Tu cuerpo, mujer
Bendito sea tu cuerpo tibio,
entrando en mi cama.
Benditas tus piernas desnudas
enredadas con las mías.
Bendito tu cabello
dibujando arabescos
en mi cuello mojado
Bendita la cama
que desatamos cada mañana.
Despiertas mi hambre de besos,
mi sed de caricias.
Deshojas las margaritas de mis deseos,
me despierto en el aleteo de tus pestañas,
en el sin fin de tu sonrisa.
Y deseo perpetuar auroras en tu seno desnudo,
dibujar atardeceres en tu vientre...
¡Cómo no quererte si me sale tan fácil!
Quiero cerrar tus ojos con mis besos,
dejarme llevar por el aroma de tu cuerpo,
¿A dónde?, no sé, ni me importa.
Sólo quiero perderme nuevamente entre tus brazos,
tejer el contorno de tu cuerpo,
con besos y caricias.
Retozo en la vera de tu aliento,
navego en la piel de tus caderas,
que se agitan, sube y baja...
trazando océanos de caricias.
Clavado en tu mirada,
descubro que la existencia tiene algo divino,
algo trascendente.
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