Era un día dichoso en la casa de Carmen. El calor, el sonido de las olas y la brisa del verano junto con el océano sempiterno al fondo, conformaban una escena casi utópica. Sobre el regazo de Carmen, con ojos expectantes, Martina. Seis años se cumplían ese día desde que Carmen, plena de ilusión, buscaba tener su hijo. Ante los ojos de una sociedad intransigente y anticuada, que una lesbiana soltera como Carmen quisiera tener un hijo era poco menos que una aberración. Poco o nada le importaba a Carmen lo que pensase la sociedad, siempre se había considerado a sí misma una mujer extremadamente independiente, de ideas claras y mal carácter. Siempre la habían considerado frívola, inteligente y maniática. Poco le importaba a ella quién fuese el padre biológico de Martina, le bastaba su hija para formar una familia. Martina crecería sana, rodeada de naturaleza y con una madre que le proporcionaría todo el amor que pueda caber dentro de una mujer. Nueve años ya han pasado desde ese día dichoso. Martina y Carmen, sentadas en una pulcra sala de consultas médicas, escuchaban (y no) lo que una mujer con bata blanca y poca empatía se veía obligada a contarles. Hasta ese momento, la niña había crecido sin preocupaciones, mostrando una gran inteligencia desde temprana edad y gustos musicales bastante inusuales para su edad. Hacía a su madre poner cada día el disco de los mejores éxitos de Queen, su grupo preferido. De nuevo en la consulta, la mujer de bata blanca explicaba los principales efectos adversos de la quimioterapia a una edad tan temprana y aconsejaba empezar el tratamiento cuanto antes. Noches en vela, lágrimas, sábanas arrugadas y almohadas destrozadas. Intentando buscar en lo más profundo de sí misma, Carmen se esforzaba en poner buena cara delante de su hija. En la sala de tratamiento, unos grandes sillones de cuero blanco ofrecen refugio a la niña, mientras con vías venosas adosadas a ambos brazos y Queen de fondo, la esperanza intenta hacerse un hueco entre Martina y su madre. Y de esa forma pasan los días, las semanas, los meses…<< Mama, uhh, no quería hacerte llorar, Si no vuelvo de nuevo esta vez mañana Sigue adelante, sigue adelante, como si no importara nada >>
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