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General: La mujer en la independencia de América Latina
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Respuesta  Mensaje 1 de 37 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 11/07/2017 11:52
 

El Instituto para el Estudio de las Américas (ISA), la Universidad de Londres, la Universidad de Nottingham y el Centro de Estudios La Mujer en la Historia de América Latina (CEMHAL) organizan el encuentro La Mujer en la Independencia de América Latina, que se celebrará en Londres el 13 marzo de este año.

El estudio de la historia, la sociedad y la cultura del siglo XIX desde una perspectiva de género constituye un aspecto fundamental para la comprensión de la formación de las nuevas repúblicas. Por ello, al cumplirse el Bicentenario de la Independencia de América Latina, surge la necesidad de un encuentro internacional con el objetivo de contribuir a la reconstrucción de la activa presencia de las mujeres en el proceso de independencia.

La sesión de apertura correrá a cargo de Inés Quintero (Universidad Central de Venezuela), Sara Beatriz Guardia (Centro de Estudios La Mujer en la Historia de América Latina) y Catherine Davies (Universidad de Nottingham).



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Respuesta  Mensaje 23 de 37 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 11/07/2017 12:12

Integró la Columna que el Titán de Bronce organizó para marchar hacia el este y luego se quedó en el hospital de la finca Jicarita, en Matanzas, con su esposo médico, que se encontraba herido y al que los españoles mataron allí. Fue apresada y la llevaron hacia Isla de Pinos, donde sufrió severos maltratos. En noviembre de 1897 fue indultada, regresó a la manigua y se mantuvo con la salud quebrantada. Se quitó la vida en la ciudad de Matanzas, el 16 de agosto de 1901.



Respuesta  Mensaje 24 de 37 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 11/07/2017 12:13

La única mujer Comandante

Mercedes Sirvén

Caso único fue el de Mercedes Sirvén Pérez–Puelles, quien llegó a comandante. Era Doctora en Farmacia. Nació en BucaramangaColombia, de padres cubanos emigrados. Hermana del coronel mambí Faustino Sirvén. Ingresó en las filas insurrectas el 5 de octubre de 1896, en Holguín.

Fundó una botica revolucionaria en el rancho Palmarito, al sur de Las Tunas, para abastecer de medicamentos y materiales de curación a los diferentes hospitales de guerra, fijos y ambulantes, en todo el territorio holguinero. Fue ascendida a capitana a fines de 1896 y a comandante en 1897. Murió en La Habana, el 25 de mayo de 1948.

Mujeres Generalas del Ejército Libertador


Respuesta  Mensaje 25 de 37 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 11/07/2017 12:14

Mujeres Generalas del Ejército Libertador



Respuesta  Mensaje 26 de 37 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 11/07/2017 12:15

Cuidaba a enfermos y heridos en combate. Acompañó al Titán de Bronce en toda la guerra de 1868. Tras el fin de esta contienda, salió para Jamaica con Mariana, en mayo de 1878. Durante la llamada Tregua Fecunda (1880-1894) fundó y presidió el Club de Mujeres Cubanas en Costa Rica y posteriormente el Club Femenino José Martí, en Kingston, Jamaica. A mediados de 1899 regresó a Cuba. Murió en la finca donde nació, el 28 de julio de 1905.



Respuesta  Mensaje 27 de 37 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 11/07/2017 12:16
Mariana Grajales Cuello

Todos sus hijos pelearon en la guerra de 1868. Felipe fue fusilado. Fermín murió en la acción de Cascorro, Manuel en el Combate de Santa Isabel, y Justo fue fusilado cerca de San Luis. De los Maceo el primero en caer fue su esposo Marcos, en el Combate de San Agustín, el 14 de mayo de 1869. Rafael murió en la Cárcel de ChafarinasMarruecos, el 2 de mayo de 1882. Miguel cayó junto a su hermano Fermín, en Cascorro. Julio murió en la Acción de Nuevo Mundo, el 12 de diciembre de 1870. Mariana murió en Kingston, Jamaica, el 27 de noviembre de 1893. Sus restos los trasladaron a Cuba el 24 de abril de 1923. Hoy descansan en el cementerio Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba.

Bernarda del Toro Pelegrín


Respuesta  Mensaje 28 de 37 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 11/07/2017 12:17

Sus 13 hermanos se incorporaron a la guerra. Solo sobrevivieron uno de los ocho varones y una de las hembras. Al inicio de la lucha en 1868 ya muerto su padre, su madre quemó las propiedades y se alzó con sus hijos. En 1878 fue a República Dominicana. Durante la guerra de 1895 la delegación cubana de Nueva York le ofreció ayuda económica, pero ella respondió:

Las que hemos dado todo a la patria, no tenemos tiempo para ocuparnos de las necesidades materiales de la existencia. No debe gastarse con nosotros lo que hace falta para comprar pólvora.

Murió en La Habana el 29 de noviembre de 1911.

Todas ellas merecieron ser ascendidas al grado de Generalas de la Independencia.

Fuentes


Respuesta  Mensaje 29 de 37 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 11/07/2017 12:21

Las mujeres en la independencia Argentina"

www.chicos.ulp.edu.ar/wp/wp-media/wpGeneral/HTML/.../mujeres_independencia/
Pero ellos no estaban solos... Por eso es necesario conocer a las mujeres que lucharon junto a nuestros soldados en las batallas. Ellas fueron muy importantes.

Respuesta  Mensaje 30 de 37 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 11/07/2017 12:25

MUJERES PATRIOTAS ARGENTINAS QUE LUCHARON POR LA INDEPENDENCIA


 

MUJERES PATRIOTAS ARGENTINAS QUE LUCHARON POR LA INDEPENDENCIA

En el Día Internacional de la Mujer, el Instituto Güemesiano de Salta en Buenos Aires presentó el Homenaje artístico académico “Abanderadas del Patriotismo” dedicado a evocar a la mujer que luchó por nuestra Independencia entre 1810 y 1821. El Homenaje se concretó en el Salón Auditorio de Radio Nacional desde donde fue difundido por la cadena nacional e internacional. Participaron en el mismo prestigiosos artistas que a través de la música expresaron su reconocimiento.

grandes mujeres argentinas

Los textos, redactados por la Prof. María Cristina Fernández, perfilan a algunas de las mujeres que se destacaron por su heroísmo y entregas.



Respuesta  Mensaje 31 de 37 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 11/07/2017 12:26

VIUDA, MADRE Y HEROÍNA: AÑO 1811. EN SU AFÁN POR RECUPERAR EL EX VIRREYNATO DEL RÍO DE LA PLATA Y LUEGO DE DERROTAR A LOS PATRIOTAS EN HUAQUI LOS REALISTAS AVANZAN RUMBO BUENOS AIRES. AL RECIBIR LA NOTICIA JUAN JOSÉ FERNÁNDEZ CORNEJO MUERE SÚBITAMENTE.

Su joven viuda, Gertrudis Medeiros, todavía llora sobre su sepultura junto a sus 3 pequeñas hijitas cuando por orden de Pío Tristán es tomada prisionera. Parte de su casa es convertida en cuartel y el resto demolida para construir trincheras.

Cuando Manuel Belgrano triunfó en Salta, ayudado por hábiles mujeres como Juana Moro y Martina Silva de Gurruchaga, que capitaneando la tropa que formara se presentó en el campo de batalla, Gertrudis recuperó la libertad pero quedó en la pobreza.

Al año siguiente su hacienda, ubicada sobre el camino entre Salta y Jujuy fue asaltada. Desesperada resistió junto a los escasos gauchos que trabajaban sus tierras, pero tanta valentía no fue suficiente. Los restos de anteriores saqueos, cosechas y ganado, fueron arrasados.

Los pobladores de Campo Santo, indefensos, la vieron amarrada a un algarrobo que aún se conserva y cuyo follaje recuerda a la heroica mujer.

Encadenada fue llevada a Jujuy. El maltrato reafirmó su patriotismo y estando presa informaba sobre el enemigo al Gral. Güemes. Bajo sospecha, fue sentenciada a morir en los socavones de Potosí pero huyó la noche antes de ser trasladada y regresó a Salta.

Ante una nueva invasión se refugió en Tucumán. Gertrudis, la valiente espía, la heroica madre, todo lo había perdido. Pidió que se le otorgara una pensión pero no fue escuchada. Murió en la pobreza, cubierta por el manto del olvido.



Respuesta  Mensaje 32 de 37 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 11/07/2017 12:26

LA EMPAREDADA: AÑO 1814. DESPUÉS DE INVADIR JUJUY Y SALTA EL JEFE REALISTA, JOAQUÍN DE LA PEZUELA, LE INFORMA AL VIRREY DEL PERÚ:

«Los gauchos nos hacen casi con impunidad una guerra lenta pero fatigosa y perjudicial. A todo esto se agrega otra no menos perjudicial que es la de ser avisados por horas de nuestros movimientos y proyectos por medio de los habitantes de estas estancias y principalmente de las mujeres, cada una de ellas es una espía vigilante y puntual para transmitir las ocurrencias más diminutas de éste Ejército».

La comunicación, interceptada por los patriotas, es un claro testimonio de la actuación de las mujeres. Una de las que desvelaba al jefe realista era la jujeña Juana Moro de López, delicada dama que humildemente vestida se trasladaba a caballo espiando recursos y movimientos del enemigo.

En una oportunidad fue apresada y obligada a cargar pesadas cadenas, pero no delató a los patriotas. Sufrió el castigo más grave cuando Pezuela invadió Jujuy y Salta. Juana fue detenida y condenada por espionaje a morir tapiada en su propio hogar.

Días más tarde una familia vecina, condolida de su terrible destino, oradó la pared y le proveyó agua y alimentos hasta que los realistas fueron expulsados. Consecuencia de la difícil situación que atravesó fue su apodo: «La Emparedada».



Respuesta  Mensaje 33 de 37 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 11/07/2017 12:28

JUANA EMBLEMA: LA JUANA QUE AHORA RECORDAMOS, EMBLEMA DE LUCHA, SÍMBOLO DE ENTREGA Y PATRIOTISMO, SE APELLIDABA AZURDUY. NACIDA EN CHUQUISACA, EN SU INFANCIA QUEDÓ HUÉRFANA DE PADRE Y MADRE JUNTO A SU HERMANA.

Se unió en el amor y en los ideales a Manuel Ascencio Padilla poniendo su vida al servicio de la independencia. Intervino en numerosos combates y escaramuzas, sus hijos nacieron en momentos difíciles y cuatro de ellos murieron ante su mirada impotente y desgarrada, víctimas inocentes de enfermedades y acosados por el hambre, la sed y las incomodidades.

Juana combatió embarazada de su última hija, la única que sobrevivió y a la que dejó al cuidado de una familia amiga mientras ella continuaba luchando. Volvió a abrazarla una década después.

El Gral. Manuel Belgrano primeramente la había menospreciado pero luego, deslumbrado por sus acciones, le obsequió un sable en reconocimiento a su bravura.



Cuando su esposo fue cercado y decapitado y su cabeza expuesta públicamente, Juana la recuperó y le dio cristiana sepultura.

Sin familia, agobiada por el dolor y la tragedia, Juana marchó hacia el Sur. Vivió en Salta, donde luego de ser protegida por Martín Güemes, quedó desamparada. Pese a poseer grado militar, el gobierno no pagó sus servicios y recién en 1825 regresó a su tierra.

Sus bienes habían sido confiscados. Suplicó su devolución y recuperó una propiedad pero tuvo que venderla para saldar deudas y quedó en la miseria. Le otorgaron una pensión que le fue pagada un breve tiempo y murió en la máxima pobreza.

Fue enterrada en una fosa común, en un féretro armado con tablas de cajones comunes, sin los honores ni las glorias que su vida mereció.



Respuesta  Mensaje 34 de 37 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 11/07/2017 12:30

CINTA COLOR PATRIA: CUENTAN QUE MARÍA LORETO SÁNCHEZ DE PEÓN DE FRÍAS MURIÓ CENTENARIA, PEINANDO HASTA EL FIN DE SUS DÍAS SUS CANOS Y DÉBILES CABELLOS CON UNA CINTA CELESTE.

Esta valiente e ingeniosa Salteña fue espía. Durante una ocupación realista, ideó una estafeta en el tronco de un árbol que crecía en la ribera de un río cercano a la Ciudad en el que las criadas lavaban ropa y recogían agua. Ellas llevaban y traían los mensajes que la corteza del árbol ocultaba.

María Loreto arriesgó su vida trasladando información confidencial en el ruedo de sus vestidos y temerariamente burló a los realistas. En una oportunidad, simulando ser una humilde panadera, ingresó al cuartel enemigo durante varios días logrando relevar el número

de soldados que ocupaba Jujuy, colocando granos de maíz en sus bolsillos, mientras era centro de atrevidos comentarios por parte de la tropa.

Su inalterable temple le permitió organizar un plan continental de Bomberas que eficazmente ejecutó junto a Juana Azurduy, Juana Moro, Petrona Arias y Juana Torino, sus hijos y criados.

Loreto fue la sombra de los realistas y ellos la castigaron con cárcel y humillación.

En 1817 el general español La Serna, que había ocupado Salta, invitó a un baile a las sospechosas mientras parte de su ejército avanzaba hacia el sur. Loreto lo supo por confidencia del oficial con el que bailaba y dio aviso a los patriotas impidiendo la expedición.

Por tanto heroísmo se le otorgó una mísera pensión, que ni cerca estuvo de los servicios que prestó. Murió en la pobreza.



Respuesta  Mensaje 35 de 37 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 11/07/2017 12:31

LA MAMITA DEL POBRERIO: A MACACHA –MARÍA MAGDALENA DÁMASA GüEMES DE TEJADA- LE CABE LA GLORIA DE HABER ACOMPAÑADO IDEOLÓGICA Y LOGÍSTICAMENTE A SU HERMANO, EL GRAL. MARTÍN MIGUEL JUAN DE MATA GüEMES.

Cosió uniformes para la tropa patriota, realizó arriesgadas tareas de espionaje y fue admirada y respetada por sus opositores. Fue muy querida por el pueblo. Debido a la generosidad con que ayudaba a los necesitados la llamaban «Mamita de los pobres».

Su red de informantes actuaba en Salta, Jujuy y Tarija, aportando datos fundamentales para controlar al enemigo. Integraban la red mujeres de la alta sociedad, campesinas y hasta minusválidas que todo lo arriesgaron por la Patria.

Andrea Zenarruza de Uriondo, esposa de un lugarteniente de Güemes, recibía información y la trasmitía desafiando los peligros que esta actividad implicaba, contribuyendo más de una vez al triunfo de las armas criollas.

Martín Güemes se encontraba con Macacha cuando una partida realista lo atacó e hirió en Salta, el 7 de Junio de 1.821, causándole la muerte pocos días después.



Respuesta  Mensaje 36 de 37 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 11/07/2017 12:31

ROMANCES Y PENURIAS

Dos bellas y cálidas esposas fueron Carmencita Puch de Güemes y Remedios de Escalada de San Martín.

No empuñaron las armas, ni fueron espías, ni murieron extendiendo sus manos como mendigas sino de amor al hombre que acompañaron con sacrificio y coraje. Ambas criaron a sus hijos lejos del padre que anhelaba legarles un país libre.

Las campanitas de boda

dejan el aire adornado.

Para siempre se prometen

amor que los ha juntado.

Remeditos se casó con José a los 15 años pero vivió escaso tiempo a su lado. En Mendoza bordó la Bandera de Los Andes, contribuyó a equipar el Ejército y acunó a su única hija, Mercedes Tomasa. Cuando San Martín cruzó la Cordillera ella regresó a Buenos Aires donde la soledad azotó sus días y la enfermedad se adueñó de su cuerpo que a los 25 años fue sepultado en La Recoleta.

Murió clamando hasta el último aliento de su vida, por ver a José. No pudo ser.

La pequeña Mercedes quedó al cuidado de sus parientes y se reunió con su padre varios años después para emprender el penoso camino del exilio.

Carmencita se casó con Martín Miguel a los 18 años y desde entonces vivió angustiada por la suerte del magno luchador. Su angustia crecía junto a los peligros que la Patria experimentaba y acosada por los realistas tuvo que cambiar frecuentemente de residencia para no caer prisionera.

En el invierno de 1.820, Carmen gestaba, en el octavo mes, a Ignacio, su tercer hijo. Una nueva invasión la obligó a escapar dramáticamente llevando en sus brazos a Luisito, que todavía no había cumplido un año y a Martincito, de tres. Eludió el acoso pero las peripecias del camino, el nerviosismo y el clima afectaron su salud y la de los pequeños. El niño del que estaba embarazada batió sus angelicales alas meses después de nacer.

Carmen se encontraba a unos 100 Km de Salta cuando el general fue herido por los realistas. No pudo aliviar el martirio de su esposo, ni darle el último beso ni decirle cuánto lo amaba.

Antes de morir, Güemes vaticinó: «ella vendrá conmigo y morirá de mi muerte como ha vivido de mi vida». Y así fue.

Ya en el cielo suspirado

su desgracia tiene fin.

Ya se confunden las almas

de Carmencita y Martín.

Presa de una profunda depresión y enferma, Carmen fue al encuentro de Martín diez meses después. Al igual que Remeditos murió a los 25 años.

LA CAPITANA MENDIGA: MUY NOMBRADAS Y POCO CONOCIDAS SON «LAS NIÑAS DE AYOHÚMA», AQUELLAS QUE ASISTIERON AL DERROTADO EJÉRCITO DE MANUEL BELGRANO EN VILCAPUGIO Y AYOHÚMA EN ACTUAL TERRITORIO BOLIVIANO.

Una de ellas deambulaba dos décadas después por la Plaza de la Victoria y las Iglesias del centro de Buenos Aires. Al verla, el general Juan José Viamonte, le preguntó su nombre.

María Remedios del Valle, respondió.

Es ‘La Capitana’, la que nos acompañó al Alto Perú, es una heroína! Exclamó Viamonte. Condolido de su suerte le gestionó una pensión que no prosperó. El proyecto fue tratado en la Legislatura, pero algunos Diputados pidieron informes y alegaron que Buenos Aires no podía recompensar por servicios prestados a la Nación. Entonces Viamonte expresó:

«Yo no hubiera tomado la palabra porque me cuesta mucho trabajo hablar, si no hubiese visto que se echan de menos documentos y datos. Yo conocí a esta mujer en el Alto Perú y la reconozco ahora aquí, cuando vive pidiendo limosna… Esta mujer es realmente una benemérita. Es bien digna de ser atendida porque presenta su cuerpo lleno de heridas de bala, y lleno también de las cicatrices por los azotes recibidos de los enemigos, y no se debe permitir que deba mendigar como lo hace».

El doctor Tomás de Anchorena, quien había sido secretario del general Belgrano en la campaña del Alto Perú, dijo:

«Era la única persona de su sexo a quien el riguroso Belgrano permitía seguir la campaña del ejército, cuando eran tantas las que lo intentaban. Todos la elogiaban por su caridad, por los cuidados que prodigaba a los heridos y mutilados, y por su voluntad esforzada de atender a los que sufrían. Su misma humildad es lo que más la recomienda».

Se acordó reconocerle un sueldo, crear una comisión que redactase y publicase su biografía y diseñase un monumento en gratitud a sus servicios. Nada de eso ocurrió. María Remedios murió en la miseria.

PALABRAS FINALES

Cruel destino, como el de tantas otras mujeres que después de luchar por legarnos una Patria las relegamos al olvido. Lo mismo ocurrió con sus hijos.

Martín del Milagro, Luis e Ignacio Güemes; Manuel, Mariano, Juliana, Mercedes y Luisa Padilla, Mercedes San Martín y tantos otros niños ¿qué infancia vivieron? ¿qué tregua recibieron cuando se les escapó la vida o cuando perdieron a sus padres? Ellos lucharon por darles una Patria en libertad y casi ninguno la pudo gozar.

Sea este un respetuoso y emocionado homenaje a todas las mujeres que forjaron nuestra Independencia. Ellas están representadas en los paños de las Banderas de la Nación y de la hermana República de Bolivia, cuyo Sur integraba, durante la Gesta Güemesiana, la Intendencia de Salta. Hemos nombrado algunas pero también exaltamos a las que no figuran en ningún libro. Ellas perdurarán si con el poncho de la gratitud protejemos sus recuerdos y las evocamos por lo que fueron: Abanderadas del Patriotismo.


Respuesta  Mensaje 37 de 37 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 11/07/2017 12:35

Las mujeres en la independencia de Colombia

Por: Rodríguez Jiménez, Pablo

Revista Credencial Historia

 

 

EDICIÓN 247 
JULIO DE 2010

     

En recuerdo de Aída Martínez, amiga

Sobre el autor: Pablo Rodríguez Jiménez. Doctor en historia, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Profesor de la Universidad Nacional de Colombia y de la Universidad Externado de Colombia.

 

Tomado de:

Revista Credencial Historia. 
(Bogotá - Colombia). 
EDICIÓN 247 
JULIO DE 2010

La independencia fue un proceso que terminó arrastrando consigo a toda la sociedad. Dividida en bandos, las mayorías terminaron apoyando a los patriotas. Si en sus inicios la independencia estuvo conformada principalmente por hechos políticos llenos de simbolismo y, en todo caso, sin mayor violencia, en su desarrollo estalló una guerra que se prolongaría por muchos años. Decidida por la guerra y la confrontación militar, la independencia entronizó al estamento militar. El grupo exaltado por la literatura histórica de los siglos XIX y XX fue el de los victoriosos próceres y héroes. Pero en dicho panteón se hacía muy poco reconocimiento a grupos como el de las mujeres. La presencia de las mujeres no sólo fue numerosa y notable en las distintas fases de la independencia, sino que se dio a través de muy diversas maneras. Conformaron la multitud que en las jornadas del 20 de julio reclamó la creación de la junta, apoyaron a uno u otro bando en la llamada “patria boba” y bajo el régimen del terror instaurado por Pablo Morillo se sumaron decididamente a la causa patriota.

Pero conviene tener presente que a finales del siglo XVIII en Santafé un grupo de mujeres participaba del movimiento ilustrado. Francisca Prieto Ricaurte, esposa de Camilo Torres, Catalina Tejada y Andrea Ricaurte de Lozano auspiciaron tertulias y reuniones literarias que fueron simiente de los nuevos ideales. Las tertulias literarias eran reuniones a las que se asistía con invitación, se disfrutaba un chocolate y se comentaban obras de diverso género. Pero parte importante de las tertulias era comentar las noticias sobre los acontecimientos europeos, de Hispanoamérica y, por supuesto, de la política local.

Todos los indicios sugieren que el movimiento del 20 de julio fue concertado y los distintos grupos que actuaron estaban informados. Lo mismo debió ocurrir con muchas mujeres. De hecho, los cronistas han comentado el elevado número de mujeres que participaron en los ataques a las casas de los oidores y que después se concentraron en la plaza. Mujeres del pueblo, especialmente vendedoras de la plaza. Aunque con seguridad, allí estaban entre ellas Melchora Nieto y Francisca Guerra, propietaria de un almacén la primera y de una tienda la segunda. En aquellos días la ciudad se paralizó y de los pueblos vecinos arribaron delegaciones a sumarse a la protesta. De los dramáticos momentos que se vivieron el día 22, cuando se rumoró un despliegue militar contra el cabildo, quedaron testimonios de la valerosa participación femenina. En un hecho registrado por distintos medios, una madre habría dicho a su hijo: “Ve tú a morir con los hombres mientras que nosotras (hablando con las demás mujeres) avanzamos a la Artillería y recibimos la primera descarga, y entonces vosotros los hombre pasaréis por encima de nuestros cadáveres, cogeréis la artillería y salvaréis la patria”. En otro caso, una mujer que era mandada a abrir paso por un patriota con espada en mano, dijo ofuscada: “¿La piedra que yo lance no hará tanto efecto como sus golpes?” Y se mantuvo firme en el puesto. Tiempo después, los redactores del Diario Político de Santafé se preguntarían el nombre de aquellas valerosas heroínas. Pues según dijeron: “Bien merecían pasar a la historia”. Fue también en estas jornadas que la maestra Bárbara Forero dio un encendido discurso a un grupo de mujeres en la plaza. Pero en aquella gesta también fue decisiva la participación de un grupo de señoras de sociedad. Entre ellas sobresalieron Petronila Nava, Josefa Baraya, Petronila Lozano, Gabriela Barriga, Carmen Rodríguez, Eusebia Caicedo, Josefa Santamaría, María Acuña, Josefa Lizarralde y Juana Robledo.

Un episodio que nos permite observar la diversa participación femenina en este proceso fue el que ocurrió el 13 de agosto de 1810. Ese día un grupo de mujeres, que tal vez alcanzaba a 600, arremetió contra el convento de La Enseñanza , donde se encontraba la virreina. Tras sacarla de allí, la condujeron a la cárcel del Divorcio, mientras le gritaban improperios, le rasgaban el vestido y lanzaban escupitajos. Este hecho llenó de indignación a las autoridades y a la gente de la alta sociedad, que veían con escándalo cómo se había sometido a los virreyes a un trato tan bajo y se los había recluido en cárceles. A la mañana siguiente la nobleza local, la jerarquía eclesiástica y distintas damas rescataron a la virreina de la cárcel y la llevaron de nuevo al Palacio. Se dice que entre éstas estuvieron Francisca Prieto de Torres, Magdalena Ortega de Nariño, Rafaela Isasi de Lozano, Mariana Mendoza de Sanz de Santamaría y la marquesa de San Jorge1. Este comportamiento fue censurado por los líderes del movimiento emancipador como propio de la plebe. Pero, ¿por qué las mujeres del pueblo odiaban tanto a la virreina? De ella se ha dicho que dominaba a su marido, que tenía una afición irrefrenable por el dinero y que controlaba las tiendas y la venta de víveres. Razones suficientes para que la virreina doña Francisca Villanova despertara tanta animosidad entre las mujeres que vivían de sus ventas en la plaza o que tenían pequeñas tiendas en la ciudad.

Tras el 20 de julio la sociedad neogranadina se colmó de fervor y en todas partes se pronunciaba la palabra libertad con alegría. Los enfrentamientos civiles en que se enfrascaron los notables de la república contaron con la asistencia femenina. Aunque en ocasiones fue más simbólica, como cuando Mercedes Nariño vestida de militar disparaba los primeros cañonazos de las batallas que dirigía su padre. Sin embargo, fue con la reconquista que el compromiso y la participación de las mujeres se desplegaron en toda su dimensión. Como dijo Aída Martínez, “con la reconquista de 1816 la mujer colombiana alcanzó su mayoría de edad”2. Bien por conciencia, por rabia, por venganza o por lealtad familiar, las mujeres colombianas se incorporaron a la lucha por la emancipación. Las hubo que contravinieron la prohibición de aceptar mujeres en las filas de los ejércitos. Ocultas en un uniforme de soldado marcharon al frente de batalla. En la propia batalla de Boyacá hubo mujeres que tomaron el fusil. Evangelista Tamayo fue una de ellas. Nacida en Tunja, luchó en Boyacá bajo el mando de Bolívar, alcanzó el rango de capitán y murió en Coro en 1821. Un reconocimiento especial por parte del Libertador lo recibieron las mujeres de Socorro por su vigorosa lucha. Declaración que dejó asentada Bolívar en los propios libros del Cabildo de aquella ciudad. Pero la mayor contribución de las mujeres a la causa libertadora la dieron asistiendo a los heridos de las batallas, ofreciendo información sobre los movimientos de las tropas enemigas, ocultando en sus casas patriotas perseguidos, confeccionando uniformes y banderas para los ejércitos, y brindando comida a los batallones. Muchas también dieron muestra de su apoyo a los patriotas entregando sus ahorros, sus joyas, ganado y esclavos. Aunque algunas, casi con devoción, entregaron sus hijos para que se sumaran a los ejércitos.

En distintas regiones de Hispanoamérica las mujeres conformaron auténticas redes de espionaje en favor de los patriotas. Por el acceso que tenían a reuniones sociales, por la libertad con que se movían en la ciudad o por que tenían amistad con algún militar realista, las mujeres ofrecieron información decisiva para la consecución de los triunfos militares. Haciendo de correos, las mujeres portaban papeles con instrucciones para los comandantes de los ejércitos patriotas, bien los llevaban envueltos en cigarros o cosidos en sus faldas. Confundidos los militares realistas por las derrotas que les propinaban los patriotas, declararon una guerra a muerte contra todo el que auxiliara a los rebeldes. Bajo el régimen del terror innumerables mujeres fueron acusadas y castigadas por su apoyo a la causa patriota. O también fueron perseguidas por ser madres, esposas o hijas de patriotas reconocidos. La confiscación de los bienes, el destierro y la humillación fueron castigos sufridos por las mujeres patriotas con mucha frecuencia.

Sin embargo, uno de los rasgos más violentos de la guerra de independencia fue el sacrificio de las mujeres patriotas. Desde 1813 los comandantes realistas las condenaron a la pena capital con el propósito de amedrentar a la población. Tanto en las capitales como en las pequeñas poblaciones fueron levantados patíbulos para ejecutarlas. En la iconografía de la época sobresale la ejecución de una de las más valerosas heroínas: la joven Policarpa Salavarrieta, la Pola. Acusada de espía y conspiradora, el 14 de noviembre de 1817 fue fusilada en Bogotá, con los ojos vendados y de espalda3. Sin embargo, distintos historiadores han intentado calcular cuántas mujeres fueron fusiladas durante la independencia, sin lograr una cifra definitiva. Se estima que al menos 59 mujeres fueron ejecutadas por pelotones de fusilamiento. Mujeres que pertenecían a los distintos grupos sociales y étnicos de la sociedad. Entre ellas cabe nombrar a la nortesantandereana Mercedes Ábrego, que fue fusilada por haber confeccionado un fino traje para el Libertador; a Dorotea Castro, que fue fusilada en Palmira junto a su esclava Josefa por auxiliar con hombres, caballos y armas a los patriotas; a la española María Josefa Lizarralde, muerta en Zipaquirá en 1816 por sobornar a los guardias de la cárcel; a Estefanía Neira de Eslava, fusilada en Sogamoso por haber aconsejado a su esposo que se uniera a los patriotas; a Manuela Uscátegui, ajusticiada en 1818 por negarse a revelar el lugar donde se refugiaba un grupo de patriotas. Tal parecería que la guerra cobró su rostro más feroz en las regiones de las confrontaciones: los santanderes, Boyacá, Cundinamarca, Bogotá y el Cauca. Pero probablemente no hubo región de Colombia donde no se sentenció a hombres y mujeres patriotas con la pena capital.

Pero, cabe la pregunta en este bicentenario: ¿Qué significó la independencia para las mujeres de la época? Fue la ocasión de incorporarse y participar con especial protagonismo de un hecho decisivo de la historia. Si durante la época colonial las mujeres vivían marginadas de lo que podríamos llamar los asuntos de la república, con la independencia -para sorpresa de los patriotas- asumieron una posición de vanguardia. De ellas, es cierto, no nos quedaron discursos o escritos que nos revelaran un pensamiento político. Sólo nos queda, como un cuerpo mudo, la memoria de su heroísmo y su sacrificio. La ironía de la historia está, en que pasada la guerra, el republicanismo recluyó de nuevo a las mujeres en la casa, en lo doméstico. Los ideales de libertad y de derechos, que en algún momento las entusiasmaron, se olvidaron en el aletargado siglo XIX, sacudido por otras guerras, que ya poco las convocaron.

REFERENCIAS

(1)Ver Evelyn Cherpak, “Las mujeres en la independencia”. En Las mujeres en la historia de Colombia , vol. I. Bogotá, Editorial Norma, 1995, p. 91.

(2)Aída Martínez, “Revolución, independencia y sumisión”, en su libro Crónicas históricas , Bogotá, Colseguros, 2002, p. 111.

(3)Sobre la vida de Policarpa Salavarrieta ver, Beatriz Castro Carvajal, “Policarpa Salavarrieta”, en Las mujeres en la historia de Colombia , vol. I. Bogotá, Editorial Norma, 1995, pp. 117-131.

 

 


Policarpa Salavarrieta. Obra de José María Espinosa, 1855. Colección Museo Nacional de Colombia. Reg. 2094.


Policarpa Salavarrieta, ca. 1900. Colección Museo Nacional de Colombia. Reg. 3811.

Doña María Tadea González Manrique, Marquesa de San Jorge de Bogotá. Obra de Joaquín Gutiérrez, 1775. Colección Museo de Arte Colonial.

Salida del Palacio de los virreyes Antonio Amar y Borbón y María Francisca de Villanova y Marco. s.f. Copia del óleo "La prisión de los virreyes", original de Coriolano Leudo. Colección Museo de la Independencia-Casa del Florero. Mincultura.

. María Dolores Roche de París. En: José Dolores Monsalve. Mujeres de la Independencia. Bogotá, Imprenta Nacional, 1926. Colección Banco de la República.

DoloresVargas París. En: José Dolores Monsalve. Mujeres de la Independencia. Bogotá, Imprenta Nacional, 1926. Colección Banco de la República.

Antonia Ricaurte de Osorio . En: José Dolores Monsalve. Mujeres de la Independencia. Bogotá, Imprenta Nacional, 1926. Colección Banco de la República.

 . María Josefa Ricaurte de Portocarrero. En: José Dolores Monsalve. Mujeres de la Independencia. Bogotá, Imprenta Nacional, 1926. Colección Banco de la República.



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