No hay fuerza para fingir
Sitiado por el dolor entre cuatro paredes
desde esta deshojada habitación fría y oscura
cuando en mi mente de pronto apareces
la noche a cada zancada se vuelve más dura,
cuando de toda culpabilidad aún careces
pienso que no es cierto que el tiempo todo lo cura.
No hay fuerza para fingir, la función se acabó.
No encuentro ese fuego que ardía como el mismo infierno,
solo queda ceniza ¡hasta tu voz se apagó!
No siento tu calor, qué frío llegará este invierno.
El cielo y medio mundo para mí se hundió
cuando en la cama me vi acostado sin ti.
Aquí estoy de nuevo sitiado por el dolor
escondido entre sombras en un rincón remoto,
no sé por qué no distingo el odio del amor,
ni porque siento en mi cuerpo como un terremoto,
algo similar a una máquina sin control,
algo así como el gemido de un corazón roto.
Johan
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