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General: CRISTINA SALE A LA CANCHA AL FRENTE DE UNIDAD CIUDADANA EN AVELLANEDA
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De: Ruben1919 (message original) |
Envoyé: 20/06/2017 12:19 |
Cristina Fernández de Kirchner encabeza hoy un acto en Avellaneda
Unidad Ciudadana sale a la cancha
El acto está convocado a las 14 en el estadio de Arsenal, bajo la consigna “Una para todos” y para conmemorar el Día de la Bandera. CFK será la única oradora. Adhieren más de cincuenta intendentes bonaerenses, organismos de derechos humanos, gremios y otras organizaciones.
La ex presidenta hablará alrededor de las 15.30.
Imagen: Jorge Larrosa
Miles de personas asistirán encolumnadas en sus agrupaciones para participar del acto que hoy encabezará la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el estadio de Arsenal y muchas otras asistirán por su cuenta, según especulaban ayer los organizadores. En Sarandí, CFK lanzará el frente Unidad Ciudadana y será la única oradora del acto, en el que contará con la adhesión de más de cincuenta intendentes bonaerenses, además de legisladores, sindicalistas y la militantes ocupando las gradas y el campo de juego del Viaducto.
“Van a venir compañeros de todos lados. Del territorio bonaerense sobre todo, pero también de las provincias cercanas porque hay mucha expectativa por escuchar a Cristina”, contó a PáginaI12 un dirigente camporista, en medio del trajín de las puntadas finales de la organización del acto. A partir de las 13 se abrirán las puertas del estadio Julio Humberto Grondona para que ingresen las personas a la espera del comienzo, previsto para las 14. La convocatoria se hará bajo la consigna “Una para todos”, y para conmemorar el Día de la Bandera, por lo que se citó al encuentro con “una bandera argentina hecha por vos. No importa que sea de papel o de paño, lo que vale es que la hagas vos”.
Fernández de Kirchner saldrá al escenario alrededor de las 15.30, horario en que los organizadores calculan que “todo el estadio ya va a estar bien agitado”, teniendo en cuenta que la última vez que la ex presidenta habló ante una concurrencia masiva fue en abril del año pasado, frente a los tribunales de Comodoro Py, cuando por primera vez se pronunció a favor de “conformar un frente ciudadano”.
El frente Unidad Ciudadana está compuesto por los partidos que integraban el Frente para la Victoria, aunque formalmente sin el Partido Justicialista. Organismos de derechos humanos, personalidades de la cultura y gremios de la CGT como la Federación Gráfica Bonaerense y de la CTA como ATE Capital, entre otros, participarán del acto. A ellos hay que sumar a una importante porción de dirigentes del PJ, y más de cincuenta intendentes bonaerenses. Allí estarán el anfitrión Jorge Ferraresi, el intendente de Ensenada, Mario Secco, y el de San Antonio de Areco, Francisco Durañona, los más cercanos a la ex presidenta. Pero además confirmaron su presencia Verónica Magario, de La Matanza, Martín Insaurralde, de Lomas de Zamora, Julio Pereyra, de Florencio Varela, y Mariano Cascallares, de Almirante Brown. También Walter Festa, de Moreno, Alberto Descalzo, de Ituzaingó, y Ariel Sujarchuk, de Escobar, entre muchos otros, algunos de los cuales en un principio se habían alejado del kirchnerismo, pero que se fueron acercando a medida que el gobierno de Mauricio Macri profundizó el ajuste en marcha, al no seducirlos la precandidatura del ex ministro de Transporte Florencio Randazzo, que se mantuvo en silencio durante más de un año.
A pesar de que en el entorno de Fernández de Kirchner descartaban que el acto sea el lanzamiento de su candidatura, la militancia kirchnerista tiene puesta la expectativa de que lo anuncie en Arsenal. Pero la posibilidad de que el espacio político de Randazzo tome la decisión de presentarse en unidad con el frente Unidad Ciudadana estará abierta hasta el sábado, fecha límite para el cierre de listas. El mensaje de la ex presidenta alertará sobre el desempleo, el endeudamiento y los problemas de seguridad. La estrategia será “dejar latente la oportunidad de ir juntos para enfrentar con más fortaleza al macrismo”, explicó un dirigente kirchnerista, aunque el clamor de la gente y las últimas encuestas ponen a la ex presidenta al tope de las preferencias como gran colectora de votos en la provincia de Buenos Aires.
“Va a ser el comienzo de una nueva etapa”, señalaron a este diario anoche, entusiasmados por la vuelta de Fernández de Kirchner al centro del escenario político.
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Cristina pidió “poner un freno” a Cambiemos
El objetivo quedó proclamado. “Hay que poner un límite, poner un freno”, dijo Cristina Fernández de Kirchner sobre la política de Mauricio Macri ante una cancha de Arsenal de Sarandí repleta. Así presentó en público Unidad Ciudadana, la fuerza que competirá en octubre con el macrismo en la provincia de Buenos Aires.
Bajo el sol y el frío CFK eligió un discurso de estilo nuevo para ella, lineal y personalizado en historias de la crisis social, sin el tono burlón de otras veces y sin las habituales referencias a los grandes medios de comunicación.
No adelantó qué hará a partir del primer segundo del próximo domingo, 25 de junio: evitó decir si el cierre de listas de las cero horas la encontrará como candidata al Senado, donde se tramitan asuntos institucionales y tallan los gobernadores, o a la Cámara de Diputados, el escenario de la batalla política cotidiana, o tal vez en el llano.
A las 15.15, después de escuchar dos minutos de “Vamos a volver”, pidió que le mostraran las banderas que cada uno había llevado según la consigna previa. Entonces apareció el grito de “Argentina, Argentina” y dijo: “Ése me gusta más”.
“Podemos mirarnos a los ojos, que tanta falta nos hace a los argentinos”, exhortó.
Parte del discurso recogió los 15 puntos de campaña que CFK difundió el 14 de junio, y sobre todo el número uno, sobre pérdida de empleos formales e informales desde que asumió Mauricio Macri el 10 de diciembre de 2015 y con la propuesta de un aumento de emergencia y la suspensión de despidos por un año.
También volvió a condenar la “suba irracional de tarifas” y las tasas de interés alta para el financiamiento, “además de la deuda de casi 100 mil millones de dólares ya contraídas” y la última, a 100 años.
“Tenemos que organizarnos, porque a la entrada vi jubilados con remedios que ya no están y lo importante es canalizar esta fuerza, esta decisión ciudadana”, dijo. “La agresión neoliberal supera a todos los partidos políticos. Cuando van al supermercado, ¿a alguno le hacen una rebaja porque es de un partido o de otro? Cuando despiden en la fábrica, las suspensiones y los despidos vienen con nombre y apellido de carne y hueso. De eso se trata Unidad Ciudadana.”
Cuando escuchó el grito de “Cristina senadora” dijo que tuvo en su vida “todos los honores y todos los cargos gracias a ustedes”. Ante el “Cristina Presidenta” respondió que venía a “poner el cuerpo, la cabeza y el corazón”, porque “no me parece justo que nos hayan venido a desorganizar la vida”, cuando antes “cada uno sabía cómo iba a llegar a fin de mes, a tomarse vacaciones, a juntar dinero para el auto”.
“Las próximas elecciones son parlamentarias y la sociedad expresa si la sociedad está o no de acuerdo con un gobierno”, encuadró. Para añadir: “Claro que tenemos pasado. No nací de un repollo. El problema es que con ellos no tenemos futuro, no podemos llegar a fin de mes, como me contaba Ema, del centro de jubilados, que se acuesta más temprano para usar menos la estufa.”
“Con estas facturas, con estos precios de los remedios, ¿de qué 2019 me están hablando?”, preguntó.
“Ya no soy la joven aquella que quería cambiar el mundo. Los años pasan para todos. Me tocó ser madre, me tocó ser abuela, porque la vida tiene esas cosas: te dan y te quitan.”
Con reminiscencias de la campaña electoral de 2011, después de la muerte de Néstor Kirchner el 27 de octubre de 2010, dijo que “todos parecemos fuertes pero todos tenemos nuestros dolores”
“Los partidos hablan distintos idiomas pero la matemática es una sola y no dan los números a los trabajadores, a las pymes, a los científicos, a los comerciantes”, afirmó.
Antes de cerrar fue invitando gente al escenario. Por nombre. “Dije que quería que nos escuchemos. Les pido que suban a Guadalupe y Julia, del Conicet, a Laura de la UNAJ (la Universidad Nacional Arturo Jauretche de Florencio Varela), que vengan, porque perdieron la beca. Una estudiaba HIV. Agustín, el secundario, me cuenta que ya se fueron tres chicos porque abandonaron y tuvieron que ir a trabajar. Ezequiel es de Pergamino. Vino a estudiar Ingeniería Electrónica en la UBA y ahora perdió el progresar. Fernando, que estudia Historia. Luisa trabaja hace años en la biblioteca popular Islas Malvinas. La gente pedía libros. Ahora pide comida. María hace 20 años que trabaja al frente de un comedor. Lorena y su hermana Flavio buscan a su hermana o a su hermano. Sus padres están desaparecidos. Dos por uno, por Dios. Dos por uno… Agustín tuvo un accidente y lleva una chapa en la cabeza. Los tarifazos lo están arruinando. Con la pensión por discapacidad tiene que pagar el alquiler del comercio. Norma tiene siete hijos. Pensionada. Vení Norma. Mucho respeto. Mujer argentina de siete hijos. Vení, Verónica. Frigorífico Pilar de acá de Avellaneda. En el año 2012 tenía 50 trabajadores. Hoy 17. Karina de Microenvases. Claro que sí, problemas reales. Karina haciendo el aguante para no despedir gente.”
El escenario estaba colmado. Pero continuó. “Alejandro de Ezeiza tuvo que cerrar su panadería. Moderna. Tuvo que vender las máquinas para pagarles a los empleados. Cómo vas a hablar de competitividad. Bárbara, una pyme de 15. Calzado.” En ese momento alguien llora. “No llores, por favor. Él es Adrián, de una cooperativa que fue fábrica recuperada. Pagaban 18 mil pesos de luz. Ahora les vienen 50 mil pesos. Y 40 mil de agua. Y les abren la importación.”
Subió Pablo. “Escuchen bien los xenófobos. Vino hace diez años de Bolivia. Ocho hermanos, madre y padre, trabajan todo el día toda la semana. Pero además Pablo está en primer año de agronomía de la Universidad Nacional de La Plata. Pablo trabaja una hectárea con su hermano Abel. El 50 por ciento de la ganancia se la lleva el dueño de la tierra y el otro 50 ellos”.
“Estos son los ciudadanos y las ciudadanas”, siguió. “Fabián es remisero. Claudia por Facebook hace fábrica de ropa virtual. Ahora a los padres les suprimieron los remedios en el PAMI y tienen que estirarse.”
“Tenemos que hablar de cómo le arruinan la vida a la gente”, dijo. “Podrás tener coaching y poner carita de buena, pero ésta es la realidad”, lanzó en una evidente mención a María Eugenia Vidal, a quien no llamó por su nombre y apellido.
La ex presidenta llegó al estadio dos minutos antes de las tres. Abundó la presencia de intendentes y dirigentes del peronismo bonaerense no enrolado con Florencio Randazzo y de los aliados de fuera del PJ.
Ya por el solo hecho de ser ex presidenta durante ocho años Cristina juega en el tablero nacional pero eligió proyectarse desde la provincia de Buenos Aires, donde precisa revertir las derrotas del peronismo en 2013 frente a Sergio Massa y en 2015 ante María Eugenia Vidal. Daniel Scioli ganó para la presidencia en Buenos Aires pero la derrota previa para la gobernación hirió las chances nacionales del Frente para la Victoria.
Un desafío para CFK, aunque es obvio que no formó parte de su discurso, es el liderazgo del peronismo bonaerense. En general este puesto, que no es formal, estuvo en manos de dirigentes de la provincia de Buenos Aires. Solo dos figuras nacionales del peronismo fueron al mismo tiempo los jefes del mayor peronismo de la Argentina. El primero, naturalmente, Juan Perón. El segundo, Néstor Kirchner.
Perón no precisó de ningún par bonaerense para influir sobre el distrito obrero más importante del país. Otro líder nacional del peronismo como Carlos Menem, por ejemplo, sí. Menem nunca fue el jefe del peronismo bonaerense. El jefe era Eduardo Duhalde y Menem compartía o disputaba su influencia con él. A tal punto fue así que, cuando Menem entró en una etapa de debilidad relativa, Duhalde le asestó el golpe final a su sueño de habilitar una reelección por segunda vez, tras la de 1995.
Hubo que esperar hasta Kirchner para que otro peronista de alcance nacional gobernara sin intermediarios entre los justicialistas de la provincia de Buenos Aires. Kirchner lo hizo desde la Presidencia de la Nación. Construyó relaciones propias con cada intendente, sobre todo en La Matanza con Alberto Balestrini, una fórmula que repite estos días Cristina con el balestrinista Fernando Espinoza. En junio de 2004, de vuelta de la gira por China, decidió caminar él mismo a fondo la provincia y desconocer la jefatura de Duhalde, que el año anterior lo había nominado para la presidencia. Y en abril de 2005, mientras estaba en Roma para la entronización del Papa Benedicto XVI, concretó la ruptura. La redondeó sin medias tintas, con la ayuda de dos bonaerenses además de Balestrini: Felipe Solá y Florencio Randazzo. Con los distritos atados, Kirchner resolvió que en las elecciones de octubre se presentaría Cristina como candidata a senadora. Duhalde hizo la simétrica, y así fue como Cristina Fernández de Kirchner le ganó a Hilda Chiche González de Duhalde. Kirchner desembarcó en Buenos Aires con aliados pero convertido en jefe indiscutido del peronismo en el distrito electoral que reunía y reúne casi al 40 por ciento de los votantes.
Más allá de dónde recale institucionalmente, CFK va por lo mismo. El acto de Arsenal muestra el modo de construcción. La base es la estructura del peronismo y de algunas intendencias fuertes, como Avellaneda y La Matanza. La proyección pública no esconde nada (Espinoza y Jorge Ferraresi, entre muchos otros, estaban presentes) pero busca una imagen de representación del interés general.
“No hay que ponerse triste, no hay que llorar”, cerró Cristina Fernández de Kirchner en Sarandí.
Eran las cuatro de la tarde. Después vino la armónica con el comienzo del Himno.
martín.granovsky@gmail.com
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20 de junio de 2017 · Actualizado hace 1 hora
CFK presentó Unidad Ciudadana ante una multitud
"Nos han desorganizado la vida"
La ex presidenta lanzó en un repleto estadio de Arsenal el frente Unidad Ciudadana, al que convocó a todos los argentinos. "¿Cómo nos van a decir que nos quieren endeudar por cien años?”, se preguntó al criticar al Gobierno de Macri y afirmó que “el verdadero problema es que con ellos no tenemos futuro”. Sin hablar de candidaturas, señaló: “Vengo a sumarme como una más, a poner el cuerpo, la cabeza y el corazón”.
“Quiero ser parte de un movimiento político donde lo importante es el pueblo, los que sufren, los que necesitan”, expresó la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner ante una multitud que se concentró en el estadio de Arsenal de Sarandí. Allí presentó el frente Unidad Ciudadana y evitó hablar sobre su eventual candidatura a senadora por la provincia de Buenos Aires. Resaltó que “esta etapa histórica de agresión neoliberal a todos los estamentos de la sociedad no es una cuestión de partidos políticos”.
CFK habló sin atril y de pie, en un escenario en el que había apenas un micrófono y que la colocó en medio de la gente. Ante los cánticos de “Vamos a volver” de las más de 35 mil personas que colmaron el estadio de Arsenal, la ex mandataria salió a escena y convocó a “la unidad de todos los argentinos y todas las argentinas” en el frente Unidad Ciudadana. Sostuvo que esa alianza busca “representar los intereses de los hombres y mujeres de carne y hueso”.
@CFKArgentina
Los gritos de “¡Cristina senadora!” y “¡Cristina presidenta!” mostraron la ansiedad por la confirmación de su candidatura, pero la ex presidenta respondió: “Yo he tenido en mi vida todos los honores y todos los cargos que me dieron ustedes, vengo ahora a sumarme como una más, a poner el cuerpo, la cabeza y el corazón”. “¡Una más y no jodemos más!”, insistió la multitud. “Ya no soy la joven aquella que quería cambiar el mundo, los años pasan para todos. Me tocó ser madre, me tocó perder a mi compañero y ser viuda, me tocó ser abuela”, explicó la ex jefa de Estado.
“Vengo a sumar a este espacio”, reiteró CFK y apuntó contra las medidas del gobierno de Mauricio Macri: “No me parece justo que estemos sufriendo, que nos hayan desorganizado la vida así”. “Lo que necesitamos es ponerle un límite a este gobierno en las próximas elecciones para que pare el ajuste”, remarcó y apuntó contra los que “intentan confundir hablando del pasado”. “El problema que tenemos es que con ellos no tenemos futuro”, añadió. Criticó también la emisión de un bono de deuda a cien años y reiteró que “es necesario poner un límite y un freno a tanto disparate”.
Afirmó que Unidad Ciudadana “tiene que representar las voces, los intereses, las necesidades todos los problemas que hoy tiene la sociedad” y se desmarcó de los dirigentes políticos que especulan con las elecciones presidenciales de 2019. “Yo quiero que la Argentina, con los 42 millones de argentinos, llegue al 2019, no un dirigente”, sostuvo.
Gentileza Foto Sur
Por último, Cristina Kirchner señaló que “el problema que hoy tenemos los argentinos es que los números no dan” y comenzó a convocar a distintas personas al escenario para poner rostro a los perjudicados por las políticas de ajuste del macrismo. Subieron trabajadores, científicos, estudiantes, docentes, comerciantes, beneficiarios de pensiones, familiares de desaparecidos y miembros de cooperativas, entre otros. “Esta es la realidad", resumió. "Podrás tener coaching, te podrán guionar los discursos, podrás poner carita de buena, pero esta es la realidad que tenemos que encarar”, añadió al apuntar contra la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, luego de referirse a los problemas de desabastecimiento en los hospitales públicos de la Provincia.
“Yo quería que ustedes entendieran qué es esto de Unidad Ciudadana ¿Saben por qué? Les voy a explicar. Muchas veces por la propia endogamia de los partidos, los dirigentes terminan creyéndose mas importantes que la sociedad”, sostuvo la ex jefa de Estado y afirmó querer ser parte “de un movimiento político donde lo importante es el pueblo, los que sufren, los que necesitan”. “Esto es Unidad Ciudadana, para que lo entiendan todos y todas”, completó.
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Imagen: Leandro Teysseire
Ya nadie discute la infalibilidad del Papa, porque nadie lo cree aunque lo quieran. Cristina Kirchner no es un Papa y tampoco es infalible. Nadie es infalible. Ni siquiera resulta provocador ese debate. Pero cuando el cuestionamiento de supuestos o verdaderos errores cometidos, como si eso fuera un gran descubrimiento o un acto sublime de independencia de criterio, lleva a ponerse por fuera de ese marco de conducción, más que los errores y todo ese colorido, lo que se plantea es un cuestionamiento al liderazgo en sí. De alguna manera, los ex funcionarios kirchneristas reunidos alrededor de Florencio Randazzo, más el Movimiento Evita, lo que están diciendo no es solamente que ese liderazgo tuvo errores y no los contiene, sino que además ya no es valioso como tal.
Frente a la poderosa alianza que está representada en el gobierno de Cambiemos, de medios concentrados, grandes bancos y empresas, un sector importante de la Justicia y los servicios de inteligencia, la única fuerza que puede oponer el campo popular es su masividad y su unidad solidaria y una de las pocas herramientas para lograrla son liderazgos como los que han surgido esporádicamente en la historia y como el que protagoniza en la actualidad Cristina Kirchner.
No es una novedad para la derecha: el esfuerzo principal de toda la parafernalia de operaciones de inteligencia, políticas, mediáticas y judiciales del oficialismo, estuvo y está enfocado en destruir esa herramienta popular. El peso de esa formidable artillería apunta menos a destacar sus logros y embellecer a Mauricio Macri, y más a despedazar a Cristina Kirchner. Ignoran y ocultan las innumerables denuncias de corrupción contra el gobierno de Cambiemos pero insisten en la corrupción K con sucesiones de grandes titulares, campañas de alta intensidad en las redes y reacciones periodísticas de inusitada virulencia en la televisión.
Se trata de una estrategia consciente, planificada y centralizada y sus protagonistas son actores de un guión. No son reacciones independientes o coincidentes por la casualidad o “porque piensan lo mismo”. Está orquestado en forma centralizada y en cada situación se hace evidente la consigna central que se elige. Contra el acto que realizó el kirchnerismo en la cancha de Arsenal, la señal de largada estuvo a cargo del propio Macri con una conversación telefónica fraguada en la que le decía coloquialmente a un falso trabajador que lo “desespera que los que hicieron estas cagadas y encima se robaron el país, por estos jueces que tenemos, sigan caminando por las calles”. A partir de allí, la consigna extendida por Clarín, La Nación y casi todos los canales de televisión fue: “cómo puede ser que una chorra sea candidata”. Periodistas, funcionarios y políticos repitieron esa consigna como un mantra y lograron generar entre sus seguidores un clima de crispación y violencia que se ha convertido en una característica muy marcada de los fans de este gobierno. Fue inevitable que esa catarata de indignación centralizada que destilaron los medios oficialistas derivara en un intento de acto frente a Comodoro Py con el fin de presionar a jueces y fiscales para que encarcelen a “la chorra”. El acto en Tribunales fue un desatino porque el día era feriado, el edificio estaba cerrado y no había funcionarios y porque apenas concurrió un puñado de personas entre las que sobresalían varios desquiciados que hablaban con los medios. Fue notorio el contraste con la inmensa y pacífica concentración en la cancha de Arsenal.
Para la derecha es más importante destruir un liderazgo que pudiera convertirse en epicentro de una fuerte convocatoria de oposición, que glorificar a su gobierno. Es una estrategia pensada desde antes que asumiera el gobierno de Cambiemos: hablan poco a favor de Macri; mantienen un poderoso blindaje a su alrededor; y dedican su esfuerzo principal a destruir la alianza que se había generado en el campo popular a partir del gobierno kirchnerista.
No les fue tan mal. La campaña de destrucción fue eficiente ya sea por debilidades de esa alianza como por la poderosa maquinaria que sostuvo la campaña. Las presiones sobre los gobernadores, la subsecuente sangría en los bloques legislativos, la fuga de dirigentes y la permanente campaña de carpetazos armados por los servicios de inteligencia, difundidos por un ejército de comunicadores oficialistas y ejecutados por jueces predispuestos tuvo un efecto de desgaste y desmoralización. En su malicia, la arquitectura de esa campaña tiene hasta cierta belleza: ninguno de los dirigentes y ex funcionarios que defeccionaron tiene causa judicial. En cambio a la mayoría de los que se mantuvieron fieles al kirchnerismo le han llovido causas judiciales y denuncias. No deja de ser llamativa esta clara línea que separa honestos y corruptos según los comunicadores y los fiscales y jueces del oficialismo.
Pero el resultado se lee diferente en el kirchnerismo y en el oficialismo. Para la derecha, su furiosa arremetida debería haber finiquitado con el kirchnerismo, como sucedió con el menemismo después que perdió de hecho las presidenciales ante Néstor Kirchner. Y desde el kirchnerismo no se esperaba que esta campaña produjera tantas deserciones y desconcierto.
Pero ni Cambiemos ni los propios kirchneristas consideran que está acabado, ni mucho menos, el liderazgo de la ex presidenta y, por razones distintas, ambos opuestos están sorprendidos por la situación actual. Porque esperaban más o porque esperaban menos. Esta es la lógica central de este escenario donde, los que dan por consumido el liderazgo de Cristina Kirchner se resignan a una larga etapa de debilidad del campo popular y se marginan de esta fuerte disputa que constituye el meollo de la escena política y que dirime el destino del país a mediano plazo.
Las alternativas que han llevado al lanzamiento del Frente Ciudadano y al acto en la cancha de Arsenal transitaron esas estaciones. Es obvio que el acto apuntó a recuperar las fuerzas que se perdieron y no tanto a la nutrida militancia que estaba allí. Todo el despliegue buscó al voto que tomó distancia después de la derrota en las presidenciales. Es un elector que no se alejó, siguió el acto por televisión y está muy crítico con el gobierno. El lenguaje fue centralmente visual y menos literario, donde no sólo se habló de los sectores perjudicados por las políticas del gobierno, sino que se los mostró, se los personalizó y humanizó, donde la ex presidenta habló entre una multitud que rodeaba un pequeño escenario sin vallas y donde la única oradora fue ella. Hizo un discurso corto, emotivo, pero con contenido, donde el peso simbólico de esas tragedias se expresaba en los cuerpos y no tanto en las palabras.
Pero el acto de Arsenal fue el primer paso de una larga marcha. Muestra un punto de partida, una fuerza que puede convertirse en opción de poder, pero que aún le falta, que necesita recorrer un camino que en principio no se avizora demasiado corto. La obsesión del oficialismo por destruir ese núcleo intenso de convocatoria que constituye la ex presidenta, mantiene la ofensiva judicial pero ha evitado victimizarla con una condena. El fallo vergonzoso de la Cámara de Casación Penal, contra Milagro Salas –pura política sin solvencia técnica–, demuestra el control del oficialismo sobre amplios sectores del Poder Judicial, al punto que se puede llegar a una condena sin pruebas si es la conveniencia del Ejecutivo.
La poderosa alianza de la derecha en el gobierno y la convocatoria explícita de Cristina Kirchner a un espacio nacional, popular y democrático en la oposición aparecen como los dos protagonistas que disputarán la escena política en los próximos años. El kirchnerismo no se convirtió en un fantasma del pasado como le sucedió al menemismo y como esperaba la derecha, pero tampoco es una fuerza en condiciones de volver en poco tiempo, como quisiera su militancia. En la pasada elección presidencial, el FpV logró el 37 por ciento en primera vuelta, y perdió con el 49 por ciento en el ballotage, lejos del insuperable 54 por ciento en primera vuelta, cuando Cristina Kirchner fue reelecta en 2011. Después de la derrota de 2015 hay un nuevo punto de partida, pero esquemáticamente es el trayecto que deberá escalar el kirchnerismo para reposicionarse, impulsado por la corriente de ajustes y descalabros que está produciendo la política económica del gobierno. El acto en la cancha de Arsenal mostró a una fuerza que empieza a ponerse en movimiento para recuperar el terreno perdido y tiene un arduo recorrido por delante. Un punto de partida: el proceso de endeudamiento acelerado sólo se logró a partir del desguasamiento de los bloques legislativos del FpV, lo que dejó dos enseñanzas: la primera es que los candidatos tienen que estar explícitamente comprometidos en estos temas. Y la segunda es que fue la fuerza que se opuso al endeudamiento y demostró que es la única capaz de hacer oposición real para frenar la catarata de ajustes que se anuncia para después de las elecciones.
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Mariano Pinedo cuenta cómo fue el encuentro de CFK con productores rurales
“Un diálogo muy crítico sobre lo que pasa”
Pinedo, candidato a diputado, habla de la campaña de Unidad Ciudadana en “la provincia profunda” y de la visita de CFK.
Cristina Kirchner junto a Mariano Pinedo y Francisco Durañona.
“En la medida que podamos aportar para comprender mejor los problemas de la gente y buscar soluciones, lo seguiremos haciendo”, dice a PáginaI12 Mariano Pinedo, concejal en San Antonio de Areco y candidato a diputado provincial de Unidad Ciudadana en la segunda sección electoral, un día después de que Cristina Fernández de Kirchner visitara a una serie de productores rurales en la localidad de Lincoln, en el marco de la campaña electoral. “La campaña de Unidad Ciudadana se define por la necesidad de escuchar a los sectores afectados y plantear soluciones desde esa escucha”, agrega Pinedo, hermano del dirigente PRO que ocupa el tercer lugar en la cadena de sucesión presidencial, Federico Pinedo.
La ex presidenta y precandidata a senadora eligió esta semana la ruralidad bonaerense, donde su gobierno tuvo dificultades para restablecer vínculos con el electorado después del conflicto con la Mesa de Enlace en 2008, como una señal de los nuevos rumbos políticos. Sin grandes actos ni presencia de la prensa, sin militantes con banderas ni cantitos, sino cara a cara, dialogando con los sectores productivos, ayer fue el turno de un lechero que planteó los problemas de su industria y dialogó con CFK sobre posibles soluciones.
“El problema del tambero es más que nada el intermediario, que 300 por ciento más caro vende en la góndola”, plantea Agustín, el encargado del establecimiento, en el video difundido por el equipo de CFK. “Si de repente ustedes pudieran hacer una cooperativa, varios tambos, y vender el fluido en forma directa en el pueblo, vos podés estar vendiéndolo en 10 pesos, o 12 pesos o 15 pesos también. Si no hay una intervención inteligente del Estado ni va a mejorar el precio para los productores ni va a mejorar para los consumidores. No hay magia”, propone ella.
La industria lechera “es una actividad que involucra a muchas personas y familias” y que “tiene problemas estructurales pero también otros coyunturales que se agravaron en el último año y medio, como por ejemplo los efectos del tarifazo, la quita de retenciones que afecta el costo de los alimentos para el ganado y los precios al productor, que siguen muy cerca de lo que eran en 2015 a pesar de lo que aumentaron en góndola”, explica Pinedo, que junto al intendente de San Antonio de Areco, Francisco Durañona, forma parte del Movimiento Arraigo, que apunta a la problemática productiva en “la provincia profunda”.
Según describió el concejal, la ex presidenta fue recibida “muy bien” por los productores. “Lo que querían eran hablar sobre los problemas que tienen, ninguno fue muy elogioso con el gobierno pasado, no hubo un ambiente de celebración como cuando se reúne con militantes, sino un diálogo muy crítico sobre lo que está pasando ahora, pero con muy buena disposición de ellos para que se los escuche y de ella para escucharlos”, agregó Pinedo, que explicó que CFK también les dejó pautas para continuar con el trabajo proselitista en ese sector.
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