Según este nuevo año comienza, pienso acerca de mi vida —donde he estado y hacia donde voy. Evalúo mis logros y errores con honestidad. ¿De qué estoy más orgulloso? ¿Qué deseo cambiar y cómo? Comienzo por aceptar mis circunstancias actuales. Cada nuevo año trae posibilidades para escribir una nueva historia.
Soy fiel a mí mismo y enfoco mi atención en lo que es realmente importante. Partiendo de esta conciencia, creo una vida auténtica que refleja quién soy verdaderamente. Soy único y mi vida es única. Soy el creador, director y escritor de mi historia, y la dirijo de manera que brinde mayor gozo a los demás y a mí. Al vivir de manera auténtica, disfruto de bienestar y amor.
Para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad.—Juan 18:37
Abro mi mente y mi corazón a ideas nuevas y dinámicas.
Al abrir mi corazón y mi mente, expando mi visión espiritual y tengo un panorama más amplio. Una perspectiva nueva me permite percibir ideas inesperadas. El pensamiento limitado ya no me ata y puedo ver oportunidades que previamente pasé por alto.
Cuando veo más allá de mis necesidades y deseos, y me esfuerzo por servir a los demás, mi naturaleza intuitiva despierta. Me alineo con el ritmo natural de la vida. Sé cuándo esperar y cuándo avanzar. Confío en mi guía interna y prosigo con soltura y entusiasmo. Expando mi visión a nuevas oportunidades y avivo mi confianza.
¡Soy feliz y siento gratitud por mi nueva actitud hacia la vida!
Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos.—Gálatas 6:10