Alabado sea
Jesucristo…
En el diario francés La Croix del 12 de septiembre de
1915, salía la siguiente noticia: En el campo de batalla yacía gravemente
herido un soldado francés y, junto a él, también gravemente herido un soldado
alemán. El francés sacó, con mucho esfuerzo, un crucifijo de su bolsillo, lo
besó y empezó a rezar el avemaría en latín. El alemán también se unió y rezó el
avemaría con él. Después, el francés le tendió el crucifijo, el alemán lo besó,
se dieron la mano y así unidos y rezando el avemaría murieron. El amor a María
había unido en la muerte a dos enemigos, que murieron como hermanos, hijos de
la misma madre. El amor a María nos une…
¡Buenos días!
La zorra y el cuervo
Te invito a
reflexionar hoy sobre la vanidad humana. “La cola del pavo real honra al que la
creó; pero, el pavo no tiene nada que ver en ello”, (J. Leclercq). “El vanidoso
es como un gallo que se imaginara que el sol sale para oírlo cantar”. “Vasito
de barro: ¿por qué te quieres poner tan alto? ¿No ves que si te caes, te
quiebras? ¿No sabes que el aroma de tus flores se percibe mejor si estás
abajo?”, (V. Gar-Mar).
Un cuervo robó a unos pastores un pedazo de
carne y se retiró a un árbol. Lo vio una zorra, y deseando apoderarse de
aquella carne empezó a alabar al cuervo, elogiando su gran belleza, pero que lo
afectaba el hecho de que no tuviera voz. El cuervo, para demostrarle a la zorra
que no le faltaba la voz, soltó la carne para lanzar con orgullo fuertes
gritos. La zorra, sin perder tiempo, rápidamente recogió la carne y le dijo:
-Amigo cuervo, si además de vanidad tuvieras entendimiento, nada más te
faltaría para ser el rey de las aves (Esopo).
Todos corremos el
peligro de obrar para recibir la aprobación de los demás. Es como decirse
a sí mismo: “Verán lo que yo soy capaz
de hacer”. Jesús nos precave de toda ostentación. Una vez dijo: “Al dar
limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, así tu limosna
quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te premiará”.
Enviado por el P. Natalio
Sagrado
Corazón de Jesús. Mil gracias por concederme un día más para
adorarte y servirte. Hagamos como decía San Agustín: Señor a tí
sólo busco, a tí sólo amo y tuyo quiero ser. Mi único deseo es
conocerte y amarte. (Sol 1,1). La mies es mucha y pocos son los
obreros para recogerla. El Señor dijo: Vengan a mí los que están
cansados y agobiados, que yo los consolaré (Mt 11.28). Es la
palabra de Dios. Alabado sea Jesuscristo. Amén. Yo dibulgo cada día
Pequeñas Semillitas, con el vehemente deseo de que se propague
la Fe, en el Sagrado Corazón de Jesús y suplico a todos los
creyentes y no creyentes , que pidan al Señor Jesuscristo en
oración, que no haya más guerras ni hambre en el mundo, ni atentados
terroristas, ni políticos de guante blanco y reine la Paz, así
cómo el amor, en todos los rincones del Orbe. Así sea. Detente, el
Sagrado Corazón de Jesús, está conmigo. Casimiro López