La carrera del mar sobre mi puerta es sensación azul entre mis dedos, y tu salto impetuoso por mi espíritu es no menos azul, me nace eterno.
Todo el color de aurora despertada el mar y tú lo nadan a mi encuentro, y en locura de amarme hasta el naufragio van rompiendo los puertos y los remos.
¡Si tuviera yo un barco de gaviotas, para sólo un instante detenerlos, y gritarle mi voz a que se batan en un sencillo duelo de misterio!
Que uno en el otro encuentren su voz propia, que entrelacen sus sueños en el viento, que se ciñan estrellas en los ojos para que den, unidos, sus destellos.
Que sea un duelo de música en el aire las magnolias abiertas de sus besos, que las olas se vistan de pasiones y la pasión se vista de veleros.
Todo el color de aurora despertada el mar y tú lo estiren en un sueño que se lleve mi barco de gaviotas y me deje en el agua de dos cielos.