La por ahora dictablanda de Macri y CIA. carece de legitimidad debido a que ha violado y sigue violando la Constitución Nacional, entre ellos el artículo 14 bis, que establece la estabilidad del trabajador público y la dignidad de todos los laburantes, y la designación de jueces por derecha (no derecho). Los llamados Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), utilizados por el esperpento para violar la Ley, que deberían ser sometidos dentro de los 10 días a la Comisión Bilateral Permanente del Poder Legislativo por el Jefe de Gabinete de Ministros, carecen de legitimidad. Sólo se han utilizado para coartar la libertad de expresión, fabricar desocupados, intervenir organismos creados por Ley, hacer imposible al pueblo más pobre acceder a los artículos de primera necesidad y procurar nuevamente endeudar al país, entregándolo espuriamente a la voracidad externa imperial en todos los órdenes: económicos, financieros, culturales, políticos, diplomáticos y militares .
La Constitución Nacional, en su artículo 21, obliga a su vez a los ciudadanos a armarse en defensa de la Patria y la Constitución, conforme a las leyes que al efecto dicte el Congreso y los Decretos del PEN, que no pueden derogar leyes aprobadas por mayoría legislativa.
Toda esta panfernalia legalista no debería ser utilizada aquí para resistir a una dictadura o dictablanda, por cuanto el sólo hecho de que exista o se autoproclame, violando derechos de los habitantes del país, entre los cuales los más pobres son los fundamentales afectados, sería causa del inicio de una resistencia popular integral. Pero he aquí que la por ahora dictablanda de Macri y CIA. ha decidido apostar a la provocación y al enfrentamiento, habida cuenta de que su proceder lesiona los intereses de la Nación y de los trabajadores de todo tipo, que la conforman mayoritariamente.
Pro vocadores
Las palabras del esperpéntico primer mandatario deseándoles una vida “feliz” a los miles de cesanteados del Estado y aún privados, y las palabras del señor Prat Gay, que convocó a desprenderse de la “grasa militante” al Estado en liquidación que proyecta, eructando sobre las palabras de Evita que llamaba “descamisados” o “grasitas” a los más humildes y fieles integrantes de la Patria y la clase trabajadora, constituyen dos botones de muestra que ilustran la gravedad, no sólo de sus dichos, sino de sus hechos. Utilizando la provocación, el macrismo, que en estos últimos días ha renovado la cúpula de las tres fuerzas armadas – en Ejército ,mandó a retiro a 23 generales que, según se informó, “respondían” a Milani, general allegado al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, vituperado por amplios sectores debido a su supuesto pasado represivo en tiempos de la dictadura de 1976 y que debió renunciar hace poco tiempo por ello- se ha propuesto, entre otros, un objetivo siniestro: avanzar en su “modelo” de liquidación nacional y social reprimiendo a mansalva. Ya Macri y CIA. renovaron la cúpula de la Gendarmería, la Prefectura y la Policía de la Provincia de Buenos Aires ( caso gobernadora Vidal- Ritondo y los tres narcosicarios fugados y ya recapturados), intentando con ello, no sólo “limpiar” de kirchneristas los mandos de las fuerzas de Seguridad y Armadas -la Policía Federal conserva su cúpula hasta que sea subsumida en la Metropolitana, engendro macrista que agrupa a muchos cesanteados de la Federal por sus actos delictivos- sino apelar a los halagos y dádivas jugosas para alinear los mandos de estas fuerzas, a las que el gobierno saliente se encargó como pudo y con todas sus limitaciones de encarrilarlas hacia un objetivo nacional y popular, en el torbellino de la represión de todo aquel que no se someta a la entrega, superexplotación, saqueo y marginación.
Y para ello provoca. Para que surja el detonante – a contramano de lo que sucede en toda Nuestra América, donde guerrilleros y gobiernos entablan Acuerdos de Paz- que encienda la mecha de la confrontación civil, en la cual los supuestos renovados perros de presa del Estado se encarguen, como sucedió desde 1976 hasta 1983, y aún en otros períodos, de cazar , apalear, torturar y asesinar “agitador@s” y “subversiv@s” .
El macrismo y su banda alimentan la provocación hasta que se encienda la paja de la confrontación civil. Y si nadie la enciende, serían sus sicarios pagados y entrenados para actuar quienes la encenderían. En otras palabras, para lograr que militares, policías o cualquier otra fuerza represiva actúe contra un declarado “enemigo”, al gobierno de Macri y CIA., ahistórico, ilegítimo, incapaz y reaccionario, se le hace necesario consumar una provocación mayor, que consistiría en atacar a algún o algunos miembros de las fuerzas armadas y/o de seguridad. Las que en gran parte, sabiendo ya el papel que les tocó jugar en 1976, haciendo el trabajo sucio para los que hoy desgobiernan, esquilman al pueblo y entregan a la voracidad imperial los tesoros territoriales y activos públicos virtuales y reales, no estarían dispuestas a correr la misma suerte que en aquellos años de plomo, del cual salieron totalmente desprestigiadas, enchastradas de sangre popular y con justicia castigadas por sus fechorías, mientras sus mandamases empresarios bien trajeados y gordos ( o flacos y orejudos) paseaban por el mundo.
Combatientes
Los que militamos en aquellos momentos, tal cual lo hicieron nuestros compañeros, daríamos la vida por nuestra Patria y su sustancia, los trabajadores, nosotros mismos. En la lucha por una sociedad más justa, socialista, retozaríamos en ella o pasaríamos a ser Historia y Memoria, como son las vidas de nuestros tan queridos compañeros torturados, esclavizados y asesinados durante la dictadura cívico-militar de 1976, y aún antes, si así lo dispusiéramos. Pero no somos suicidas, ni tontos ni carecemos de experiencias. Si el desgobierno del esperpento pretende hacernos reaccionar ante sus provocaciones, o involucrarnos en acciones directas dirigidas a los miembros de fuerzas armadas o de seguridad, quedará con la brocha en la mano mientras se hunde en el abismo fecal de sus trapisondas. No somos una raza de provocadores, si de guerreros populares. Y sabemos quien es el enemigo de hoy: los CEOcratas y su piara de seguidores rentados o por rentar. A ellos los enfrentaremos hasta que se vayan con su dictablanda o dura. Sin intermediarios, hoy son los enemigos a derrotar y liquidar, antes que liquiden nuestra Patria y nuestro Pueblo, al cual orgullosamente pertenecemos.
No somos ni seremos provocadores, pero tampoco ovejas que van al matadero. Así como van las cosas, el desgobierno necesita sangre, y a la par que intentará colmar de regalos ostentosos y dineros malhabidos a los que portan armas, los querrá enviar a destrozar cuerpos. Está en ellos aceptar esta “misión”, en la cual se sabe cuando y como se entra pero nunca como se sale. Si apalean o asesinan compañeros, si reprimen al pueblo cuando lucha por sus derechos y su propia vida, signada por el contradictorio orgullo/ necesidad del trabajo , habrá enfrentamientos. Y muchos a quienes llorar, tal como los hubo. Como decía don Martín: el diablo sabe por diablo pero más sabe por viejo. Y es así.
No está en nosotros, militantes de los años setenta, ni en ningún otro compañero “grasa y militante”, comenzar una guerra civil. Los más antiguos transmitimos nuestras experiencias a los más jóvenes para que sepan que el Patria o Muerte no fué solo una consigna vacía de contenido, ni aquí ni en ninguna otra parte en donde pudimos estar. Fuimos eso y no nos arrepentimos, que otros asuman su atonía a través de los “dos demonios” o algo así. Nosotros y nuestros hermanos no queremos una guerra civil, pero sí la promueven los que pretenden arrasar con las conquistas populares logradas durante años de luchas y lágrimas para llenarse los bolsillos.
Está en los llamados “servidores públicos” el hacer su trabajo como el de tantos otros o convertirse una vez más en detonantes de la confrontación con el pueblo.
Los Pro vocadores los necesitan para usarlos como profilácticos de sus chanchullos. Está en ustedes aceptar el convite.