Alabado sea
Jesucristo…
Llegamos al último día del año 2014. Un año más que
dejamos atrás, con todo lo que hemos hecho de bueno y de malo a lo largo de sus
días y que deberíamos ahora repasar mentalmente para sacar provecho de las
enseñanzas que nos deja, valorar lo que hemos aprendido y corregir los errores
cometidos con el firme propósito de no recaer en ellos.
Este fin de año y comienzo de un año nuevo, es un buen
momento para meditar cómo andamos en nuestra vida, si vamos por el buen camino,
si tenemos que corregir algo, y si debemos realizar buenos propósitos para el
año que comienza, porque si quien hace propósitos a veces no los cumple, ¿qué
será de quien ni siquiera realiza propósitos?
Agradezcamos a Dios por todo lo recibido en este año que
termina. Por lo bueno que nos hizo sentir felices y por lo no tan bueno que nos
sirvió para crecer. Demos gracias a Dios que nos da una otra oportunidad en
este nuevo año que comienza, porque sigue confiando en nosotros, y quiere que
aprovechemos el tiempo para santificarnos y ser mejores cada día. Por eso es un
buen momento para meditar sobre el
camino recorrido y planificar lo que haremos en el tiempo de vida que Dios,
amorosa y providencialmente nos concede.
Y pidamos a la Santísima Virgen que esté junto a cada uno
de nosotros y nuestras familias, para acompañarnos y protegernos en el nuevo
año que dentro de unas horas comenzaremos a transitar.
¡Buenos días!
Es completamente gratis
El sacramento de
la confesión puede ser una experiencia liberadora que ayuda a crecer y a vivir
mejor. Sin embargo, a veces no la vivimos con intensidad. Otras veces la
sentimos como una molestia necesaria, o como un ejercicio de rutina. Bien
preparada y recibida con frecuencia, la confesión ayuda a conocerse mejor.
Un hombre fue a confesarse con Don Bosco. —Mi
última confesión fue hace diez años, dijo al comenzar. Don Bosco lo interrumpe:
—Esto sale 200 liras. El señor extrañado replica:—¿Cómo? ¡Siempre pensaba que
no se necesitaba pagar nada para confesarse! —¿Eso lo sabías? ¿Y sin embargo no
viniste durante tanto tiempo?, le dijo suavemente y con humor el santo
confesor.
La confesión
tranquiliza la conciencia, consuela el corazón, ayuda a superar la fuerza del
mal y del pecado en nosotros, es una respuesta coherente al llamado a la
conversión que nos hace la Palabra de Dios y es ocasión para experimentar su
amor misericordioso. Anímate a
recibirla, al menos una vez al año, durante el tiempo pascual.
Enviado por el P. Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para adorarte y
servirte. Hagamos como decía San Agustín: Señor a tí sólo busco, a tí
sólo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es conocerte y amarte. (Sol
1,1). La mies es mucha y pocos son los obreros para recogerla. El Señor
dijo: Vengan a mí los que están cansados y agobiados, que yo los
consolaré (Mt 11.28). Es la palabra de Dios. Alabado sea Jesuscristo.
Amén. Yo dibulgo cada día Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de
que se propague la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a
todos los creyentes y no creyentes , que pidan al Señor Jesuscristo en
oración, que no haya más guerras ni hambre en el mundo, ni atentados
terroristas, ni políticos de guante blanco y reine la Paz, así cómo el
amor, en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el Sagrado
Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro López