EL AROMA DE LA HERMOSA NOCHE
Comenzar en tu mirada
y terminar en tu cuerpo;
seducirte, convencerte,
unir nuestros cuerpos
para que exploten,
lleguen al final del universo
y regresemos en un suspiro.
Tomar tu mirada
como punto de partida,
invitándome
para arrebatar tus labios,
morderlos dulcemente,
someterlos ante los míos;
beber de ti la vida,
sentir el vino derramándose,
cubriendo tu cuerpo
para que mi boca
vaya al encuentro
de cada gota
que he de tomar de ti.
Sentirás las reacciones notorias
de mi cuerpo
que estalla por estar en ti;
me sentirás latiendo fuera,
exponiéndome, gritándole a tu cuerpo
lo mucho que te deseo.
Los mares de aromas
se siembran, nos incitan,
nos piden más,
que nademos en nosotros,
perderme entre tus piernas,
y te encuentres entre las mías.
Dentro, dentro, profundo; fuera,
dentro, seguir en ti,
buscándome con cada embestida,
hallándome dentro de ti, dentro,
fuera; rápido, atrapado por tus piernas
que marcan el paso, rápido, rápido;
una pausa… y volver a comenzar.
Escuchamos nuestra humedad
seduciéndonos más y más
hasta el punto
que logro sentir tu vientre
tan cálido, a punto de explotar;
no logro contenerme
e incremento el andar
perdiendo la respiración
pero nos derramamos,
me derrito, me tomas,
explotamos...
el dulce espasmo
nos recorre para devolvernos
la respiración
que se nos había cortado.
Tu cuerpo con gotas de ti,
el mío envuelto de ti, de nosotros;
viéndonos, acariciándonos
con la mirada,
calmando nuestros corazones
y abrazados, desnudos,
sintiendo juntos
el aroma de la hermosa noche.
Luis Antonio González Silva