Príncipe saudita mantiene como esclavas sexuales a tres mujeres en su mansión de Beverly Hills
El príncipe saudita, Majed bin Abdullah bin Abdul Aziz./ AFP
El (otro más) príncipe saudita que, semanas atrás, fue detenido en EE.UU. por intentar abusar de una empleada doméstica
que huyó despavorida y a los gritos, quedó un poco más complicado luego de que tres mujeres lo acusaran
de haberlas agredido sexualmente, aportando al caso nuevos detalles bochornosos
sobre la vida lujuriosa y lujosa de estos magnates árabes.
Las mujeres, todas estadounidenses, lo acusaron no sólo de haberlas agredido sexualmente sino también de
haberlas mantenido cautivas durante tres días de sexo y droga en una mansión de Beverly Hills, en la ciudad de Los Angeles.
Las mujeres, que no han sido identificadas, presentaron una demanda civil en Los Angeles el jueves pasado
contra Majed Abdulaziz Al Saud, de 29 años, y dijeron que fueron contratadas por
el príncipe para realizar tareas domésticas en septiembre último.
La demanda, elevada el jueves pasado, alega que el príncipe aterrorizó a las mujeres y les realizó "avances sexuales
que incluyeron su frotamiento contra una de ellas y el pedido a otra que le lamiera todo su cuerpo".
En determinado momento, ordenó a su personal, incluyendo a sus guardias de seguridad, que se desnudaran
en la piscina porque "quería ver el coño desnudo de todo el mundo".
Cuando una de las mujeres le pidió que parara, el príncipe le respondió, según la demanda:
"¡No eres una mujer! ¡No eres nadie! Yo soy príncipe y haré lo que quiera sin que nadie me haga nada!".
"Este es otro ejemplo del uso de grandes fortunas y poder para abusar física y emocionalmente
a los más vulnerables", dijo a la prensa el abogado de las mujeres, Van Frish el lunes.
El príncipe fue arrestado bajo la acusación de forzar a una de las mujeres a practicarle sexo oral,
pero en ausencia de evidencias, Al Saud podría ser acusado solamente de delitos menores.
NOTA
Pues como es un príncipe multimillonario amigo del Imperio yanqui lo dejaran libre
pues no es el primer capitalista que abusa de su poder y fortuna para humillar a los pobres empleados
DIDIER PIPOLL