ALMORAIMA
Ay de mi Alhambra,
Tan ahíta de misterios,
Tus palacios y jardines,
No desvelan tus secretos.
Lindas historias de amores,
Capturadas por tus fuentes,
Las cuentan entre murmullos,
A todo aquel que te entiende.
En tus pasadizos suenan,
El tintinear de espadas,
En su trasiego febril,
Y de guerreros y pisadas
El claquear de caballos,
Procedentes de alquerías,
Servidores y vasallos,
Que visitan a sus reyes,
Cargados de regalos,
Presentes y artesanías.
Los tantanes e instrumentos,
A través de ventanales,
Acarician con el viento,
Los oídos de almohades.
Danzan las danzas de vientre,
Tus mujeres de escultura,
Mientras tus reyes y príncipes,
Se recrean con tal dulzura.
Invitados, comensales,
Plazas de armas repletas,
De guerreros musulmanes,
Siempre diestros y dispuestos,
Y a las órdenes reales.
Mientras entre las almenas,
Contemplando el cielo andaluz,
Busca y no puede encontrar,
Una doncella extasiada,
La estrella del caballero,
Por tanto tiempo soñada.
Sueña que ese caballero,
Bien parecido y fornido,
Deje a un lado las batallas,
y la saque de su hastió.
Caballero que cabalgas,
Por las montañas y cañadas,
Oye el suspiro y lamento,
Que tras las murallas sale,
Del corazón de tu amada.
Caballero de linaje,
Acércate aquí a granada,
Y mira tras las almenas,
Mi alma mora, destrozada.
Caballero, caballero,
Tu que los campos cabalgas,
Siempre buscando el peligro.
No te olvides de tu amada.
Sus lágrimas alimentan,
Los arroyos de mi alambra,
Perlas que brillan al sol,
Que nacen de tanto llanto,
De los ojos de tu amada.
Sultana sultana mora,
No llores más por tu amor,
Que ya viene galopando,
Por las tierras de Iznayoz.
Entrara por puerta Elvira,
Subirá hasta la muralla,
Y cabalgando a su grupa,
Te raptara, bella almoraima.
***