En cuanto
ha tenido a su disposición la tecnología necesaria para observar el
cosmos más allá de nuestro Sistema Solar, el hombre ha demostrado lo
que durante siglos intuyó: nuestra galaxia está inundada de planetas,
muchos de ellos probablemente muy parecidos al nuestro.
En apenas 20 años se
ha confirmado la existencia de unos 1.800 exoplanetas (objetos celestes
fuera de nuestro Sistema Solar), de los que una veintena
aproximadamente se encuentra en la denominada zona habitable. Quiere
esto decir que orbitan su estrella a una distancia que teóricamente les
permitiría albergar océanos, lagos o ríos con agua líquida en su
interior, pues no están ni tan cerca ni tan lejos de su astro como para
que fuesen mundos con temperaturas infernales o planetas helados, lo
que les convertiría en inhabitables. Y si albergasen agua líquida,
sostienen los astrofísicos, potencialmente podrían tener o haber tenido
en el pasado algún tipo de vida.
La mayoría de esos mundos han sido detectados en los últimos cinco años, muchos de ellos gracias al telescopio espacial de la NASA Kepler, que fue lanzado en marzo de 2009.
Se han encontrado planetas de tamaños muy diversos. La mayoría son más
grandes que la Tierra, pues son más fáciles de detectar. Sin embargo, un
equipo de astrofísicos de la NASA ha anunciado este jueves la detección
de un planeta extrasolar con un tamaño muy parecido al de nuestra
Tierra que han denominado Kepler-186f.
De todos los que se han encontrado hasta ahora, aseguran en su estudio publicado en la revista Science,
es el que tiene un tamaño más parecido al nuestro. El nuevo objeto es
lo suficientemente especial como para que la NASA haya convocado una
rueda de prensa este jueves para explicar este gran hallazgo.
Creen que
se trata de un planeta rocoso, como el nuestro, además se encuentra en
la zona habitable de su estrella, dejando abierta la posibilidad de que
albergue agua líquida y, por tanto, alguna forma de vida. «Los modelos
teóricos sobre la formación de planetas sugieren que es improbable que
aquellos con un radio inferior a 1,5 veces el de la Tierra estén
envueltos en densas atmósferas de hidrógeno y helio, que es lo que les
ocurre a los gigantes gaseosos de nuestro Sistema Solar [como Júpiter y
Saturno].
Consecuentemente,
Kepler-186f es probablemente un mundo rocoso, en un sentido similar a
Venus, la Tierra o Marte», compara Thomas Barclay, científico de la
misión Kepler y del Instituto de Investigación Medioambiental Bay Arena.
El radio del nuevo planeta es de 1,1 y su año dura 130 días.
Una estrella mucho más fría y pequeña que el Sol
Pero no
todo son semejanzas. Kepler-186f orbita una estrella enana roja,
Kepler-186, que es muy diferente a nuestro sol. Es mucho más fría y
pequeña. Según explica la investigadora de la NASA Elisa Quintana,
autora principal del estudio, se trata de un tipo de astro muy común:
«Más del 70% de los cientos de miles de millones de estrellas de nuestra
galaxia son enanas de tipo M», afirma la investigadora.
El sistema
planetario de esta enana roja, situado a una distancia de 490 años luz
de la Tierra, está conformado por al menos cinco planetas. Kepler-186f
es el último descubierto y también el que se encuentra más alejado del
astro.
Los
planetas fuera de nuestro Sistema Solar están demasiado lejos como para
que puedan detectarse de forma directa. Los astrofísicos los localizan
mediante una técnica indirecta que consiste en observar los llamados
tránsitos. Cuando un objeto pasa delante de una estrella produce una
especie de eclipse que bloquea y disminuye el brillo que ésta emite. Y a
partir de estas observaciones son capaces de estimar la dimensión de
la órbita y la masa de los planetas. Para confirmar los resultados,
combinan diversos telescopios. Así para caracterizar el planeta
Kepler-186f, se han usado los observatorios Keck y Gemini.
Elisa
Quintana cree que la luz de la estrella Kepler-186 es demasiado tenue
como para que puedan llegar a detallar en el futuro la composición de
la atmósfera de este planeta parecido a la Tierra, ni siquiera con la
futura generación de telescopios, como el James Webb, que será lanzado
en 2018. Sin embargo, confía en encontrar sistemas planetarios con
estrellas más brillantes que permitan analizar la composición de las
atmósferas de otros planetas gemelos a la Tierra.
A la búsqueda de señales de vida
Cuando los
científicos hablan de la posibilidad de que un planeta fuera de
nuestro Sistema Solar tenga agua líquida y, por consiguiente, pueda
llegar a albergar algún tipo de vida, no quieren decir que se trate
necesariamente de vida como la que conocemos en la Tierra. Sin embargo
el Instituto para la Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI, por sus siglas en inglés), financiado por miles de donantes
entre los que se encuentra la actriz Jodie Foster, protagonista de la
película Contact, sí tiene esperanzas de encontrarla en el nuevo planeta
Kepler-186f. Según explican en un comunicado, desde 2012 su telescopio
terrestre Allen ha estado observando los objetos hallados por el
telescopio espacial Kepler para encontrar algún tipo de señal que
indicara la existencia de vida extraterrestre inteligente.
Kepler-186f, en cuya detección han participado investigadores del
SETI, es uno de los mejores candidatos por sus aparentes semejanzas con
la Tierra, así que ya han iniciado una búsqueda de señales hacia este
planeta dirigiendo hacia él una amplia gama de frecuencias, de 1 a 10
GHz. De momento, admiten que no han encontrado nada pero no se dan por
vencidos: «Vamos a repetir las observaciones», aseguran.