El astrónomo Rafael Bachiller nos descubre en esta serie los fenómenos más espectaculares del Cosmos. Temas de palpitante investigación, aventuras astronómicas y novedades científicas sobre el Universo analizadas en profundidad.
Un millón de veces más luminosa que el Sol
La estrella 'Eta Carinae' Hubble/ESA/NASA/N.Smith
Carina, nombre latino de 'la Quilla del barco', es una constelación del hemisferio austral que contiene algunas de las estrellas más notables del firmamento. La de mayor brillo aparente de la constelación, Canopo, es la segunda más brillante del cielo (tras Sirio). Esta constelación contiene, además, otras estrellas que son menos brillantes a simple vista pero que tienen una luminosidad intrínseca enorme. Entre estas últimas destacan dos variables azules, Eta Carinae y AG Carinae, que se encuentran entre las estrellas más masivas y luminosas de las conocidas.
AG Carinae ha sido observada recientemente con el telescopio espacial Hubble. Esta estrella se encuentra en una región muy distante de la Vía Láctea, a unos 20.000 años luz de distancia de la Tierra, por lo que a pesar de ser un millón de veces más luminosa que nuestro Sol, la estrella apenas resulta visible para el ojo desnudo. En las nuevas imágenes, en la posición de la estrella aparece una gran mancha central y un aspa, no se trata de la estrella en sí, sino de formas artificiales creadas en el sistema óptico del telescopio. Sin embargo, las nebulosidades que rodean a la estrella sí que son reales, se trata de material que fue arrojado en el pasado por la propia estrella y que está siendo arrastrado ahora por los violentísimos vientos que proceden de la misma. Esta nebulosidad que rodea a AG Carina comenzó a formarse con las primeras eyecciones de la estrella que tuvieron lugar hace tan sólo unos 10.000 años. La masa nebular se encuentra en torno a unas 30 masas solares.
Variables, luminosas y azules
Las velocidades de las eyecciones de materia en las estrellas luminosas azules pueden alcanzar los 7 millones de kilómetros por hora; además, tales velocidades de eyección no son constantes, sino que pueden cambiar entre un episodio y otro de pérdida de masa estelar. La colisión entre diferentes capas de materia eyectadas a diferentes velocidades crea potentes ondas de choque que comprimen y calientan el gas. También en estas colisiones se crean caprichosas formas nebulares con una estructura principalmente radial que son iluminadas desde la estrella central. Se origina así la bella estructura simétrica que muestran las imágenes de AG Carinae.
Variaciones de brillo de 'AG Carinae' desde 1940 AAVSO/K.Heider
La masa de AG Carinae es unas 50 veces mayor que la del Sol y su temperatura superficial alcanza los 17.000 grados. Estas estrellas tan masivas evolucionan muy rápidamente pues las presiones y temperaturas que se alcanzan en sus interiores son muy extremas y, por ello, las reacciones nucleares suceden mucho más aprisa que en una estrella pequeña. Esta rápida evolución crea grandes inestabilidades que hacen que la estrella muestre un brillo variable y oscilante.
Su carácter tan energético y violento hace que su color sea predominantemente azul. Por todo ello, estas estrellas tan jóvenes y masivas se conocen como Variables Luminosas Azules (LBV por sus siglas en inglés). Al vivir tan poco tiempo, son estrellas muy raras, apenas se conocen un par de docenas. En su evolución subsiguiente acaban formando supernovas o estrellas extremadamente calientes de las denominadas Wolf-Rayet, en que perduran los violentos vientos. Se piensa que AG Carinae se encuentra en una rápida metamorfosis desde su estado actual de supergigante azul (LBV) al estado de Wolf-Rayet.
También interesante
* La estrella más luminosa de la Vía Láctea es Cygnus OB2 12, una hipergigante azul 6 millones de veces más luminosa y 110 veces más masiva que el Sol.
* Eta Carinae, también en la constelación de la Quilla, es la tercera estrella más luminosa de nuestra galaxia. Es una variable luminosa azul 5,5 millones de veces más luminosa y unas 120 veces más masiva que el Sol.
* Las estrellas Wolf-Rayet deben su nombre a los astrónomos franceses Charles Wolf (1827-1918) y Georges Rayet (1839-1906) quienes descubrieron las tres primeras estrellas de este tipo en el Observatorio de París en 1867.
-
Rafael Bachiller es director del Observatorio Astronómico Nacional (Instituto Geográfico Nacional) y académico de la Real Academia de Doctores de España. Twitter: @RafaelBachiller