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Quisiera decirte…
Que me cautivaste con el color de tus ojos,
Donde se refleja la inocencia de la luna…
Pero también tu piel…
Ese color…
Que hasta en la noche más oscura…
Resplandece como una luciérnaga…
Qué decir de tus encantos…
Esos que cubren tu ropa ajustada.
Y pudiera hablar de todos tus encantos…
Como la forma de caminar…
Y hasta cuando sonríes…
Cuando me dejas ver un
poco de tu sensualidad,
Con esa espalda descubierta…
Sabiendo lo que me provocas…
Cómo despiertas no solo al poeta…
Sino al hombre que te desea a
cada instante de su vida.
Quiero decirte…
Que no necesito escribir un par de letras…
Para decirte que te tengo presente…
Hay noches…
Tan inquietas…
Quisiera llamarte…
Decirte que vengas a mi lado,
Que te necesito…
De tus besos…
Del calor de tu cuerpo…
Y de esas ansias que recorren tu piel…
Quiero decirte…
Quiero reflejarme en tu mirada…
Provocar tu sonrisa…
Esa que es muy íntima…
Escuchar tu respiración…
Y que me abraces fuerte…
Pero que no me sueltes…
Que susurres a mi oído…
Una y otra vez... que solo eres mía.
Quiero que estas letras lleguen a ti…
Y si he logrado inquietarte…
Búscame en el café de la tarde…
En la inquietud de la medianoche,
O cuando el sol apenas se asoma,
Y el cuerpo está sediento…
Cuando el alma desea empaparse,
Y el corazón agitarse…
Con un beso en la espalda.
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