Quisiera decirte esta noche,
mujer que habitas mis sueños,
que cada latido que emana
de mi pecho lleva tu nombre,
como si la vida misma dependiera
de la dulzura de tus labios.
Mi amor por ti es más que un fuego,
es un universo que arde en silencio, un río sin fin que busca tu orilla, un cielo que solo encuentra su calma en el brillo de tu mirada.
Tú, mi mujer, mi refugio y mi tormenta,
la razón por la que respiro y suspiro.
Sin ti, el sol sería un eco lejano,
las estrellas perderían su luz,
y el tiempo sería una sombra
sin rostro ni propósito.
Eres mi alba y mi ocaso,
el instante perfecto entre el día y la noche.
Cada vez que me miras,
el mundo se detiene,
y en tu mirada hallo la eternidad
que tanto busqué en otros ojos.
No puedo vivir sin ti,
ni siquiera imaginarlo.
Porque tu ausencia sería
como arrancar el corazón de mi pecho,
como borrar el cielo y dejar solo abismos,
como apagar la última vela
que alumbra mi esperanza.
Esta noche quiero gritarle al viento
que te amo con toda mi alma,
que no hay rincón en mi ser
que no esté tatuado con tu esencia.
Eres la mujer de mi vida,
la poesía que no necesita palabras,
el susurro que llena de sentido mi existencia.
Quisiera que supieras,
mujer que me da la vida,
que si tú faltaras,
yo no sería más que un barco sin rumbo, un náufrago perdido en un océano de soledad y añoranza.
Porque contigo lo soy todo,
y sin ti no soy nada.
Mi amor por ti es tan intenso,
tan eterno, que sé con certeza,
mi vida, que sin ti, yo no puedo vivir.