Una gigantesca estrella a punto de estallar
V766 Centaurii es una estrella hipergigante que, si
estuviera colocada en vez de nuestro Sol, se comería gran parte del
Sistema Solar, alcanzando su superficie más allá de la órbita de
Júpiter. Su diámetro es 1.300 veces el diámetro solar, su masa equivale a
39 masas solares y su luminosidad es casi un millón de veces superior a
la de nuestra estrella. Este monstruo, como han dado a conocer con
detalle las observaciones desde el telescopio VLT del Cerro Paranal (Chile) del Observatorio Europeo Austral,
es una de las 10 mayores estrellas conocidas, y su vida acabará dentro
de poco (aunque "poco", en términos astronómicos, quiere decir que puede
ser no antes de un millón de años).
En la nota de prensa dada a conocer el 12 de marzo de 2014 por ESO ("VLT detecta la mayor estrella amarilla hipergigante")
se presentan combinadas nuevas observaciones junto a otras anteriores,
que muestran que esta estrella es parte de un sistema doble, que
presenta una variabilidad en su luz característica de la inestabilidad
de estas estrellas, demasiado grandes para evolucionar de una manera más
sosegada, como lo hacen las estrellas de tipo solar.
El equipo internacional de astrofísicos dirigido por Olivier Chesneau,
del Observatorio de la Costa Azul de Niza (Francia) ha utilizado
técnicas empleando varios telescopios del conjunto VLT (Very Large
Telescope, "telescopio muy grande", que se compone de cuatro telescopios
con espejos de 8,2 metros de diámetro cada uno), que permiten combinar
su potencia para alcanzar el equivalente a un telescopio de 120 metros
de diámetro. Las nuevas observaciones, que se suman a otras realizadas
en los últimos 60 años de esta estrella variable, permiten entender
mejor cómo funciona, aunque se encuentra a 12.000 años luz de la Tierra,
en regiones algo más cercanas que el Sol al centro de nuestra Galaxia. Y
es tan luminosa que incluso se puede ver a simple vista en la
constelación del Centauro.
Su luz corresponde a una estrella con una atmósfera un poco más fría
que la fotosfera solar, de ahí su coloración amarillenta. La
hipergigante presenta cambios irregulares en su brillo, y está
aumentando de tamaño, expandiendo sus capas exteriores a la vez que se
enfrían, una fase inestable y que dura poco tiempo, por lo que hasta
ahora nunca se había podido observar algo así. En los últimos 40 años
este proceso ha sido observado desde diversos observatorios, pero ahora
se ha podido descubrir la existencia de una compañera pequeña y de menor
temperatura, que a veces pasa por delante de su compañera hipergigante,
produciendo pequeños eclipses, detectados por la disminución de luz que
producen al observarse desde la Tierra.
La cercanía de esa estrella le permite arrastrar parte de la
materia que escapa de la hipergigante. En una simulación que acompaña a
la información emitida desde ESO podemos ver cómo sería ese sistema.
¿Cómo se generan estos sistemas? El rango de masas y tamaños que
presentan las estrellas se comenzó a conocer a mediados del siglo XIX,
cuando las observaciones sistemáticas y las técnicas fotográficas
permitieron analizar mejor la luz de las estrellas. No fue hasta el
siglo XX cuando combinando la potencia de la nueva física se puedo
entender cómo las estrellas se forman a partir de nubes de gas, y cómo
van evolucionando conforme alimentan en su núcleo los hornos de fusión
nuclear que les proporcionan la energía suficiente para sobrevivir al
colapso de la gravitación.
Sabemos que muchas estrellas nacen en sistemas múltiples. V766 Cen
tiene de hecho otra compañera masiva también, además de la otra más
pequeña que orbita en torno a la mayor dando una vuelta cada 1.300 días,
recorriendo una zona cercana a la parte exterior de la fotosfera muy
dilatada de esta.
Es un sistema sorprendente, que muestra cómo las estrellas muy
masivas tienen que poner en marcha toda suerte de mecanismos físicos
para mantener un equilibrio en esas enormes masas de gas que es
arrastrado por las fuerzas de la gravedad, pero también por la radiación
de la energía que emiten y por los mismos movimientos convectivos que
llevan el calor del interior hacia afuera. Muchas de estas estrellas
pasan por fases inestables, que causan grandes cambios en su estructura,
pero sobre todo, que alteran su tamaño y temperatura, provocando una
variabilidad que las hace llamativas cuando se realizan seguimientos con
los observatorios astronómicos.
No durará mucho en esta fase: podría ir evolucionando conforme pierde
masa, convirtiéndose en una estrella aún más caliente, del tipo llamado
"estrellas variables luminosas azules" (LBV) o una estrella del tipo "Wolf-Rayet", aunque probablemente estalle antes como supernova,
en un proceso en el que el núcleo de la estrella colapsa en una décima
de segundo, al generar una zona central de núcleos de Hierro, y
provocando una explosión terriblemente violenta y luminosa, una
supernova.
Aunque algo así podría suceder antes que pase un millón de años (un
tiempo breve en la vida de una estrella, si comparamos por ejemplo con
los 5.000 millones de años de vida de nuestro Sol) los modelos teóricos
varían según la forma en que pierde materia esta estrella, y la posible
influencia de su compañera también podría cambiar los tiempos y el
futuro.
La vida de las estrellas es, como confirma la astrofísica, un
sorprendente acúmulo de fenómenos violentos y transitorios. Precisamente
hoy, cuando el ESO daba a conocer los nuevos datos de V766 Cen, en el Planetario de Pamplona el astrofísico Fernando Jáuregui nos presenta una charla organizada por el Club de Amigos de la Ciencia de Navarra en la que recorrerá cómo es la llamada evolución estelar.
V766 - la estrella hipergigante amarilla HR 5171 - imagen de VLT (ESO)
Yo
tengo entendido que nuestra estrella el Sol tiene una vida de unos DIEZ
MIL MILLONES DE AÑOS y lleva consumiendo combustible unos CUATROMIL
SEISCIENTOS MILLONES DE AÑOS por lo tanto le quedarian de vida unos
CINCOMIL CUATROCIENTOS MILLONES DE AÑOS, todavia. -Todo esto es
aproximado- Casimiro López