Hombres que se creen los reyes del universo
Tienen el convencimiento absoluto de que cuando están, son rigurosamente los reyes del universo y todo debe girar en torno a si mismos.
Pero en un delicado equilibrio en que no sean ni presionados ni agobiados. Debe otear el horizonte para ver de que humor están para pedirles siquiera el mínimo favor de que nos acerquen algo.
Pero nosotras estamos empatronadas en el sindicato de las geishas y son capaces de pedirnos algo que está a milímetros de ellos, para no estirar la mano, porque después de ser eternos trabajadores, el mínimo esfuerzo de alguna tarea cotidiana los apremia y es nuestra obligación innata satisfacer su necesidad de toda índole.
Después de todo él trabajó como un energúmeno todo el día. Ahora sería insólito recordarles que uno por más aficionada a la vagancia que sea, limpió toda la casa, cocinó para un batallón, trabajo fuera de casa, viajo, llevó al colegio, retiró del colegio, sacó a pasear el perro.
Pero seguramente eso no es trabajo, debe ser amor al arte, nada más…Porque a él no le llega ninguna cuenta de lavandería. Tintorería. Paseador de perros. Niñera for ever. Ni cocinera a sueldo.
Si usted está dedicada algún menester rompen la paciencia con dedicación y esmero hasta que su atención vuelve a ellos. Después podrá continuar con aquello en lo que estaba y la tenía concentrada.
Inútil es decir que así hubiéramos estado al final del asunto debemos volver a empezar porque la concentración se nos fue al mismísimo diablo sin pasaje de vuelta.
Insistentes y persistentes hasta el cansancio. Ellos son perfectos, las mujeres los seres que ejemplifican la imperfección y las tentaciones a las que ellos inevitablemente, indefensos, sucumben.