mano, llenándome de alegría,
inolvidable compañera mía, dispuesta a dejar tu alma tu corazón y tu
vida por mí, si instuías algún peligro. Por eso te recuerdo mi querida
Pitiusa, a mi llegabas con tu mirada pura, en mis dias de dolor, te
dabas cuenta de mi alegría y mi tristeza, cuando escribia en mi
ordenador me tocabas con tu manita mi brazo, para que no dejara yo de
acariciarte, o ir a jugar, si me ponía a trabajar en otra cosa, hacias
lo mismo.¿Como no recordarte?, ¿ Como no quererte ?¡¡ Me haces falta
Pitiusa y hoy inundado de lágrimas !! Quise escribirte; Es una deuda
que teniá contigo, parece mentira cuando te extraño¡¡. Ahora duermes,
mi compañera mi dulce amiga, ahora te has ido al lago azul, y sé que
me reuerdas como yo a tí y que un día estaremos juntos de nuevo, en
ese lago azul, llamado cielo. Jamás imaginé, quiererte y extrañarte
tanto¡ eras parte de mi vida y parte de mí. Casimiro López Cano