DE IRA A SOSIEGO
Iracundas las mieles
deslízanse clementes.
Riscos y fisuras se rinden a las olas.
Es denso el clamor que de tu sexo impío,
instigador se escurre cual promesa:
hay una sarta de signos que a mi cuerpo azuza
y lo hunde en sutil algarabía.
Florea un pleno de pezones relamidos
que sacralizan la infiel ruta de dos dedos,
y ese afán de tu eco en mi entrepierna
es estigma irredimible y solazado.
Se hace hoguera la voz
embadurnando el silencio.
Yo me unto de ti
despojada
en faena
Sosegadas las mieles.
Alvíarez Ophir
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