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Respuesta  Mensaje 1 de 13 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 12/09/2014 10:19

ESGRIMA

Manuel Dionisio Díaz Delgado: olvidado titular olímpico

Por: JORGE ALFONSO CHACÓN (jchacon@enet.cu)

(29 de noviembre de 2010)

Aunque el máximo reconocimiento de los resultados en la esgrima cubana siempre perteneció a Ramón Fonst Segundo, indiscutible ganador de tres títulos olímpicos en París (1900) y San Luis (1904), tampoco es menos cierto que en el último de esos compromisos el notable atleta estuvo acompañado en las competencias por su entrañable amigo y compatriota Manuel Dionisio Díaz Delgado.

¿Quién era este tirador? ¿Por qué él y no otro participó en el certamen? Esa y muchas otras interrogantes han quedado sin respuesta, a lo largo de casi un siglo, sobre la vida atlética de “El inolvidable amateur cubano”, como fue conocido en los principales círculos deportivos durante las primeras décadas de la pasada centuria.

Manuel Dionisio, nacido en La Habana el 8 de abril de 1874, creció y se desarrolló en el seno de una familia con recursos económicos, lo cual posibilitó, igual que a Fonst, conocer desde pequeño los secretos de las tres armas y recibir lecciones de los más afamados profesores, entre ellos Filiberto Fonst Branly, padre de Ramón.

Por cierto, también su progenitor, Manuel Luciano Díaz, fue una figura prominente dentro de la sociedad criolla y resultó el primer Secretario de Obras Públicas del país. A pesar de que en cuanto a la edad era nueve años mayor que Ramón Fonst, ellos asistieron juntos al Club Gimnástico de la Habana y allí cruzaron armas con destacados adversarios del patio y foráneos.

En el caso de Fonst, más tarde radicado en París, quizá el contacto con el medio parisino, entonces centro de la esgrima mundial, posibilitó un ascenso más rápido e incluso la participación en los Juegos Olímpicos en la propia capital gala.

Para esa fecha, ya Manuel Dionisio Díaz Delgado era muy conocido en los escenarios estadounidenses, donde, además de cursar estudios de Ingeniería en la Universidad de Harvard (1894-1899), perteneció a la Asociación Atlética de Boston y al Club Atlético de Nueva York.

Entre sus resultados más importantes, previos a la cita de San Luís, aparecen la conquista del campeonato de espada de los Estados Unidos (1899) y la obtención de los títulos en florete, espada y sable en Nueva Inglaterra (1900). Pocos meses después también logró la medalla de oro en la espada durante el Campeonato Abierto de la Asociación Atlética de Boston.

La posibilidad de acompañar a Ramón Fonst a los Juegos Olímpicos estuvo muy relacionada con el hecho de que su padre era el presidente del pabellón cubano en la Exposición Mundial, organizada paralelamente a la confrontación atlética en la propia ciudad de San Luis.

Desde el punto de vista competitivo la actuación de Manuel Dionisio Díaz Delgado fue impecable, ya que luego de conseguir triunfos relevantes en las eliminatorias y semifinales en la discusión del título derrotó de manera inobjetable al estadounidense William Grebe, considerado el mejor sablista del mundo.

Mientras Ramón Fonst aún brillaba como activo esgrimista en innumerables torneos, Manuel Dionisio prefirió dedicar mayor tiempo a la responsabilidad de catedrático en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de la Habana.

En varias ocasiones intervino en la organización de encuentros bilaterales en los Estados Unidos y otros países europeos. Junto al reconocido tirador Juanito Saaverio fundó en 1923 la Federación Amateur de Esgrima de Cuba y bajo tal condición actuó como delegado del equipo nacional en los Juegos Centroamericanos, en Ciudad de México (1926).

En franca etapa de preparación para la segunda versión de los Juegos regionales, prevista a celebrarse en La Habana en 1930, viajó a los Estados Unidos para someterse a una intervención quirúrgica en la clínica Hermanos Mayo, en Rochester, Nueva York, lugar donde falleció víctima de un infarto cardíaco el 20 de febrero de 1929.

Cuando la prensa dio a conocer la noticia de la desaparición física del titular olímpico, también publicó unas sentidas declaraciones de su amigo Ramón Fonst: “La pérdida de Manuel deja a la esgrima cubana sin su principal organizador y animador competitivo”.

RESULTADOS EN JUEGOS OLÍMPICOS, SAN LUIS (1904)

SABLE INDIVIDUAL

MANUEL DÍAZ                             (CUB)              ORO



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Respuesta  Mensaje 2 de 13 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 12/09/2014 10:20

ESGRIMA

Ramón Fonst Segundo: El héroe y su tiempo

Por: JORGE ALFONSO CHACÓN (jchacon@enet.cu)

(29 de noviembre de 2010)

Ramón Fonst Segundo Cuando Cuba presentó las primeras credenciales olímpicas en los Juegos de París (1900), coincidente con el cumplimiento del añorado sueño de Pierre de Coubertin de celebrar la segunda cita deportiva universal en la capital francesa, el único atleta del patio fue el esgrimista Ramón Fonst Segundo.

Nacido en la Habana, 31 de agosto de 1883, desde muy pequeño exhibió cualidades excepcionales al combinar agilidades físicas y mentales fuera de lo común. Bajo la conducción de su padre Filiberto Fonst Branly, a la sazón destacado esgrimista, dio los primeros pasos en el arte de las estocadas sobre la pista instalada en el Club Gimnástico, situado en la calle Prado 86.

A mediados de la década de 1890, la familia Fonst se trasladó a París y Filiberto aprovechó la oportunidad para poner al hijo en manos del francés Juan Ayat y el italiano Antonio Conte, dos de los mejores maestros de la época.

Recién cumplidos los once años de edad ganó el título de florete individual en el Liceo de Janson de Sailly y antes de los 17 conquistó una medalla dorada olímpica en la espada individual y otra de plata en la espada profesional, modalidad incluida entonces en el programa.

La grandeza del formidable tirador nunca estuvo limitada a la condición de perfecto ejecutante de la técnica, pues por tratarse de un incansable creador revolucionó muchos de los cánones imperantes en la espada a comienzos del siglo XX.

Era un hombre zurdo, espigado y con largas extremidades que impuso nuevos estilos, entre los más sobresalientes citaremos los llamados “golpes de arresto” y “golpes de tiempo”.

Fonst, en guardia horizontal, no respetaba los ataques contrarios y colocaba la punta de la espada dondequiera que encontrase un estrechísimo espacio “especialmente al brazo o al antebrazo” y no podía ser tocado.
El maestro fue reconocido en los círculos de esgrimistas en cualquier parte del mundo y rechazaba que lo llamaran espadachín, porque, a su juicio, “el verdadero esgrimista debe ser apto en el manejo de las tres armas”.

Después de imponerse solitario en la confrontación olímpica de París, sin cumplir aún los 17 años de edad, Ramón Fonst volvió a mostrar indiscutible maestría al conseguir los títulos individuales en florete y espada en San Luís (1904), ahora acompañado de su compatriota Manuel Dionisio Díaz Delgado, quien también cumplió una extraordinaria faena para lograr la medalla dorada en el sable.

Pasados nada menos que 20 años, de nuevo en París (1924), esta vez a la edad de 41 años, Fonst volvió a competir en los escenarios olímpicos y el público lo vio avanzar hasta cuartos de final.

Como un detalle significativo en la versatilidad atlética de Fonst podemos señalar que, además de la esgrima, practicó el boxeo francés (utilizaba manos y piernas), tiro y ciclismo durante más de cuatro décadas de incesante actividad competitiva.

Recogen sus biógrafos que en 1915, durante la Exposición Mundial de Esgrima, celebrada en la ciudad estadounidense de San Francisco, Ramón Fonst fue invitado a participar y conquistó los títulos en las tres armas, razón por la cual los diarios locales llegaron a calificarlo como hors classe (fuera de clase).

En ocasión de celebrarse los I Juegos Centroamericanos, Ciudad de México (1926), barrió en las tres pruebas individuales; y tenía 47 años de edad, cuando en la Habana (1930) venció en florete y espada sin ser tocado en 25 asaltos.

De acuerdo a los registros oficiales, Fonst volvió a integrar la delegación cubana asistente a la confrontación centrocaribeña, en Ciudad de Panamá (1938), donde formó parte de los equipos de florete (plata) y espada (oro).

Tal acontecimiento aparece entre los hechos insólitos del deporte latinoamericano e incluso del mundo, ya que no existen precedentes de ningún esgrimista capaz de subir en par de ocasiones al podio de premiación, nada menos que la edad de ¡55 años!  

En breve párrafo recogemos lo que cierta vez sentenció: “En la esgrima conviene no perder un instante la observación a la reacción del competidor; si es ruidoso y se jacta en la victoria o si es soberbio y pierde los estribos en la derrota. Habrá que educarles el carácter a la par del aprendizaje técnico...”

Ramón Fonst Segundo falleció en su ciudad natal el 9 de septiembre  de 1959, víctima de un coma diabético, y dejó un imperecedero legado al convertirse en el primer triunfador cubano en Juegos Olímpicos.


RESULTADOS EN JUEGOS OLÍMPICOS: 

PARÍS (1900)

ESPADA INDIVIDUAL

RAMÓN FONST SEGUNDO   (CUB)             ORO

SAN LUIS (1904)

FLORETE INDIVIDUAL

RAMÓN FONST SEGUNDO   (CUB)            ORO

ESPADA INDIVIDUAL

RAMÓN FONST SEGUNDO   (CUB)           ORO


Respuesta  Mensaje 3 de 13 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 12/09/2014 10:21

JABALINA

María Caridad Colón Ruenes: Ella fue la primera

Por: JORGE ALFONSO CHACON (jchacon@enet.cu)

(29 de noviembre de 2010)

María Caridad Colón Ruenes Esta joven nacida el 25 de marzo de 1958, en la oriental localidad de Baracoa, primera villa fundada por los colonizadores españoles en fecha tan distante como febrero de 1512, protagonizó en los Juegos Olímpicos de Moscú uno de los grandes momentos en la historia del atletismo femenino latinoamericano, luego de lanzar la jabalina hasta la distancia de 68,40 metros para ganar la medalla dorada.

María Caridad, bella mulata de ojos claros y pelo color azabache, a la sazón estudiante de licenciatura en Cultura Física, se convirtió en la primera mujer conquistadora de un título en esta región del continente americano.

“Yo estaba convencida de que desde el primer disparo debía jugarme el todo por el todo, pues un buen lanzamiento inicial podría actuar como factor psicológico y afectar el posible rendimiento del resto de las participantes”, declaró a los medios periodísticos en conferencia de prensa.

Todos los cubanos, sin excepción, recordamos aquel memorable 25 de julio de 1980, cuando la muchacha con segura carrera atravesó el carril de impulso y el implemento salió disparado, dibujó una especie de semicírculo en el aire y se clavó en el césped del gigantesco estadio Luzhniki.

La marca de 68,40 metros conseguida en la primera de las seis oportunidades no sólo dejó boquiabiertos a las decenas de miles de espectadores, sino también puso en aprietos a las otras 11 competidoras. En sus intentos correspondientes, la alemana Ruth Fuch, una de las virtuales favoritas no pudo pasar de 63,94 metros, ni tampoco llegó más allá de 65,08 la local Tatiana Biryulina, recordista mundial desde hacía par de semanas con 70,08.   

Por otra parte, la soviética Saida Gumba (67,76), junto a las germanas Ute Hommola (66,56) y Ute Richter (66,54) fueron las más cercanas seguidoras de la cubana para ubicarse por ese orden en el resultado final.
Concluida la batalla competitiva, la joven atleta pudo descargar toda la tensión contenida y mientras por sus mejillas corrían sentidas lágrimas expresó: “Diez millones de cubanos lanzaron la jabalina conmigo hasta los 68,40 metros”.

Tales palabras impactaron a los miembros de la delegación criolla presentes en el estadio. María Caridad exhibió el temple y el valor característico de los grandes campeones e hizo resonar bien alto las patrióticas notas del Himno Nacional.

¿Quién era María Caridad Colón? ¿Cómo llegó a la cita moscovita? En realidad, desde niña pocas veces sintió atracción por alguna disciplina específica, ya que lo suyo era estudiar con el objetivo de alcanzar un título universitario. Sin embargo, como parte de sus estudios primarios recibió clases de Educación Física y llegó a destacarse en una competencia escolar denominada cuatrilón (carrera de 60 metros, salto de altura, 80 metros con vallas y lanzamiento de la jabalina).

En tres ocasiones, debido a sus resultados, la seleccionaron para matricular en la Escuela Provincial de Iniciación Deportiva (EIDE), pero sólo pudieron convencerla al iniciarse el curso 1972-1973.

El deporte vino a tomar cierta importancia en su vida como alumna del Instituto Preuniversitario Cuqui Bosch, en Santiago de Cuba (1974), donde cumplidas las sesiones matutinas docentes, en la tarde entrenaba en la cercana Ciudad Deportiva bajo las orientaciones de Miguel Angel Justiz, quien desde el primer momento supo apreciar determinadas cualidades en la joven y en cierta ocasión realizó la observación siguiente: “Esa flaquita saca el brazo rápido”.

En 1975 María Caridad fue promovida a la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (ESPA) nacional y en menos de un año de trabajo como atleta juvenil viajó a la Ciudad de México, donde logró medalla de oro en el certamen internacional Santiago Nakazawa con 49,74 metros. Unos meses más tarde fue llamada para integrar la preselección nacional.

En la edición del Memorial Barrientos (1978), exactamente el 20 de mayo, consiguió su primer récord nacional al registrar 60,62 metros y ello le aseguró la participación en los XIII Juegos Centroamericanos y del Caribe en Medellín, Colombia.  Allí triunfó en la prueba ,con marca de 63,40, nuevo récord del área y nacional (20 de julio) y dos semanas después (2 de agosto) consiguió otro disparo de 63,50 metros, lo cual le permitió ubicarse en el sexto lugar del ranking mundial detrás de las consagradas Fuchs, Hommola, Richter, la británica Thersa Sanderson y la estadounidense Kathryn Schmidt.

Asistió a los Juegos Deportivos Panamericanos en San Juan, Puerto Rico (1979), y el 14 de julio se convirtió en monarca continental con envío de 62,30 metros, pero la victoria no la dejó del todo satisfecha, debido a la ausencia de la Schmidt, quien desde el 11 de septiembre de 1977, en Hamburgo, Alemania, poseía la marca mundial de 69,32 metros.

Antes del compromiso en Moscú, María Caridad Colón había superado el primado nacional en 10 ocasiones y aumentado el rango de 60,62 a 68,04 metros. Todas sus marcas demuestran que no era una improvisada en estos trajines…

RESULTADOS EN JUEGOS OLÍMPICOS

1980: MOSCÚ, UNIÓN SOVIÉTICA

LANZAMIENTO DE LA JABALINA: 68,40 METROS


Respuesta  Mensaje 4 de 13 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 12/09/2014 10:22

PESAS

Daniel Nuñez Aguiar: Rompió el celofán en Moscú

Por: JORGE ALFONSO CHACÓN  (jchacon@enet.cu)

(29 de noviembre de 2010)

Daniel Nuñez Aguiar Desde la llegada a la preselección nacional con apenas 17 años de edad cumplidos, estatura de 1,55 metros y peso inferior a los 52 kilogramos, el muchacho nacido en Santiago de Cuba, 12 de septiembre de 1958, consiguió ganarse la admiración y las simpatías de sus compañeros, quienes rápidamente lo bautizaron El Fiñe, apelativo dado en Cuba a los niños estudiantes de primaria.

En realidad, los atributos físicos del recién llegado no eran muy convincentes que digamos, pero el colectivo técnico valoró otras cualidades, sobre todo la voluntad y los deseos de triunfar en el exigente medio de las palanquetas y los discos.

Aunque Daniel nunca tuvo a mano antecedentes familiares de practicantes en esa disciplina, el desarrollo del XXVII Campeonato Mundial, celebrado en la Ciudad de La Habana (1973), constituyó la principal motivación.
Algún tiempo después confesó que dio los primeros pasos atléticos en los clavados y conoció sobre el certamen mundialista de las pesas a través de la pequeña pantalla.

El brusco cambio de actividad se produjo casi de inmediato observando las colosales actuaciones del iraní Mohammed Nassiri, monarca en los 52 kgs.; el búlgaro Nadelcho Kolev, titular en los 75 kgs. y, en especial, el esfuerzo realizado por su compatriota Javier González, sorpresivo conquistador de la medalla plateada en la modalidad de arranque y bronce en el biatlón en los 110 kgs.

Los progresos alcanzados en un discreto gimnasio del centro escolar capitalino Ciudad Libertad —por entonces vivía en el municipio habanero de Marianao— aceleraron sus aspiraciones de convertirse en una figura de nivel mundial. El Fiñe recibió las primeras enseñanzas en la preselección por cuenta del inolvidable Manuel Suárez, el cual en vida reconoció: “Nuñez nunca perdió un segundo de aprendizaje y en las sesiones de entrenamiento cada día lo vi más entusiasmado y convencido de llegar bien lejos”.

Transcurridas algo más de dos décadas del comienzo, el campeón olímpico recuerda con singular aprecio las palabras del desaparecido profesor y también agrega: “Mi mayor dificultad la tuve en el ejercicio de envión debido a defectos técnicos en el momento de ejecutar el ‘clean’ (halón)”.

Cuba triunfó de manera inobjetable en la cita panamericana de Ciudad México (1975), y los entrenadores confiaron en las potencialidades de Daniel Nuñez para incluirlo en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976, como segundo competidor del patio en la división de los 52 kgs. Por supuesto, el debutante no llevaba un compromiso serio, ya que el hombre de experiencia y resultados internacionales era el camagüeyano Francisco Casamayor.

Sobre la tarima del escenario canadiense el soviético Alexander Voronin salió victorioso al totalizar 242,5 kgs. , mientras los antillanos Casamayor (227,5) y Nuñez (215,0) finalizaron en la quinta y octava posiciones,  respectivamente.

Aquel encuentro con la élite, incluido su ídolo Nassiri, ocupante del tercer lugar (235,0), impusieron nuevos retos al optimista pensamiento del criollo.

Aun dentro de los límites juveniles, Daniel viajó a Stuttgart (1977) y en el territorio alemán elevó su registro del arranque a 12,5 kgs. en la división de 56 para agenciarse el primer éxito de envergadura.

Un par de semanas después participó en el campeonato nacional y el total de 252,5 (115,0-137,5) lo colocó a la altura de los mejores del orbe, entre ellos el búlgaro Norair Nurikyan (262,5), el polaco Grzegorz Cziura (252,5) y el japonés Ando Kenkichi (250,0), en ese orden los anteriores medallistas en Montreal.

De nuevo en un evento mundialista, esta vez en la estadounidense ciudad de Gettysburg (1978), logró la ansiada consagración al imponerse en el arranque 117,5 y el biatlón 260,0 kgs. Las conocidas limitaciones en el envión lo llevaron al bronce (142,5), superado por Kenkichi (145,0) y otro polaco, Tadeuz Dembonczyk (142,5).

Cuando El Fiñe compitió en el Palacio de los Deportes Izmailovo, en Moscú, el 21 de julio de 1980, el público local sabía que el cubano era el adversario a derrotar por su favorito Yuri Sarkisian. El soviético concluyó el arranque con discreto 112,5 kgs. y Daniel en tres convincentes demostraciones realizó (117,5, 122,5 y 125,0) esta ultima marca mundial. Aunque el duelo lo decidiría el envión, la diferencia parecía inalcanzable… Nuñez aseguró el primer intento del envión con 145,0 y en el segundo levantó 150,0. En apariencia no hacía falta más y dio un salto sorprendente.

Estaba seguro de que la medalla de oro era suya. Por otra parte, Sarkesian no se dio por vencido e igualó su propio récord mundial con 155,0 y lo superó posteriormente con 157,5, pero en el total quedó en 270,0 contra 275,0 del sonriente vencedor cubano.

Al comentar los detalles del triunfo Daniel Nuñez señaló: “Tenía que ser así, porque yo debía sacar ventaja en mi mejor ejercicio. Luchar en igualdad de condiciones equivalía a disminuir mis posibilidades”.

La retirada de Daniel del deporte activo tuvo lugar en la oriental provincia de Las Tunas, el 7 mayo de 1987, durante el VII Torneo Internacional Manuel Suárez In Memoriam. En el momento del adiós dejó vigentes todas las marcas continentales en las divisiones de 56 y 60 kgs., así como las dos olímpicas impuestas en el arranque y el total en Moscú.

RESULTADOS EN JUEGOS OLÍMPICOS

1980: MOSCÚ, UNIÓN SOVIÉTICA

DIVISIÓN DE 56 KILOGRAMOS

ARRANQUE: 125,0 Implantó marca mundial

ENVIÓN: 150,0

TOTAL: 275


Respuesta  Mensaje 5 de 13 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 12/09/2014 10:22

Alberto Juantorena Danger: El Caballero de las pistas

Por. JORGE ALFONSO CHACÓN (jchacon@enet.cu)

(17 de diciembre de 2010)

Aunque en una biografía escrita por el colega Enrique Montesinos y publicada en 1980, la mamá de Alberto, Yolanda Danger, relató que su hijo siempre andaba corriendo, incluso para hacer los mandados, ahora me atrevo a decir que el muchacho, nacido en Santiago de Cuba, el 21 de noviembre de 1950, jamás imaginó que el paso del tiempo lo llevaría a convertirse en el primer ser humano capaz de imponerse en las carreras de 400 y 800 metros planos de una edición olímpica.

Por supuesto, la escalada en par de ocasiones a lo más alto del podio en los Juegos de Montreal no resultó en modo alguno fácil, pues la primera aspiración de Alberto consistía en integrar la selección nacional de baloncesto.

Debido a que tenía una estatura cercana a 1,90 metros, buena saltabilidad y rapidez en los desplazamientos fue matriculado en la Escuela Provincial de Perfeccionamiento Atlético (ESPA), ubicada entonces en el santiaguero reparto Vista Alegre.

Los sueños parecieron transformarse en realidad con el posterior ingreso en la ESPA Nacional durante el curso 1970-1971. Ese mismo año participó en torneo de mayores como refuerzo del equipo Oriente, bajo la conducción del experimentado Rafael Gato Carbonell.

En realidad, vio poca acción, pero el hecho de aparecer en una nómina donde estaban los conocidos Inocente Cuesta, Alejandro Urgellés, Tomás Herrera y Juan Domecq lo motivaron para expresarle a su padre Efraín: “Tú verás que voy a ser grande, un campeón, y viajaré... tu verás”.

Mientras los avances en el deporte de las canastas no alcanzaban las exigencias del técnico Mario Soler, cada día en las sesiones de entrenamiento, una mirada seguía los movimientos del espigado joven santiaguero.

El silencioso espía era José Cheo Salazar, preparador de corredores juveniles de velocidad y vallistas, quien estaba convencido de tener al alcance de la mano a un innegable talento para las pistas.

Convencer al entrenador Mayito Soler costó Dios y ayuda, contaba Cheo Salazar. Tampoco Alberto ocultaba las preferencias por el baloncesto, sin embargo, "tanto va el cántaro a la fuente... ".

La tarea de dar el visto bueno definitivo correspondió al especialista polaco Zigmund Zabierzowski, por aquellos días responsabilizado con los corredores de la preselección nacional.

Ello ocurrió exactamente el 8 de marzo de 1971 en la pista del estadio Pedro Marrero, donde luego de darle la primera vuelta al óvalo, Zigmund detuvo el cronómetro en los 500 metros y el tiempo de 1:07,0 fue suficiente para él.

La constante dedicación de Juantorena, conjugada con las sabias enseñanzas y los acertados consejos de Zabierzowski no tardaron en revelar registros sobresalientes en los 400 metros planos.

Después de intervenir en la tradicional gira atlética en la campaña de 1972 se ganó la confianza del entrenador y fue incluido en el reducido grupo de 16 competidores de campo y pista que asistieron a los Juegos de Munich. Allí la actuación concluyó con el quinto lugar en semifinales (46,07). Sin embargo, Zigmunt miraba al futuro...

El primer triunfo de envergadura en la arena internacional llegó el 18 de agosto de 1973, cuando cruzó primero la meta en los 400 metros planos (45,4) de los Juegos Mundiales Universitarios celebrados en Moscú.

Como especial reconocimiento recibió dos preciadas distinciones: Mejor Atleta del Año en Cuba y en Latinoamérica, esta última elección llevada a cabo por la agencia de noticias Prensa Latina.

En la cumbre de Montreal

Los relojes marcaban las 5:14 minutos de la tarde del 25 de julio en el estadio olímpico al momento de producirse el disparo del starter para dar la arrancada en la final de los 800 metros planos.

Alberto Juantorena corría por el carril número cinco y lo flanqueaban, por el cuatro el estadounidense Rick Wohlhuter y en el seis el indio Sri Ram Singh.

Además aparecían en otros carriles como virtuales favoritos el belga Ivo van Damme, el alemán Willie Wulbeck y el británico Steve Ovett.
Las atentas miradas de unos 72 mil espectadores siguieron los pormenores y al cumplirse la primera vuelta pasó delante Singh (50,9).
Juantorena asumió el comando antes de los 600 metros (1:17,0) y en el resto del recorrido imprimió mayor velocidad a las piernas para opacar el desesperado ataque de Wohlhuter hasta concluir el sprint con marca mundial y olímpica de 1:43,50.

Con menos de 24 horas de descanso, el flamante titular volvió a la pista con el objetivo de correr en las eliminatorias de los 400 metros planos y su ubicación como el tercero de los clasificados con discreto tiempo de 47,89 en el sexto y último heat de la jornada no fue muy alentador que digamos.

Ese día intervino en los cuartos de finales y la mejoría resultó ostensible al entrar segundo (45,92), inmediatamente detrás del australiano Richard Mitchell (45,76).

El registro de 45,10 en las semifinales del 28 de julio despejó varias incógnitas, pues en la final cualquier cosa podía suceder.
Y así fue...

En los distintos carriles corrieron también otros siete hombres de reconocido calibre, entre ellos los estadounidenses Fred Newhouse (44,89) y David Jenkins (45,20). Nuevamente cientos de miles de corazones latieron con mayor fuerza en la querida Isla y no era para menos. Uno de sus hijos buscaba realizar una hazaña sin precedentes. Antes de que pudieran percatarse de lo sucedido, "El peligroso", Alberto Juantorena Danger, pasaba triunfador con marca personal de 44,26. La alegría del pueblo cubano inundó todos los rincones del país.

La última actuación olímpica del criollo tuvo lugar en los Juegos de Moscú. Aunque afectado por numerosas lesiones, acudió a la cita y después de notables esfuerzos en las eliminatorias y semifinal aceptó resignado la cuarta posición en los 400 metros planos (45,09) frente al soviético Vixtor Markin (44,60), el ya señalado Mitchell (44,84) y el alemán Frank Schaffer (44,87), ganadores de las medallas en ese orden.

RESULTADOS EN JUEGOS OLÍMPICOS MUNICH (1972)

400 metros planos: 46,07 eliminado en la semifinal

MONTREAL (1976)

400 metros planos:        44,26       ORO
800 metros planos:     1:43,50       ORO
Récord mundial y olímpico

MOSCÚ (1980)

400 metros planos: 45,09 cuarto luga


Respuesta  Mensaje 6 de 13 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 12/09/2014 10:23

Teófilo Stevenson Lawrence: Grande entre los grandes

Por: JORGE ALFONSO CHACON (jchacon@enet.cu)

(12 de diciembre de 2010)

Teófilo Stevenson Recientemente, cuando la ciudad estadounidense de Atlanta (1896) conmemoró el primer centenario de la resurrección de los Juegos Olímpicos, el cubano Teófilo Stevenson apareció durante la ceremonia inaugural entre las notables figuras que en sus respectivos momentos dieron realce competitivo a las citas cuatrienales.

Este hombre cubano, nacido el 29 de marzo de 1952, en el apartado poblado oriental de Puerto Padre, aquella noche del 19 de julio de 1996 compartió el escenario con luminarias del pasado y el presente dentro del mundo atlético.

Antes de Teófilo, los anales boxísticos recogieron el nombre del húngaro Lazslo Papp como el único triple monarca olímpico consecutivo; primero en la división de 75 kilogramos, en Londres, Gran Bretaña (1948); y más tarde lo hizo en la de 71 para ganar sendos títulos en Helsinki, Finlandia (1952) y Melbourne, Australia (1956).

Lo singular en los triunfos del moreno caribeño fueron sus lauros alcanzados siempre en la máxima división, feudo de un casi absoluto dominio estadounidense.

Por ejemplo, los dos últimos predecesores de Stevenson, Joe Frazier (Tokio, Japón 1964) y George Foreman (Ciudad de México 1968), después llegaron a convertirse en campeones mundiales profesionales.

A la pareja citada podemos añadir que el vencedor de Roma 1960 en los 81 kilogramos, Cassius Clay o Mohammed Ali, como se hace llamar en la actualidad, reinó también varios años en los supercompletos.

La supremacía de estos tres hombres opacó por completo a otros boxeadores de la división a lo largo de dos décadas e incluso numerosos promotores y especialistas aceptaron, a modo de influyente causa para la evidente decadencia, la superioridad de los puños de Teófilo Stevenson, quien en tres ciclos quebró la lógica cadena de sucesores.

Comienza la “Era de Stevenson”

En su primera confrontación internacional de envergadura, los Juegos Deportivos Panamericanos de Cali, Colombia (1971), Teófilo enfrentó al primer rival estadounidense, Duane Bobick, y perdió en semifinales cerrada decisión 3x2.

Confiados en la posibilidad de que un pugilista de la raza blanca fuera capaz de continuar la tradición de los negros Frazier y Foreman, los federativos boxísticos en los Estados Unidos optaron por mantener a Bobick en el amateurismo y lo enviaron al compromiso de Munich (1972).

Pero a los deseos del grupo que regía los intereses de la ya bautizada “Esperanza Blanca” se opuso un poderoso recto de derecha en el tercer asalto. Tanto impresionó a los magnates reunidos aquel golpe que uno de ellos no tardó en acercarse a Stevenson y le propuso un contrato millonario.

Con firmes palabras de respuesta, el cubano se apuntó el segundo KO de la noche: “Los únicos millones que me interesan quedaron en Cuba con el cariño de ocho millones de compatriotas.”

La extensa lista de rivales yanquis posteriores a Duane Bobick comenzó por Marvin Stinson, un forzudo camionero derrotado en el Campeonato Mundial de La Habana (1974).

Pasados algunos meses volvieron a agitar palmas y a los Juegos Deportivos Panamericanos en la Ciudad de México (1975) llevaron a Mike Doakes, quien tampoco llegó al límite de los tres asaltos.

El siguiente adversario resultó John Tate en los Juegos de Montreal 1976 y apenas aguantó un par de golpes en el capítulo de apertura. En la cartelera final Teófilo Stevenson alcanzó la segunda medalla dorada frente al escurridizo rumano Mircea Simon.

La fase preparatoria para Moscú 1980 le permitió mantener el azote sobre los supercompletos de los Estados Unidos. Así cayeron, Woody Clark en el torneo Batalla de Carabobo, Caracas (1977); Tony Tubbs en el Mundial de Belgrado (1978); Jimmy Clark en un tope bilateral celebrado ese mismo año en el Madison Square Garden de Nueva York; y Rufus Hadley en los Juegos Deportivos Panamericanos de San Juan, Puerto Rico (1979).

Stevenson asistió a la capital moscovita confiado en conquistar el tercer galardón. En la primera salida al cuadrilátero fulminó en el primero al nigeriano Salomón Ataga.

Volvió a la carga y ahora en tres liquidó al polaco Grzegorz Skrzesz. No constituye una exageración apuntar que los dos siguientes contrarios, el húngaro Istvan Levai en semifinal y el soviético Piotr Zaev en la final, se limitaron a rehuir el combate para escuchar el campanazo final.

Sin entrar en un campo especulativo, podría asegurar que Teófilo Stevenson tuvo la oportunidad de convertirse en el primer púgil del boxeo olímpico capaz de conquistar cuatro títulos, pero la ausencia de la delegación cubana en el compromiso de Los Ángeles, Estados Unidos (1984), lo impidió.

El fundamento a la referida posibilidad queda plasmado al conocer que en esa misma fecha, un buen número de países que tampoco viajaron al escenario estadounidense organizaron competencias en diferentes disciplinas.

Esbozada en cortas líneas, pudiera considerarse simple la carrera del tunero entre las 12 cuerdas. En tal sentido, pensar así queda bien apartado de la realidad, pues Teófilo usó los guantes por primera vez en su natal Puerto Padre y perdió decisión ante un paisano nombrado Luís Enrique, el 7 de octubre de 1966.

Dos décadas después, el 17 de mayo de 1986, celebró el último combate y noqueó al estadounidense Alex García para ganar el tercer cetro mundial en la cuarta edición de estos certámenes, con sede en Reno, Nevada, EE.UU.

Peleas celebradas: 322; victorias: 307; derrotas: 15.

RESULTADOS EN JUEGOS OLÍMPICOS

MUNICH (1972)

Ganó por KO en el primero a Ludwik Denderys (POL).

Ganó por RSC en el tercero Duanne Bobick (EUA).

Ganó por RSC en el segundo a Peter Hussing (RFA).

Ganó por no presentación a Ion Alexe (RUM).

MONTREAL (1976)

Ganó por KO en el segundo a Henda Dravore (SEN).

Ganó por RSC en el primero a Pekka Ruokola (FIN).

Ganó por KO en el primero a John Tate (EUA).

Ganó por abandono en el tercero a Mircea Simon (RUM).

MOSCÚ (1980)

Ganó por KO en el primero a Salomón Ataga (NGR).

Ganó por KO en el tercero a Grzegorz Skrzesz (POL).

Ganó por decisión 5x0 a Istvan Levai (HUN).

Ganó por decisión 5x0 a Piotr Zaev (URS).


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De: Ruben1919 Enviado: 12/09/2014 10:24

BOXEO

Orlando Martínez Romero: Después de una larga espera

Por: JORGE A. CHACÓN (jchacon@enet.cu)

(29 de noviembre de 2010)

Orlando Martínez Romero Durante largos años, exactamente 68, el deporte cubano esperó por la conquista de una medalla de oro en los Juegos Olímpicos, luego de que los esgrimistas Ramón Fonst Segundo y Manuel Dionisio Díaz Delgado lo hicieron en la cita de San Luis, Estados Unidos (1904).

La histórica tarde del domingo 10 de septiembre, por fin llegó el codiciado trofeo, aunque no fue la obtención un título aislado, sino tres...

Orlando Martínez Romero, boxeador zurdo, nacido en el habanero barrio del Juanelo, el 2 de septiembre de 1946, resultó el primero de los pugilistas vencedores, cuando en el combate final de la división de los 54 kilogramos derrotó por decisión 5-0 al mexicano Alfonso Zamora. Los otros dos fueron Emilio Correa en la división de 67 kgs. y Teófilo Stevenson en más de 81 kgs.

El Zurdo del Juanelo o simplemente Orlandito, como lo identificaron siempre sus seguidores, comenzó en los trajines boxísticos en 1963, bajo la dirección de Rolando Urrutia en el gimnasio Luyanó Moderno.

En realidad, el muchacho llegó al pugilismo con cierta limitación física debido a una lesión sufrida en la clavícula izquierda como consecuencia de una caída. La circunstancia apuntada, en cierta medida contribuyó a convertirlo en un verdadero artífice de la pelea a riposta, es decir, contragolpear después del ataque adversario.

Sus desplazamientos en todas las direcciones del cuadrilátero, basados en supersónica velocidad y constante golpeo con el recto de derecha asemejaron una sombra imposible de eliminar. Por supuesto, Orlandito no era invencible y en el accionar de una extensa carrera cayó derrotado en 15 ocasiones, pero sólo una vez perdió por KO en cerca de 200 pleitos. Esa derrota ocurrió en el primer asalto y la hazaña pudo lograrla en 1968 el también zurdo capitalino Luis Mariano Cesé.

Orlandito ganó el primer fajín nacional en 1964 al derrotar en la división de 51 kg. al veterano peleador oriental Rafael Carbonell. Motivos de enfermedad lo alejaron del deporte activo un par de años y regresó en 1967 para recuperar la condición de titular en la división mosca imponiéndose decisivamente al matancero Diosdado Ramos.

La celebración en Ciudad de la Habana, en 1968, del primer torneo internacional Giraldo Córdova Cardín le permitió, ese mismo año, desquitarse del duro revés ante Luis Mariano Cesé y obtuvo el derecho a representar a Cuba en los Juegos Olímpicos en la Ciudad de México (1968).
 
En el territorio azteca las cosas no salieron como esperaba y en el debut —14 de octubre— perdió decisión 4-1 frente al húngaro Tibor Badari. En 1969 incursionó en la división de 54 kg. y volvió a coronarse monarca nacional en el Playa Girón con victoria sobre Ramón Ramírez.

De regreso a la división mosca repitió en forma consecutiva triunfos en las ediciones del Córdova Cardín de 1971 y 1972. Por cierto, el primero de esos éxitos constituyó un cerrado veredicto 3-2 contra el santiaguero Douglas Rodríguez, fogoso joven fajador que lo obligó a utilizar todas las artes y mañas conocidas.

A pesar de anexarse el cetro del Córdova Cardín (1972) como peleador de la división mosca, tras imponerse al matancero Ambrosio Céspedes en la final, el colectivo de entrenadores de la preselección nacional decidió incluir a Douglas Rodríguez en dicho peso y colocaron a Orlandito en los 54 kg., de cara a la versión olímpica de Munich.
 
Sus cuatro victorias en línea recta por fallos judiciales: 4-1 a Wing Maung (BIR); 3-2 a Michael Dowling (IRL); 5-0 a Ferry Moniaga (IND); 3-2 a George Turpin (GBR), lo llevaron directo a la final entre los gallos.

Concluido el combate decisivo frente al mexicano Zamora, el criollo declaró en conferencia de prensa: “Ese muchacho me dio una pelea tremenda. Yo estaba convencido de que era muy bueno y en ningún momento me confié. Pude boxearle bien a la riposta y lo cruzaba con izquierdas rectas al rostro. Asimiló mucho y por eso terminó en pie. El va a llegar lejos...”

Las palabras del cubano fueron un tanto proféticas, ya que dos años después Alfonso Zamora pasó al profesionalismo y el 14 de marzo de 1975 noqueó en cuatro asaltos al sudcoreano Soon Hwang Hong en el Forum de los Ángeles para ganar el título mundial de la división gallo.

Mientras tanto, Orlandito Martínez siguió en la batalla amateur y acudió a una tercera cita olímpica en Montreal (1976), donde resultó eliminado por el también sudcoreano Sung Chol Kwang. Tras la retirada del deporte activo en 1978, comenzó a trabajar con jóvenes valores y es un prestigioso técnico en el arte de dar y que no te den, muy solicitado en casa y fuera de ella.

RESULTADOS EN JUEGOS OLÍMPICOS

CIUDAD DE MÉXICO (1968)

Perdió decisión 4-1 ante Tibor Badari (HUN).

MUNICH (1972)

Ganó decisión 4-1 a Wing Maung (BIR).

Ganó decisión 3-2 a Michael Dowling (IRL).

Ganó decisión 5-0 a Ferry Moniaga (IND).

Ganó decisión 3-2 a George Turpin (GBR).

Ganó decisión 5-0 a Alfonso Zamora (MEX).

 

MONTREAL (1996)

Ganó decisión 5-0 a Jovito Reginfo (VEN).

Perdió decisión 3-2 ante Sung Chol Hwang (COR).


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De: Ruben1919 Enviado: 12/09/2014 10:25
BOXEO

Jorge Hernández Padrón: Estilista impecable

Por: JORGE ALFONSO CHACÓN (jchacon@enet.cu)

(29 de noviembre de 2010)

Jorge Hernández Padrón Desde muy pequeño Jorgito siempre sintió una atracción especial por la natación, pero entonces los arcaicos criterios populares se oponían a que un niño asmático practicara esta disciplina.

Así, de manera accidental, llegó al gimnasio Roberto Poland, ubicado en la barrida marianense de Pogolotti, donde antes surgieron numerosos peleadores de reconocida calidad.

De aquella época recuerda que las primeras lecciones las recibió del entrenador Julio Yú, cuando apenas contaba unos 14 años de edad —nació el 17 de noviembre de 1954— y pasado algún tiempo lo llevaron hasta San Miguel del Padrón para celebrar el primer combate con un muchacho nombrado José Dorado y perdió por decisión.

Su constitución física, 1,60 metros de estatura y peso inferior a los 48 kilogramos, a menudo lo puso en desventaja a la hora de escalar el cuadrilátero en la etapa inicial.

A fuerza de voluntad y mayores deseos de igualar los triunfos del santiaguero Emilio Correa, su boxeador preferido, salió adelante para alcanzar en 1968 el título nacional en la categoría de menores y el crónico padecimiento pasó al olvido.

En el torneo Playa Girón, con sede en Santiago de Cuba (1972), ganó medalla de plata en la división de 48 kg., luego de perder cerrada decisión frente al villaclareño Julio Rivera.

En el comienzo del ciclo olímpico (1973-1976) conquistó por primera vez el fajín de monarca superando al veterano Rafael Carbonell en la edición del Playa Girón, efectuada en Isla de Pinos (1973). Ese mismo año, de nuevo en Santiago de Cuba, aunque ahora en el Giraldo Córdova Cardín alcanzó medalla dorada con decisiva victoria sobre Renzo González.

Cuando la Ciudad de La Habana sirvió como sede al I Campeonato Mundial de Boxeo Amateur, en la mente de Jorgito daba vueltas la idea de convertirse en el primer titular en la historia de estos certámenes.

Durante el torneo Córdova Cardín, desarrollado en Camagüey en junio de 1974, no dejó lugar a las dudas y fue seleccionado para representar a Cuba en la división minomosca del I Campeonato Mundial de Boxeo. A la histórica cita de la capital cubana acudieron los mejores hombres en la división de 48 kg., entre ellos el estadounidense Alberto Sandoval, el húngaro Georgy Gedo, campeón olímpico en Munich 1972, el español Enrique Rodríguez, bronce en la misma confrontación muniquesa, y el sorprendente keniano Steve Mushoki. Los cuatro citados, más el tanzanio Enmanuel Mlundiva, cayeron derrotados por los puños del criollo y pudo cumplir el objetivo propuesto.

Después de imponerse al dominicano Leoncio Mercedes ganó la medalla dorada en los Juegos Deportivos Panamericanos, Ciudad de México (1975).

El siguiente paso consistía en consolidar la posición como primer minimosca del patio para participar en los Juegos Olímpicos de Montreal (1976). Ese año lo comenzó con la recuperación del título nacional venciendo en la final del Playa Girón, en la provincia de Camagüey, al zurdo Héctor Ramírez.

Posteriormente confirmó el boleto hacia Montreal derrotando unánimemente al santiaguero Jesús Ramos, en el Córdova Cardín organizado en Pinar del Río.

En el escenario canadiense debutó con triunfo por RSC —en 3 ocasiones— contra el búlgaro Vladislav Foudjejiev y en la segunda presentación puso fuera de combate en dos asaltos al nigeriano Soffa Yarawi para alcanzar a las semifinales, donde venció por amplio margen al boricua Orlando Maldonado.

Una vez más volvió a discutir un título en la primera pelea de la jornada final y su adversario resultó el coreano del Norte Byong Uk Li, el cual se comportó a gran altura hasta perder dividido el veredicto 4-1.

Jorge Hernández participó además en cuatro topes bilaterales contra boxeadores estadounidenses: Houston (1977) donde le ganó por decisión 2-1 a Richard Sandoval; Ciudad de la Habana (1978) derrotó 3-0 a Félix Castillo; Nueva York (1978) perdió 2-1 ante Jerome Coffe y de nuevo en la Ciudad de la Habana (1979) tomó desquite y venció 2-1 en la revancha a Jerome Coffe.

Durante su segunda presentación en una edición olímpica, los Juegos de Moscú 1980, los entrenadores de la preselección nacional decidieron subirlo a la división de 51 kg., pero aparentemente el paso de los años dentro de las cuerdas había comenzado a limitar sus cualidades de estilista impecable y fue derrotado en el primer pleito por el local Vladimir Miroshmichenko, quien más tarde logró la medalla de plata.

RESULTADOS EN JUEGOS OLÍMPICOS

MONTREAL (1976)

Ganó por RSC 3 a Vladislav Foudjejiev (BUL).

Ganó por KO a Soffa Yarawi (UGA).

Ganó decisión 5-0 contra Orlando Maldonado (PUR).

Ganó decisión 4-1 a Byong Uk Li (RPC).

MOSCÚ (1980)

Perdió decisión 4-1 ante Vladimir Miroshmichenko (URS).


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De: Ruben1919 Enviado: 12/09/2014 10:25

BOXEO

José Gómez Mustelier: Pegó con todo el tunero

Por: JORGE A. CHACÓN (jchacon@enet.cu)

(29 de noviembre de 2010)

La historia del boxeo cubano en cualquier época recoge los nombres de varios peleadores que alcanzaron resultados sobresalientes debido a la fortaleza de los puños.

Uno de ellos es José Gómez Mustelier, joven de humilde origen campesino, nacido el 28 de enero de 1959, en los predios del central azucarero Colombia, quien por primera vez tuvo un par de guantes en sus manos a la edad de 15 años y desde entonces la principal aspiración consistió en seguir los pasos del paisano Teófilo Stevenson.

Gómez, aún sin la impresionante complexión física exhibida en Moscú, recibió las primeras enseñanzas dentro de las cuerdas del entrenador Rolando Guerra, allá en el terruño natal y pudiera afirmar que entró por la puerta grande a la senda de los estelares, pues dos días después de cumplir los 18 años de edad discutió el título nacional de los 71 kgs. nada menos que frente al consagrado Emilio Correa en el certamen Playa Girón, organizado en la provincia de Santiago de Cuba (1977).

En esa oportunidad perdió la decisión unánime, pero fue llamado a integrar la preselección nacional, donde conoció al profesor Sarvelio Fuentes.

Llegado el ansiado momento de participar en el evento internacional Giraldo Córdova Cardín, en Matanzas (1977), debutó con impresionante RSC en el segundo asalto ante el guyanés Anthony Thomas. Después venció 5-0 al santiaguero Juan Despaigne y en la final recibió cerrado veredicto 3-2 sobre Hermenegildo Báez.

Durante las competencias de boxeo correspondientes a la IV Espartaquiada de los Ejércitos Amigos, un imperdonable descuido defensivo lo llevó a perder por KO ante el soviético Leonid Shapornikov.

Ese duro revés reveló que aun debía aprender mucho entre las cuerdas y de lleno regresó al gimnasio dispuesto a demostrar que nadie podría arrebatarle la posición de representante cubano en la cita mundialista de Belgrado, Yugoslavia en 1978. En Camagüey no dejó lugar a las dudas y aplastó a todos los rivales, incluido el veterano Alejandro Montoya. Otro tanto hizo semanas más tarde en la versión cienfueguera del Córdova Cardín.

La participación en el cuadrilátero de Belgrado fue convincente en todos los sentidos, ya que además de vencer en la revancha a Shapornikov, conquistó el título mundial con decisiva victoria ante el finlandés Tamuz Usivirta. La próxima meta quedaba establecida para la inmediata perspectiva de los Juegos Olímpicos (1980).

Durante el resto del ciclo preparatorio, José Gómez puso a prueba la pegada, derrotó a cuantos rivales pretendieron oponerle resistencia en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Medellín, Colombia (1978), y Juegos Deportivos Panamericanos, de San Juan, Puerto Rico (1979). También cosechó importantes triunfos en cinco topes bilaterales contra peleadores estadounidenses: en Houston (1977) le ganó por RSC 2 a Lindell Holmes, Ciudad de La Habana (1978), derrotó por no presentación a Roger Leonard, New York (1978) y venció 3-0 a Alex Ramos; Ciudad de La Habana (1979) KO en el 1 a Howard Montes, y en Charlotte (1980) victoria por no presentación sobre Jeff McCraken.

No obstante, la presencia de José Gómez en la capital rusa pasó por cierto momento de incertidumbre, luego de un peligroso accidente automovilístico sufrido en territorio habanero. En realidad, llegó al importante compromiso con ciertas limitaciones físicas y en la primera presentación pasó innumerables aprietos para derrotar 3-2 al inexperto zambiano Enock Shama. Incluso en el combate frente al coreano Mung Jan Bong recibió un apretado conteo de protección y gracias a su pegada pudo liquidarlo en el segundo asalto. Tampoco en la discusión del pase a la final contra el rumano Valentín Silaghi convenció a todos, a pesar de recibir favorable veredicto 5-0.

Con tales credenciales los fanáticos soviéticos daban por sentado que su favorito Viktor Savchenko dejaría en casa el título olímpico de los 75 kgs. El sonido del campanazo puso frente a frente a dos locomotoras armadas de voluntad y mayores deseos de alcanzar la victoria. Savchenko golpeó fuerte y Gómez ripostó con mayor precisión hasta el punto de propinarle conteo de protección en el mismo primer capítulo y estaba al borde del fuera de combate cuando se cumplió el límite de tres minutos. A lo largo de la pelea, el pugilista local hizo alarde de gran asimilación al recibir continuas andanadas del cubano en victoria 4-1. Sólo el juez argelino Omar Ould-Abbou vio ganar al soviético.

José Gómez brilló algún tiempo más en el plano nacional dentro de los 75 kgs. aunque después del referido accidente saltaban a la vista las dificultades en los desplazamientos, una limitación que constantemente lo exponía a combatir en el cuerpo a cuerpo con relativas posibilidades de éxito.

RESULTADOS EN LOS JUEGOS OLÍMPICOS

1980, MOSCÚ, UNIÓN SOVIÉTICA

GANÓ DECISIÓN 5-0 A ENOCK SHAMA (ZAM)

DERROTÓ POR FC 2 A BONG MUNG JANG (RPC)

GANÓ DECISIÓN 5-0 A VALENTÍN AILAGHI (RUM)

GANÓ DECISIÓN 4-1 A VOKTOR SAVCHENKO (URS)


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De: Ruben1919 Enviado: 12/09/2014 10:26

BOXEO

Juan Bautista Hernández Pérez: ¡Sorprendió el muchacho!

Por: JORGE A. CHACON (jchacon@enet.cu)

(29 de noviembre de 2010)

Juan Bautista Hernández Pérez Ciertamente, la carrera pugilística de Juan Bautista Hernández Pérez podemos considerarla casi de efímera, porque el muchacho, nacido en el poblado oriental de Pilón, 24 diciembre de 1962, pero educado desde pequeño en la provincia de Pinar del Río, llegó muy rápido a los planos estelares y por dificultades con los dedos de sus manos apenas se mantuvo unos cinco años activo, luego de conquistar de manera sorpresiva el título olímpico en Moscú (1980).

El primer resultado de envergadura lo alcanzó sin haber cumplido los 16 años de edad en la oncena edición del torneo internacional Giraldo Córdova Cardín (1978).

En la ciudad de Cienfuegos llegó a la final, luego de ganar cuatro combates de manera convincente, aunque en la discusión del metal dorado perdió decisión 5-0 ante el santiaguero Samuel Belford en la división de 51 kg. Posteriormente ratificó clase en Guantánamo (1979), donde perdió cerrado veredicto 3-2 con el estelar Jorge Hernández también en la final del certamen Playa Girón.

Entonces, su impetuoso estilo de combatir en la media y corta distancia llamó la atención de los integrantes del colectivo técnico y decidieron incorporarlo a la preselección nacional, de cara al compromiso olímpico de Moscú (1980).

Desde el primer momento recibió atención directa del experimentado Sarvelio Fuentes y unos meses antes de la cita moscovita, ahora peleando en los 54 kg. ganó el fajín del Playa Girón celebrado en la occidental provincia de  Pinar del Río, imponiéndose en la final a Jesús Sollet y en la ciudad de Holguín, sede del Córdova Cardín, venció a Carlos Samalea para ganarse el puesto entre los 11 cubanos a la confrontación cuatrienal.

Bautista Hernández resultó el denominado eléctrico en el escenario del estadio cubierto Olimpiski, pues en aquellos momentos quizá los únicos convencidos de ganar la medalla dorada eran él y su entrenador Sarvelio. En el primer combate derrotó 4-1 al húngaro Sandor Farkas y aunque la pelea en sí no presentó grandes contratiempos, a punto de concluir el segundo asalto sintió fuertes dolores en la mano derecha y la posibilidad de una fractura puso en peligro sus aspiraciones. Sin embargo, dos días después regresó al cuadrilátero y prácticamente pulverizó en par de vueltas al etíope Mohammed Ayele para derrotarlo por RSC.

La tercera presentación le deparó otro triunfo antes del límite al disponer en el primer asalto del tanzanio Geraldi Issaick, quien apenas presentó pelea ante el cubano hasta que el árbitro detuvo el combate por superioridad manifiesta. El camino hacia la final pudo franquearlo con fácil triunfo 5-0 sobre el guyanés Michael Anthony, un adversario que nada quiso arriesgar y pareció satisfecho con llevarse el bronce.

La decisión 5-0 que le dio la victoria frente al venezolano José Bernardo Piñango fue bien merecida. Al comenzar la pelea Bautista salió dispuesto a no dar tregua y persiguió a su oponente por cada rincón del cuadrilátero y Piñango sólo atinaba a eludir el ataque con constantes agarres.

En el segundo, de nuevo el cubano pegó cuanto deseó con ambas manos y llegó a provocar una cortadura en la ceja derecha. Con ventaja decisiva y evidentemente dolorido, salió a boxear el tercero con extrema cautela los dos primeros minutos, pero cerró a todo tren pegando arriba y abajo con la mano izquierda hasta el sonido del campanazo.

Durante la tradicional rueda de prensa, el nuevo monarca confesó a los reporteros: “Desde mi primera pelea tuve la mano derecha inflamada y si pude conquistar el oro se lo debo a la estrategia trazada por Sarvelio, de buscar siempre el cuerpo a cuerpo para neutralizar las posibilidades de los rivales. Lo mío era no dejarlos pensar y así lo hice…”

Juan Bautista participó en dos topes bilaterales contra los púgiles estadounidenses. En Charlotte (1980) perdió 2-1 con Jackie Beard y después en Ciudad de La Habana (1982) derrotó 4-1 a Tony Pruitt. En el ámbito regional sólo consiguió un triunfo importante en los Juegos Centroamericanos y del Caribe efectuados en la capital cubana (1982) al vencer en la final a otro venezolano, Manuel Vilches.

RESULTADOS EN JUEGOS OLÍMPICOS

1980: MOSCÚ, UNIÓN SOVIÉTICA

GANÓ DECISIÓN 4-1 A SANDOR FARKAS (HUN)

DERROTÓ POR RSC 2 A MOHAMMED AYELE (ETI)

DERROTÓ POR RSC 1 A GERALDI ISSAICK (TAN)

GANÓ DECISIÓN 5-0 A MICHAEL ANTHONY (GUY)

GANÓ DECISIÓN 5-0 A BERNARDO PIÑANGO (VEN)


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De: Ruben1919 Enviado: 12/09/2014 10:27

BOXEO

Andrés Aldama Cabrera: Misión cumplida

(29 de noviembre de 2010)

Andrés Aldama Cabrera Aunque el matancero, nacido el 5 de abril de 1956, aparece entre los pugilistas cubanos con mejores resultados en los Juegos Olímpicos, luego de ganar medalla de plata en la división de 63,5 kgs. en Montreal (1976) y oro como representante de los 67 en Moscú (1980), pocas veces recibió el reconocimiento de la prensa especializada en virtud a los méritos dentro del cuadrilátero en una carrera que le permitió cruzar golpes con los mejores del mundo en casa y fuera de ella.

Tal parece que el destino reservó al yumurino las glorias en los escenarios olímpicos. Por ejemplo, antes de participar en la cita canadiense, Andrés Aldama apenas contaba dos medallas de bronce en las ediciones del torneo nacional Playa Girón, la primera en Isla de Pinos (1973) en 63,5 kgs. y la segunda en los 67, cuando el campeonato se organizó en la provincia de Camagüey (1976).

Podría asegurarse que un momento decisivo lo vivió en el certamen internacional Giraldo Córdova Cardín, con sede en Pinar del Río (1976). En la tierra del mejor tabaco del mundo, Aldama conquistó el título de los 63,5 kgs. y de paso el boleto hacia la consagración, luego de imponerse por abandono en el tercero al alemán Reinz Kruse, decisión 5-0 al costarricense José Luis Lizano, veredicto 4-1 ante el camagüeyano Víctor Corona y de nuevo por puntos 5-0 al local Secundino Ferrer.

El colectivo técnico valoró en alto grado su mejor boxeo y decidieron incluirlo en una nómina de 11 peleadores, entre los cuales figuraban los consagrados monarcas mundiales de 1974, Jorge Hernández, Emilio Correa, Rolandol Garbey y Teófilo Stevenson.

Sin lugar a dudas, la responsabilidad se las traía porque ya el pugilismo cubano había dado una buena estocada en Munich (1972) con los respectivos títulos de Orlandito Martínez, Correa y Stevenson.

Desde la primera salida en la Arena Maurice Richard, Andrés Aldama mostró la clase de un boxeador dispuesto a discutir el cetro con cualquiera de los aspirantes a finalista. En el debut derrotó con relativa facilidad al turco Sabahatan Burcu y en línea sucesiva no dejó llegar al límite de los tres asaltos al dominicano Jesús Sánchez, RSC 2, al húngaro Joszef Nagy, también RSC en el segundo, y por abandono en el propio capítulo intermedio al búlgaro Vladimir Kolev.

Esos triunfos fueron considerados sorpresivos, pues en realidad el criollo era un desconocido. Faltaba la gran prueba de fuego, ya que en la final tendría delante al joven estilista estadounidense Ray Leonard, el mejor peleador en la escuadra de ese país, quien en los Juegos Deportivos Panamericanos, Ciudad de México (1975), venció de manera indiscutible al cubano Víctor Corona por la discusión del título continental.

Aldama y Leonard pelearon con cautela el primer asalto y ambos hicieron gala de virtuosismo singular. En el segundo, ya el norteño comenzó a marcar buenos golpes en evidentes combinaciones e hizo otro tanto en el round del cierre para acreditarse la victoria por RSC. 

Aun en la derrota la actuación de Andrés Aldama convenció a los presentes y como el mismo declaró algún tiempo después: “La pelea con Ray Leonard fue la más difícil de mi vida. Se trataba de un extraordinario boxeador, lo cual demostró largo tiempo en las filas profesionales. Yo sabía que no volveríamos a vernos frente a frente y por eso, en lo adelante, concentré mis aspiraciones en Moscú”.

A lo largo de todo el ciclo olímpico (1977-1080), Andrés Aldama ganó tres títulos nacionales. En 1977 y 1979 peleó en la división de 67 kgs. y en el 1978 volvió a ratificar la condición de estelar en los 63,5. Además, triunfó en todas las versiones del Giraldo Córdova Cardín durante ese período, dos veces en 63,5 (1977 y 1978) y otras dos en 67 (1979 y 1980). Su victoria en la sede de Holguín sobre el santiaguero Iván Meriño 5-0 lo ratificó en la división welter y en tal responsabilidad viajó a la cita moscovita.

Aparte del fácil triunfo sobre el peleador de Benín, Pierre Sotoumey, RSC en el tercero, en los cuatro restantes combates tuvo que poner a prueba cuanto había aprendido a partir de la actuación en Montreal. Derrotó 3-2 al soviético Israel Akopkohyan, un hombre incansable en la corta y media distancia, sorprendió en el tercero al difícil búlgaro Plamer Yankov y lo puso a dormir con fortísimo “swing” de izquierda a la mandíbula.

El siguiente compromiso lo llevó ante el experimentado alemán Karl-Heinz Kruger y en esa ocasión puso en juego artes y mañas para llevarse el veredicto 5-0.

Sin embargo, a nuestro juicio, Aldama reafirmó las dotes de extraordinario boxeador al imponerse 4-1 frente al ugandés Joseph Mugabe —inexplicablemente votó en contra el juez tanzanio Narcis Tarimo— Mugabe llegó a la final precedido por tres impresionantes victorias por la vía rápida y en todo momento buscó conectar un golpe demoledor.

La táctica seguida por el criollo consistió en neutralizar las embestidas del africano y desde la distancia, a base de contraataques, sacó el margen decisivo en el segundo asalto.

RESULTADOS EN LOS JUEGOS OLÍMPICOS

MONTREAL (1976) 

DERROTÓ POR RSC 2 A SABAHATAN BURCU (TUR)

DERROTÓ POR RSC 2 A JESÚS FERNÁNDEZ (DOM)

DERROTÓ POR ABANDONO 2 A JOSZEF NAGY (HUN)

DERROTÓ POR FC 1 A VLADIMIR KOLVEV (BUL)

PERDIÓ POR RSC 3 CON RAY LEONARD (EUA)

 

1980, MOSCÚ, UNIÓN SOVIÉTICA

DERROTÓ POR RSCH 3 A FAROUKJAWAD (IRQ)

GANÓ DECISIÓN 4-1 A SERIK KONAKBAEV (URS)

DERROTÓ POR FC 3 A PLAMEN YANKOV (BUL)

GANÓ DECISIÓN 5-0 A KARL-HEINZ KRUGER (RDA)

GANÓ DECISIÓN 4-1 A JOSEPH MUGABE (UGA)

 


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De: Ruben1919 Enviado: 12/09/2014 10:28

BOXEO

Ángel Herrera Vera: Dos para el zurdo del Guaso

Por: JORGE A. CHACÓN (jchacon@enet.cu)

(29 de noviembre de 2010)

Ángel Herrera Vera Muy pocos boxeadores dentro de la preselección nacional tuvieron el vertiginoso ascenso de este guantanamero de pura cepa, nacido el 2 de agosto de 1957, pues prácticamente era un desconocido en el medio cuando combatió en el torneo nacional Playa Girón, celebrado en la provincia de Camagüey (1976).

El único detalle interesante en tan corta hoja de servicios lo presentaba como ganador de la medalla de bronce en el Campeonato Nacional Juvenil del año anterior.

Los nombres de Genovevo Griñán, Mariano Álvarez, medallistas de bronce en la primera edición de un certamen mundialista, Reinaldo Valiente, Alberto Brea y Marcial Torrizo resultaban los preferidos a la hora de seleccionar los candidatos para discutir el título de los 57 kgs.

Herrera escaló al cuadrilátero camagüeyano supuestamente uno más entre tantos que buscaban la victoria. Todo cuanto ocurriera en el campeonato era importante porque los técnicos estaban a la caza de resultados frente a la inmediata perspectiva de la cita en Montreal. Ni corto ni perezoso, paso a paso, el muchacho pudo imponerse en las rondas preliminares y llegó a discutir el campeonato con Griñán. La experiencia y mejor boxeo a la distancia del santiaguero salieron airosos y recibió el veredicto de los oficiales, pero el debutante fue invitado a entrenar en la capital cubana.

Acerca de su comienzo, cuenta el incansable fajador, que un buen día de 1973 se embulló y decidió ponerse los guantes en el gimnasio José María Chibás del terruño natal. Entonces tenía 16 años de edad y pesaba algo más de 60 kilogramos.

Angelito, como lo llaman aún los más íntimos, nunca llegó a convertirse en el virtuoso estilista y tampoco presentaba una buena defensa. Si algo lo llevó a conquistar par de medallas doradas en los Juegos Olímpicos de Montreal y Moscú fue la valentía a toda prueba, porque siempre se plantó a pies firmes con cualquiera y en los intercambios sacó ventaja por la fortaleza de ambos puños.

Unas semanas antes de la cita veraniega canadiense, la ciudad de Pinar del Río organizó otra versión del certamen internacional Giraldo Córdova Cardín. Se trataba de la verdadera prueba de fuego, ya que el ganador recibiría el boleto para representar a Cuba en la división pluma.

Allí estaba Herrera, aunque ahora con cierto nivel de preparación y mayor fortaleza física. Los que lo vieron entrenar en el gimnasio Orbeín Quesada del Wajay, cuartel general de la preselección, ya no tenían dudas, con él habría que contar…

El debut contra el alemán Claude Zaraov le reportó una fácil victoria 5-0. En la segunda salida derrotó 4-1 al también joven y combativo santiaguero José Aguilar y ganó la medalla de oro sin pelear por no presentación del soviético Guennadi Saculin.

En Montreal salió por la puerta ancha en la primera presentación con triunfo por KO en el 1ro. ante el indio Ande Rai. Otro éxito sin mayores contratiempos lo alcanzó al imponerse 5-0 al venezolano Ángel Pacheco.

La posibilidad de incluirse dentro de los medallistas lo enfrentó al difícil estadounidense Davey Armstrong y debió sudar gotas gordas antes de llevarse apretado veredicto 3-2.

Aunque la decisión 5-0 frente al mexicano Juan Paredes pudiera suponer una victoria holgada, lo cierto es que el azteca vendió cara la derrota y obligó al cubano a otro fuerte pleito de toma y daca.

Sin embargo, por esas cosas que a menudo ocurren en los deportes de combate, la discusión de la medalla de oro contra el alemán Richard Nowakowski concluyó mucho antes de lo imaginado. Nowakoswski figuró como vencedor en el Giraldo Córdova Cardín de 1975, celebrado en la ciudad de Santa Clara y después afianzó posiciones en otras competencias en el Viejo Continente.

Llegado el momento de la verdad, 31 de julio de 1976, en la arena Maurice Richard, sus puños aprovecharon muy bien un descuido defensivo y con potentísimo recto de izquierda al rostro Nowakowski cayó fulminado en el segundo asalto.

El boxeo cubano tenía su quinto monarca olímpico y por primera vez el nombre de Angel Herrera Vera apareció con grandes titulares en los diarios del mundo.

El desarrollo del próximo ciclo olímpico (1977-1980) reafirmó a Herrera en la cima de los 57 kgs. y como tal conquistó tres títulos nacionales consecutivos y triunfó otras tantas veces en los certámenes Córdova Cardín, dos de ellas (1977 y 1978) en los plumas y en 1980 en la división de 60, lo cual le valió para participar en el segundo compromiso olímpico.

También en 1978 alcanzó el título mundial de los 57 kgs. al imponerse en la final de Belgrado, Yugoslavia, al local Borislav Ristic. Entre 1977 y 1980 intervino en cuatro topes bilaterales frente a pugilistas estadounidenses: Houston (1977) ganó decisión 3-0 ante Rocky Lockbridge; Ciudad de La Habana (1978) derrotó 3-0 a Johnny Bumphus; New York (1978) perdió 2-1 con Bernard Taylor y Charlott (1980) y venció a Davey Armstrong por abandono en el primer asalto.

En el escenario moscovita Ángel Herrera combatió en la división de 60 kgs. y confirmó una vez más su clase para dejar en el camino hacia la conquista de una segunda medalla de oro al italiano Carlo Russolino, al yugoslavo Geza Thumbas, al mongol Gelsandor Batbilec, al polaco Adach Kazimierz y al soviético Viktor Damianenko. Por cierto, aunque el cubano impuso en todo momento el tren de ataque en el pleito final, las acciones resultaron bastante deslucidas debido al escaso nivel técnico que exhibieron los dos contendientes. A la altura del tercer asalto el árbitro panameño César Fernández llamó al médico actuante y éste detuvo la pelea, tras observar una peligrosa herida en el ojo derecho de Damianenko.

RESULTADOS EN LOS JUEGOS OLÍMPICOS

MONTREAL (1976) 

Ganó por KO 1 a A. Rai (IND)

Ganó decisión 5-0 a Angel Pacheco (Ven.)

Ganó decisión 3-2 a Davey Armstrong (EUA

Ganó decisión 5-0 a Juan Paredes (Méx.)

Ganó por KO 2 a Richard Nowakowski (RDA)

MOSCÚ (1980)

Ganó decisión 5-0 a Carlo Russolino (Ita)

Ganó decisión 5-0 a Geza Thumbas (Yug.)

Ganó decisión 5-0 a Gelsandor Batbilec (Mgl)

Ganó por no presentación a Adach Kazimierz (Pol.)

Ganó por RSC 3 a Viktor Damianenko (URSS)


Respuesta  Mensaje 13 de 13 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 12/09/2014 10:29

BOXEO

Armando Martínez Limendú: De la noche a la mañana

Por: JORGE A. CHACÓN (jchacon@enet.cu)

(29 de noviembre de 2010)

Armando Martínez En menos de dos años, Armando Martínez Limendú, nacido en el poblado de Majagua, en la provincia de Ciego de Ávila, el 29 de agosto de 1961, escaló posiciones en el ranking, luego de aumentar el peso corporal desde los 57 kgs. hasta los 71, se convirtió en una de las grandes revelaciones del pugilismo cubano en todos los tiempos.

Nunca antes un boxeador del patio transitó victoriosamente tan difícil camino dentro de la edad juvenil.
Armandito combatió entre los mayores en la edición camagüeyana del Playa Girón (1978) y ganó medalla de bronce en la división de 57 kgs.

Unos meses más tarde conquistó el título de los 60 en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, Medellín, Colombia, luego de imponerse por decisión al local Juan Coello.

En agosto de 1980, exactamente el día 2, el público congregado en la moscovita sala Olimpiski presenció su obtención del título olímpico con victoria 4-1 sobre el soviético Aleksandr Koshkin.

Este destacado pugilista desde muy temprano ya estaba envuelto en los trajines boxísticos. A los diez años de edad su tío Justo Manuel Limendú guió sus primeros pasos, complaciendo así las motivaciones del pequeño.

Cuando en 1972 debutó en la categoría de menores, llegó a tejer una impresionante cadena de 42 triunfos consecutivos y perdió el invicto ante el pinareño Alberto Pluma combatiendo en la división de 38 kgs. en el Campeonato nacional celebrado en la provincia de Matanzas (1978).

Durante esa etapa trataba de imitar los movimientos del camagüeyano Adolfo Horta, su boxeador favorito. Participó en tres Juegos Escolares Nacionales (1975-1977) con destacado balance de dos medallas doradas y una de bronce.

Esos resultados competitivos le permitieron acumular méritos suficientes para matricular en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) en Camagüey, donde fue uno de los alumnos preferidos del entrenador Fermín Espinosa.

En corto tiempo hizo el grado como juvenil a las órdenes de Pedro Roque y siendo un adolescente llegó al Centro de Entrenamiento Orbeín Quesada, dirigido por el destacado entrenador Alcides Sagarra.

Armando Martínez podía boxear bien en cualquiera de las tres distancias, incluso por la estatura (1,75 metros) y largas extremidades utilizaba con precisión el recto de izquierda. A pesar de la evidente ventaja, a menudo prefería intercambiar golpes y entonces parecía un incansable remolino. Quién no recuerda su pleito con el canadiense Shaw O. Sullivan en el torneo internacional Giraldo Córdova Cardín, con sede en San José de Las Lajas (1981) o la revancha frente al propio Aleksandr Koshkin en el Campeonato Mundial, Munich (1982).

La presencia del criollo en los Juegos de Moscú podemos considerarla un tanto sorpresiva, porque en el mes de enero, apenas seis meses antes del compromiso olímpico, ganó el fajín nacional de los 63,5 kgs. en el Playa Girón, organizado en Pinar del Río, luego de derrotar a José Luis Hernández. En abril, los aspirantes a los boletos de la cita cuatrienal, realizaron una gira por la RDA, Checoslovaquia, Hungría y Rumania, entonces Armandito peleó en los 71 kgs. y alcanzó ocho victorias en nueve presentaciones.

En la versión del Córdova Cardín, en Holguín (1980), aparentemente una contienda decisiva, combatió en el nuevo peso y en la primera pelea venció 5-0 a Julio Quintana, después propinó soberana paliza al alemán Rostankowski hasta derrotarlo por abandono en el segundo, y en la semifinal perdió por no presentación con el vueltabajero Manuel Cordero.

Por sus resultados, Armando Martínez recibió el voto de confianza de los miembros del colectivo técnico y la prensa cubana reflejó su actuación en Moscú de la forma siguiente: “Y llegó el turno de quien fue la revelación del torneo y, por consiguiente, el mejor boxeador de la escuadra cubana: el avileño Armando Martínez, otro al que se le anticipó un rotundo fracaso por la poca asimilación en las divisiones inferiores.

“Armandito demostró que asimila y por tanto borró esos falsos criterios. Sus combates siempre estuvieron cargados de altas dosis de emotividad.

“Ante el polaco Zygmunt Gosiewski exhibió pegada y asimilación en triunfo 5-0; al ugandés George Kabuto lo eliminó por RSC en el primer asalto; al brasileño Francisco C. de Jesús lo venció 5-0 y al checoslovaco Jan Franek lo derrotó por RSC en el segundo.

“De lleno en el pleito final, frente al soviético Aleksandr Koshkin, un hombre que había demostrado fortaleza en la pegada y la clase de un campeón, alcanzó su verdadera dimensión al imponerse tan claramente que el numeroso público, en el comienzo aclamó por todo lo alto a su favorito y, poco a poco, fue callándose debido al empuje y disertación del joven peleador antillano”.

“El veredicto 4-1, el único voto adverso correspondió al juez polaco Popiolek”.

RESULTADOS EN LOS JUEGOS OLÍMPICOS

1980, MOSCÚ, UNIÓN SOVIÉTICA

GANÓ DECISIÓN 5-0 A SIGMUND GOZLEWSKI (POL)

DERROTÓ POR RSC-1 A GEORGE KABUTO (UGA)

GANÓ DECISIÓN 5-0 A CARLOS FRANCISCO DE JESÚS (BRA)

DERROTÓ POR RSC 2 A JAN FRANEK (CHE)

GANÓ DECISIÓN 4-1 A ALEXANDER KOSHKIN



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