Alabado sea
Jesucristo…
Había una vez un hombre que calumnió grandemente a un
amigo suyo, todo por la envidia que le tuvo al ver el éxito que éste había alcanzado.
Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo con
sus calumnias a ese amigo, y visitó a un hombre muy sabio a quien le dijo:
"Quiero arreglar todo el mal que hice a mi amigo. ¿Cómo puedo
hacerlo?", a lo que el hombre respondió: "Toma un saco lleno de
plumas ligeras y pequeñas y suelta una donde vayas".
El hombre muy contento por aquello tan fácil tomó el saco
lleno de plumas y al cabo de un día las había soltado todas.
Volvió donde el sabio y le dijo: "Ya he
terminado", a lo que el sabio contestó: "Esa es la parte más fácil.
Ahora debes volver a llenar el saco con las mismas plumas
que soltaste.
Sal a la calle y búscalas".
El hombre se sintió muy triste, pues sabía lo que eso
significaba y no pudo juntar casi ninguna.
Al volver, el hombre sabio le dijo: "Así como no
pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así mismo el mal
que hiciste voló de boca en boca y el daño ya está hecho. Lo único que puedes
hacer es pedirle perdón a tu amigo, pues no hay forma de revertir lo que
hiciste".
¡Buenos días!
Dios, amigo del silencio
No temas al
silencio. El silencio vitalizará tu mente y tu sistema nervioso, y dotará de
solidez y fuerza expresiva a tus palabras cuando salgas de tus treguas de
mutismo y vuelvas a hablar. No es que la relación social sea mala, pero a veces
nos metemos y enredamos demasiado en el ajetreo y la palabrería del mundo.
Regálate baños de soledad y silencio.
Necesitamos encontrar a Dios y no lo hallamos
en medio del ruido y de la agitación. Dios es amigo del silencio. Miren cómo la
naturaleza empuja hacia el silencio. Miren cómo las estrellas, la luna, el sol
se mueven en silencio. ¿Nuestra misión no consiste en dar a Dios a los pobres
sin techo? No a un Dios muerto sino a un Dios vivo, que ama. Cuanto más recibimos
en el silencio de la oración, tanto más entregaremos en nuestra actividad.
Necesitamos el silencio para mover a las personas. Lo importante no es lo que
decimos nosotros, sino lo que Dios nos dice, y lo que dice a través de nosotros
(Teresa de Calcuta).
El cardenal
Carlos Martini, arzobispo de Milán, cuyos libros se vendían como pan caliente,
escribió: “Aun en la vida cotidiana más afanosa y complicada, estoy seguro que
es posible reservarse algunos momentos de silencio, si lo deseamos de verdad,
para retomar la conciencia de sí mismo y mirar desde ahí alrededor”.
¡Advertencia muy sabia!
Enviado por el P. Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para adorarte y
servirte. Hagamos como decía San Agustín: Señor a tí sólo busco, a tí
sólo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte. (Sol
1,1). La mies es mucha y pocos son los obreros para recogerla. El Señor
dijo: Vengan a mí los que están cansados y agobiados, que yo los
consolaré (Mt 11.28). Es la palabra de Dios. Alabado sea Jesuscristo.
Amén. Yo dibulgo cada día Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de
que se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a todos
los creyentes y no creyentes , que pidan al Señor Jesuscristo en
oración, que no haya más guerras ni hambre en el mundo, ni atentados
terroristas, ni políticos de guante blanco y reine la Paz, así cómo el
amor, en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado
Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro López