|
General: QUEREMOS A PERÓN, QUEREMOS A CRISTINA
Elegir otro panel de mensajes |
|
De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 19/06/2017 21:28 |
Queremos a Perón, queremos a Cristina
Todo liderazgo nace de un pacto. Tácito o explícito. El dirigente debe asumir a quién representa y qué intereses defiende. El peronismo destaca como propio el valor de la lealtad. Se la celebra cada 17 de octubre a lo largo y ancho del país con actos de todos tenores, desde pequeños clubes de barrio y organizaciones vecinales hasta ampulosos despliegues se congregan a la liturgia militante. La tan mentada lealtad no es de aplicación endogámica: “lealtad entre peronistas”, sino “lealtad al pueblo”, pacto que fue asumido por Perón desde el momento en que asumió la Secretaría de Trabajo y Previsión el 23 de noviembre de 1943.
Fue tan solo un mes después, cuando José Domenech, dirigente ferroviario, lo eternizara como “El primer trabajador” por las medidas impulsadas desde ese primer bastión. Allí se extendió el sistema jubilatorio, alcanzando a más de dos millones de trabajadores hasta entonces desamparados. A su vez, se negociaron los primeros convenios colectivos de trabajo en la historia del país, se sancionó el Decreto 33.302/43 extendiendo a todos los trabajadores las indemnizaciones por despido, se sancionó el Estatuto del Periodista; se creó el Hospital Policlínico para trabajadores ferroviarios; se prohibieron las agencias privadas de colocaciones y se crearon Escuelas Técnicas orientadas a obreros. Para no abrumar con enumeraciones, resulta insoslayable incluir el Estatuto del Peón Rural que abolió los restos feudales de la Argentina latifundista y se favoreció la sindicalización de los obreros. La Argentina pasó de tener en 1941 356 sindicatos con 441.412 miembros a 969 sindicatos con 528.523 afiliados en 1945.
Por eso a la distancia resultan curiosas por su miopía las apreciaciones de quienes consideraban informe y desideologizada la convocatoria del 17 de octubre de 1945. Allí se selló la lealtad, un vínculo recíproco. Como señaló recientemente el gobernador Alberto Rodríguez Sáa, “Queremos a Perón” no era una apelación personalismo, constituía un programa claro del rumbo que los trabajadores habían asumido para sí y para el país en su conjunto. Perón se convirtió en el significante de la dignidad del pueblo. “Perón Cumple” constituía la ratificación del pacto fundante frente al “subsuelo de la Patria sublevado” de Scalabrini Ortiz, la “Argentina invisible” de Marechal.
Hoy enfrentamos una coyuntura compleja. Un gobierno que día tras día ajusta y restringe los derechos de la mayoría de los argentinos. En apenas 18 meses hemos llegado al desempleo más alto de los últimos 10 años, un endeudamiento descontrolado que hipoteca el destino de las próximas generaciones, 1,5 millones de nuevos pobres y 600 mil indigentes de acuerdo a números oficiales. Se registra el menor consumo de leche en los barrios populares desde 2001, mientras la industria se desploma, se recortan hasta las pensiones por discapacidad y el gobierno continúa tapando la realidad con complicidad mediática y judicial.
Es entonces cuando decir “Queremos a Cristina” implica decir “queremos recuperar y defender nuestros derechos”, frente a los intereses concentrados. Es que en 12 años de gobierno sentimos y participamos del mayor ciclo de crecimiento y ampliación de derechos que tengamos memoria. La creación y defensa de 6 millones de puestos de trabajo, la recuperación de los fondos jubilatorios para incluir a más de 4 millones de jubilados, la Asignación Universal por Hijo, la Recuperación de YPF, el desendeudamiento, los 7.5 millones de argentinos que ingresaron a la clase media, entre otros hitos marcaron a fuego la memoria de este pueblo y constituyen un faro hacia el futuro.
Existe una persecución mediática y judicial permanente contra su figura: “No vienen por mi, sino por ustedes”, nos alertó aquel 9 de diciembre de 2015. No se trata -solamente- de una venganza por los privilegios perdidos durante su gobierno, sino de un intento por borrar y proscribir de la sociedad argentina lo que ella representa. La mera idea de un gobierno que rescate el poder político frente a las corporaciones y trabaje por la soberanía popular resulta intolerable para el orden que busca implantarse desde el actual gobierno. Tuvieron que mentir para llegar al poder. Iban a sostener las políticas de su gobierno. Es por eso que su mayor temor es que el pueblo los castigue votando nuevamente a quien jamás tomó una medida en su contra.
Queremos a Cristina porque sabemos que Cristina cumple. Durante 12 años nos defendió y nos empoderó como nunca antes. Se escucha en los barrios populares, en los sindicatos, en las plazas que a lo largo y ancho del país se han llenado para frenar la avanzada neoliberal. Tenemos un programa, queremos a Cristina.
* Columnista de AM750.
|
|
|
Primer
Anterior
2 a 6 de 6
Siguiente
Último
|
|
El Gobierno emitió un bono a 100 años
La deuda eterna
Con una tasa de interés del 8,25 por ciento anual, el bono se convertirá en la operación financiera más rentable para los grandes fondos de inversión internacional. El gobierno de Macri ya emitió deuda por casi 100 mil millones de dólares en casi veinte meses de gestión, superando el ritmo de endeudamiento de la dictadura militar.
La cuenta oficial de Twitter del Ministerio de la Deuda, que en el organigrama oficial figura como de Finanzas, informó que “Argentina anuncia una emisión de bonos en dólares a 100 años de plazo”. Si esta operación forma parte de la estrategia de marketing permanente de la Segunda Alianza, en este caso para mostrar que existe confianza del mercado financiero internacional en el futuro del país porque gobierna una fuerza de derecha, el costo de ese aviso de campaña es fenomenal. La tasa de interés es altísima, el plazo es extensísimo y la moneda de emisión del bono no es la propia. El gobierno de Macri no sólo ha colocado deuda por casi 100 mil millones de dólares en casi veinte meses de gestión, iniciando el tercer gran ciclo de endeudamiento argentino a un ritmo más veloz que el anterior que comenzó con la dictadura militar de 1976, sino que vino a ratificar que la deuda será eterna.
Si se confirmara la tasa de interés del 8,25 por ciento anual que deberá pagar Argentina en cada año de los próximo cien, el ministro Luis Caputo, ex Deutsche Bank y JP Morgan, concretará la operación financiera más rentable para… los grandes fondos de inversión internacional. Es una tasa ruinosa para el país, al comprometer las finanzas nacionales a pagar intereses muy altos en un plazo ultralargo. Otro país latinoamericano que colocó deuda a 100 años fue México, consiguiendo una tasa de 5,75 por ciento anual. En Europa varios países han emitido ese tipo de títulos a tasas que no superan el 3 por ciento anual. Francia, Bélgica, Irlanda, Suiza e Italia han salido al mercado financiero con bonos a 50 y 100 años. Irlanda y Bélgica se han comprometido a pagar una tasa de 2,35 por ciento anual en papeles a 100 años. Caputo acuerda con los bancos una tasa muy lejos de esos parámetros.
Los demandantes privilegiados de esos bonos son fondos de pensión que buscan elevadas rentabilidades por plazos larguísimos. Es un negocio diseñado para esos administradores del dinero de trabajadores esperanzados de obtener una jubilación decente en la etapa laboral pasiva. La dimensión del negocio es tan rentable para los financistas –no para Argentina- que según operadores de la city, luego de difundirse la noticia, en apenas una hora, se habrían generado órdenes de compra por más de 3.000 millones de dólares. Los bancos encargados de colocar la deuda eterna argentina son el Citi, HSBC, Santander y Nomura.
El gobierno de Macri había asegurado que una rápida solución al conflicto con los fondos buitre derivaría en la apertura del mercado de capitales y una baja sustancial de la tasa de interés. Sólo se verificó lo primero, que era lo único que le interesaba a los financistas. Argentina sigue pagando una tasa muy alta en comparación con otros países latinoamericanos, la misma situación previa a la capitulación a los pies de los fondos buitre en el tribunal del juez Thomas Griesa.
El festival de deuda desatado por la alianza Cambiemos deberá ser revisado a futuro, no sólo por la emisión de un bono a un plazo ultralargo eludiendo la opinión del Congreso como exige la Constitución Nacional, sino por haber pactado tasas de interés muy onerosas que limitarán la soberanía y condicionarán los escasos márgenes de autonomía de la política económica. El gobierno de Macri no durará 100 años pero ya está dejando su herencia ruinosa para el país: la deuda eterna.
|
|
|
|
La crítica de Nancy Dupláa en los Martín Fierro
"Una Argentina que cierra fábricas y golpea empleados"
Al recibir el premio como mejor actriz por el protagónico en La Leona, Dupláa criticó las políticas de ajuste del macrismo. Le dedicó la estatuilla a "todas esas leonas que salen a parar la olla cada mañana".
La entrega de los Martín Fierro no terminó sin mención a la situación social y económica del país como querían los organizadores. Nancy Dupláa le dedicó su premio a "todas las leonas que salen a parar la olla” y que son víctimas de las políticas de ajuste económico de este Gobierno.
“En especial a todas esas leonas que salen a parar la olla todas las mañanas y que son las primeras víctimas de este año y medio de una nueva Argentina. Una Argentina que cierra fábricas, que golpea a los empleados y a los obreros y los deja sin su fuente de trabajo… A todos ellos mi cariño, mi respeto y mi emoción”, dijo Dupláa cuando recibió el reconocimiento a mejor actriz por su protagónico en La Leona.
En la novela Nancy Dupláa interpretó a María León, una madre soltera, costurera y trabajadora textil que se puso al frente de sus compañeros de trabajo cuando los dueños de la fábrica decidieron cerrar el taller. “Estoy totalmente agradecida por representar a ese pedazo de mujer obrera, una mujer común que ante un circunstancia fuerte cambia el rumbo de su vida y se pone al frente de sus compañeros”, agradeció el reconocimiento la actriz.
Dupláa también agradeció especialmente a su marido y co-protagonista de la novela, Pablo Echarri, a Martín Seefeld, Gustavo Marra y a todo el elenco.
Unos días antes de la entrega de premios, circularon rumores sobre un supuesto pedido del Gobierno para que no sean premiados actores afines al kirchnerismo. “A este Gobierno no le gustaría mucho que el domingo sean premiados actores o series que podrían, a la hora de levantar la estatuilla, deslizar alguna crítica", lanzó Jorge Rial en Intrusos, su programa de TV. "Puede haber uno, dos, tres socios de Aptra a los que les haya llegado algún llamado amistoso diciendo 'che, si se puede evitar este discurso, mejor'", agregó, enigmático. Aunque remarcó que “para mí es mentira, no puede pasar nunca”, no descartó que se quiera “blindar” al Gobierno.
|
|
|
|
Imagen: Leandro Teysseire
Ya nadie discute la infalibilidad del Papa, porque nadie lo cree aunque lo quieran. Cristina Kirchner no es un Papa y tampoco es infalible. Nadie es infalible. Ni siquiera resulta provocador ese debate. Pero cuando el cuestionamiento de supuestos o verdaderos errores cometidos, como si eso fuera un gran descubrimiento o un acto sublime de independencia de criterio, lleva a ponerse por fuera de ese marco de conducción, más que los errores y todo ese colorido, lo que se plantea es un cuestionamiento al liderazgo en sí. De alguna manera, los ex funcionarios kirchneristas reunidos alrededor de Florencio Randazzo, más el Movimiento Evita, lo que están diciendo no es solamente que ese liderazgo tuvo errores y no los contiene, sino que además ya no es valioso como tal.
Frente a la poderosa alianza que está representada en el gobierno de Cambiemos, de medios concentrados, grandes bancos y empresas, un sector importante de la Justicia y los servicios de inteligencia, la única fuerza que puede oponer el campo popular es su masividad y su unidad solidaria y una de las pocas herramientas para lograrla son liderazgos como los que han surgido esporádicamente en la historia y como el que protagoniza en la actualidad Cristina Kirchner.
No es una novedad para la derecha: el esfuerzo principal de toda la parafernalia de operaciones de inteligencia, políticas, mediáticas y judiciales del oficialismo, estuvo y está enfocado en destruir esa herramienta popular. El peso de esa formidable artillería apunta menos a destacar sus logros y embellecer a Mauricio Macri, y más a despedazar a Cristina Kirchner. Ignoran y ocultan las innumerables denuncias de corrupción contra el gobierno de Cambiemos pero insisten en la corrupción K con sucesiones de grandes titulares, campañas de alta intensidad en las redes y reacciones periodísticas de inusitada virulencia en la televisión.
Se trata de una estrategia consciente, planificada y centralizada y sus protagonistas son actores de un guión. No son reacciones independientes o coincidentes por la casualidad o “porque piensan lo mismo”. Está orquestado en forma centralizada y en cada situación se hace evidente la consigna central que se elige. Contra el acto que realizó el kirchnerismo en la cancha de Arsenal, la señal de largada estuvo a cargo del propio Macri con una conversación telefónica fraguada en la que le decía coloquialmente a un falso trabajador que lo “desespera que los que hicieron estas cagadas y encima se robaron el país, por estos jueces que tenemos, sigan caminando por las calles”. A partir de allí, la consigna extendida por Clarín, La Nación y casi todos los canales de televisión fue: “cómo puede ser que una chorra sea candidata”. Periodistas, funcionarios y políticos repitieron esa consigna como un mantra y lograron generar entre sus seguidores un clima de crispación y violencia que se ha convertido en una característica muy marcada de los fans de este gobierno. Fue inevitable que esa catarata de indignación centralizada que destilaron los medios oficialistas derivara en un intento de acto frente a Comodoro Py con el fin de presionar a jueces y fiscales para que encarcelen a “la chorra”. El acto en Tribunales fue un desatino porque el día era feriado, el edificio estaba cerrado y no había funcionarios y porque apenas concurrió un puñado de personas entre las que sobresalían varios desquiciados que hablaban con los medios. Fue notorio el contraste con la inmensa y pacífica concentración en la cancha de Arsenal.
Para la derecha es más importante destruir un liderazgo que pudiera convertirse en epicentro de una fuerte convocatoria de oposición, que glorificar a su gobierno. Es una estrategia pensada desde antes que asumiera el gobierno de Cambiemos: hablan poco a favor de Macri; mantienen un poderoso blindaje a su alrededor; y dedican su esfuerzo principal a destruir la alianza que se había generado en el campo popular a partir del gobierno kirchnerista.
No les fue tan mal. La campaña de destrucción fue eficiente ya sea por debilidades de esa alianza como por la poderosa maquinaria que sostuvo la campaña. Las presiones sobre los gobernadores, la subsecuente sangría en los bloques legislativos, la fuga de dirigentes y la permanente campaña de carpetazos armados por los servicios de inteligencia, difundidos por un ejército de comunicadores oficialistas y ejecutados por jueces predispuestos tuvo un efecto de desgaste y desmoralización. En su malicia, la arquitectura de esa campaña tiene hasta cierta belleza: ninguno de los dirigentes y ex funcionarios que defeccionaron tiene causa judicial. En cambio a la mayoría de los que se mantuvieron fieles al kirchnerismo le han llovido causas judiciales y denuncias. No deja de ser llamativa esta clara línea que separa honestos y corruptos según los comunicadores y los fiscales y jueces del oficialismo.
Pero el resultado se lee diferente en el kirchnerismo y en el oficialismo. Para la derecha, su furiosa arremetida debería haber finiquitado con el kirchnerismo, como sucedió con el menemismo después que perdió de hecho las presidenciales ante Néstor Kirchner. Y desde el kirchnerismo no se esperaba que esta campaña produjera tantas deserciones y desconcierto.
Pero ni Cambiemos ni los propios kirchneristas consideran que está acabado, ni mucho menos, el liderazgo de la ex presidenta y, por razones distintas, ambos opuestos están sorprendidos por la situación actual. Porque esperaban más o porque esperaban menos. Esta es la lógica central de este escenario donde, los que dan por consumido el liderazgo de Cristina Kirchner se resignan a una larga etapa de debilidad del campo popular y se marginan de esta fuerte disputa que constituye el meollo de la escena política y que dirime el destino del país a mediano plazo.
Las alternativas que han llevado al lanzamiento del Frente Ciudadano y al acto en la cancha de Arsenal transitaron esas estaciones. Es obvio que el acto apuntó a recuperar las fuerzas que se perdieron y no tanto a la nutrida militancia que estaba allí. Todo el despliegue buscó al voto que tomó distancia después de la derrota en las presidenciales. Es un elector que no se alejó, siguió el acto por televisión y está muy crítico con el gobierno. El lenguaje fue centralmente visual y menos literario, donde no sólo se habló de los sectores perjudicados por las políticas del gobierno, sino que se los mostró, se los personalizó y humanizó, donde la ex presidenta habló entre una multitud que rodeaba un pequeño escenario sin vallas y donde la única oradora fue ella. Hizo un discurso corto, emotivo, pero con contenido, donde el peso simbólico de esas tragedias se expresaba en los cuerpos y no tanto en las palabras.
Pero el acto de Arsenal fue el primer paso de una larga marcha. Muestra un punto de partida, una fuerza que puede convertirse en opción de poder, pero que aún le falta, que necesita recorrer un camino que en principio no se avizora demasiado corto. La obsesión del oficialismo por destruir ese núcleo intenso de convocatoria que constituye la ex presidenta, mantiene la ofensiva judicial pero ha evitado victimizarla con una condena. El fallo vergonzoso de la Cámara de Casación Penal, contra Milagro Salas –pura política sin solvencia técnica–, demuestra el control del oficialismo sobre amplios sectores del Poder Judicial, al punto que se puede llegar a una condena sin pruebas si es la conveniencia del Ejecutivo.
La poderosa alianza de la derecha en el gobierno y la convocatoria explícita de Cristina Kirchner a un espacio nacional, popular y democrático en la oposición aparecen como los dos protagonistas que disputarán la escena política en los próximos años. El kirchnerismo no se convirtió en un fantasma del pasado como le sucedió al menemismo y como esperaba la derecha, pero tampoco es una fuerza en condiciones de volver en poco tiempo, como quisiera su militancia. En la pasada elección presidencial, el FpV logró el 37 por ciento en primera vuelta, y perdió con el 49 por ciento en el ballotage, lejos del insuperable 54 por ciento en primera vuelta, cuando Cristina Kirchner fue reelecta en 2011. Después de la derrota de 2015 hay un nuevo punto de partida, pero esquemáticamente es el trayecto que deberá escalar el kirchnerismo para reposicionarse, impulsado por la corriente de ajustes y descalabros que está produciendo la política económica del gobierno. El acto en la cancha de Arsenal mostró a una fuerza que empieza a ponerse en movimiento para recuperar el terreno perdido y tiene un arduo recorrido por delante. Un punto de partida: el proceso de endeudamiento acelerado sólo se logró a partir del desguasamiento de los bloques legislativos del FpV, lo que dejó dos enseñanzas: la primera es que los candidatos tienen que estar explícitamente comprometidos en estos temas. Y la segunda es que fue la fuerza que se opuso al endeudamiento y demostró que es la única capaz de hacer oposición real para frenar la catarata de ajustes que se anuncia para después de las elecciones.
|
|
|
|
Mariano Pinedo cuenta cómo fue el encuentro de CFK con productores rurales
“Un diálogo muy crítico sobre lo que pasa”
Pinedo, candidato a diputado, habla de la campaña de Unidad Ciudadana en “la provincia profunda” y de la visita de CFK.
Cristina Kirchner junto a Mariano Pinedo y Francisco Durañona.
“En la medida que podamos aportar para comprender mejor los problemas de la gente y buscar soluciones, lo seguiremos haciendo”, dice a PáginaI12 Mariano Pinedo, concejal en San Antonio de Areco y candidato a diputado provincial de Unidad Ciudadana en la segunda sección electoral, un día después de que Cristina Fernández de Kirchner visitara a una serie de productores rurales en la localidad de Lincoln, en el marco de la campaña electoral. “La campaña de Unidad Ciudadana se define por la necesidad de escuchar a los sectores afectados y plantear soluciones desde esa escucha”, agrega Pinedo, hermano del dirigente PRO que ocupa el tercer lugar en la cadena de sucesión presidencial, Federico Pinedo.
La ex presidenta y precandidata a senadora eligió esta semana la ruralidad bonaerense, donde su gobierno tuvo dificultades para restablecer vínculos con el electorado después del conflicto con la Mesa de Enlace en 2008, como una señal de los nuevos rumbos políticos. Sin grandes actos ni presencia de la prensa, sin militantes con banderas ni cantitos, sino cara a cara, dialogando con los sectores productivos, ayer fue el turno de un lechero que planteó los problemas de su industria y dialogó con CFK sobre posibles soluciones.
“El problema del tambero es más que nada el intermediario, que 300 por ciento más caro vende en la góndola”, plantea Agustín, el encargado del establecimiento, en el video difundido por el equipo de CFK. “Si de repente ustedes pudieran hacer una cooperativa, varios tambos, y vender el fluido en forma directa en el pueblo, vos podés estar vendiéndolo en 10 pesos, o 12 pesos o 15 pesos también. Si no hay una intervención inteligente del Estado ni va a mejorar el precio para los productores ni va a mejorar para los consumidores. No hay magia”, propone ella.
La industria lechera “es una actividad que involucra a muchas personas y familias” y que “tiene problemas estructurales pero también otros coyunturales que se agravaron en el último año y medio, como por ejemplo los efectos del tarifazo, la quita de retenciones que afecta el costo de los alimentos para el ganado y los precios al productor, que siguen muy cerca de lo que eran en 2015 a pesar de lo que aumentaron en góndola”, explica Pinedo, que junto al intendente de San Antonio de Areco, Francisco Durañona, forma parte del Movimiento Arraigo, que apunta a la problemática productiva en “la provincia profunda”.
Según describió el concejal, la ex presidenta fue recibida “muy bien” por los productores. “Lo que querían eran hablar sobre los problemas que tienen, ninguno fue muy elogioso con el gobierno pasado, no hubo un ambiente de celebración como cuando se reúne con militantes, sino un diálogo muy crítico sobre lo que está pasando ahora, pero con muy buena disposición de ellos para que se los escuche y de ella para escucharlos”, agregó Pinedo, que explicó que CFK también les dejó pautas para continuar con el trabajo proselitista en ese sector.
|
|
|
Primer
Anterior
2 a 6 de 6
Siguiente
Último
|
|
|
|
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados | |
|
|