Alabado sea
Jesucristo…
En ocasiones los problemas que debes enfrentar son más de
los que querrías ocuparte de solucionar, y el mañana no parece ofrecer
soluciones. Tal vez te preguntes: ¿por qué a mí? pero la respuesta a veces no
está clara. Hasta es posible que sientas que la vida no es justa por poner
tantos obstáculos en tu camino. Los
caminos que cualquiera de nosotros elige tomar no están nunca libres de vallas
y curvas, pero tarde o temprano las vueltas conducen a una senda más recta.
Cree en ti y en tus aspiraciones. Pronto te darás cuenta de que el futuro
contiene muchas promesas para ti. Geri Danks
¡Buenos días!
¿Cómo hacer oración?
La oración
humilde y confiada es el poder que Dios pone en tus manos para que, como un
niño muy sencillo, le pidas todo lo que necesitas. Pero no debes suplicarle con
desesperanza, ni con una oración agitada, como si quisieras exigirle el
cumplimiento de tus deseos. A Dios hay que dejarle ser Dios y actuar con plena
libertad. Él te ama, y sabe lo que más te conviene.
Comienza por saber escuchar. El Cielo emite
noche y día. No ores para que Dios realice tus planes, sino para que tú
interpretes los planes de Dios. Pero no olvides que la fuerza de tu debilidad
es la oración. Cristo dijo: «Pedid y recibiréis». El pedir tiene su técnica.
Hazlo con atención, humildad, confianza, insistencia y unido a Cristo. ¿No
sabes qué decirle a Dios? Háblale de tus intereses. Muchas veces. Y a solas. ¿Y
las distracciones involuntarias? Descuida. Dios, y el sol, broncean con solo
ponerse delante. No hables nunca de «ratos de oración»; ten «vida de oración».
Para disponerte a
escuchar, puedes presentar al Señor alguna pregunta que centre tu atención e
impida cualquier divagación. Por ejemplo, puedes decirle: Señor, ¿qué quieres
de mí en esta situación? O bien, ¿qué deseas insinuarme con esta página del
Evangelio? Si al orar buscas con decisión la voluntad de Dios, tu vida cristiana
crecerá sólidamente.
Padre Natalio