Una tarde cualquiera
A veces durante horas de sosiego,
el silencio es compañero.
La luz tenue que acompaña el ocaso,
los pájaros cantando vuelven a sus nidos.
La luna va apareciendo entre nubes blancas,
y tras los cristales yo anhelo tu rostro.
Te pienso solitario, entre libros,
ocultando tu soledad, entre los latidos,
de ese loco corazón, que te invade,
que camina en tu interior,
con punzadas sangrándote,
en la herida, que se te abrió, en el alma.
Coges tu guitarra y la acaricias, transmitiéndole tu sentir,
salen, los sonidos, de tu alma;
son notas que quieren salir y respiran.
Brotan, cual flor en primavera.
La brisa entra, y me trae tu dulce sentir,
en esta tarde, cuando todo es espera…
|