Entre tus manos y tus piernas
No puedo esperar más, mi diosa,
la ansiedad me consume en cada hora.
Tu nombre vibra, suena en mi mente,
como eco ardiente, suave y persistente.
Entre tus manos, el mundo se calma,
y en tus piernas, la razón pierde el alma.
Eres fuego, misterio, y tentación,
una llama que arde sin redención.
Tu imagen me recorre como río,
desbordando el silencio, rompiendo el frío.
Cada pensamiento es un suspiro,
y cada suspiro, un delirio.
No es solo deseo, es devoción,
es perderme en ti sin condición.
Porque cuando no estás, me desvanezco,
pero al pensarte, renazco y me crezco.


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