Barranquilla.- Antes de competir, todos querían tirarse fotos con Mijaín López en las gradas del Coliseo de la Universidad del Atlántico. En estos XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe no existe otro tricampeón olímpico, quíntuple mundial y cuádruple panamericano. Era un adelanto del luchador más grande de este siglo y sin discusión, el oro más seguro de Cuba en esta cita, conquistado en solo 17 segundos.
El abanderado de nuestra delegación propinó tres impresionantes 8-0 a sus tres rivales: Edgardo López, de Puerto Rico; Moisés Pérez, de Venezuela y Leo Dalis Santana, de República Dominicana. El que más tiempo le duró encima del colchón fue este último en la discusión del título, a los otros los liquidó entre 12 y 15 segundos. Se podría decir que el pinareño es el Usain Bolt de la lucha.
Sin embargo, lo nunca visto en una competencia oficial. Cada uno de ellos, al igual que el resto de los inscritos en su división (130 kg), le pidieron guardar el recuerdo de conocerlo en una instantánea, algunas incluso mientras esperaban la presumible derrota ante él.
Mijaín complació a todos, incluso tuvo tiempo para acercarse a Lianna Montero(57 kg) y darle unos consejos antes de que alcanzara el primer título del equipo femenino al superar fácil a la boricua Marie Rodríguez 6-1, en una jornada donde su compañera Lilianet Duanes (53 kg) concluyó con plata tras cuatro peleas sin marcarle puntos, antes de verse más cansada que la venezolana Betzabeth Arguello en la porfía por la corona y ceder 6-0. Asimismo, Yusneyly Guzmán (50 kg) se hizo de un meritorio bronce.
Luego del éxito, las fotos y los medios de prensa arreciaron de nuevo contra el gigante pinareño, carismático como pocos practicantes de este deporte en el mundo y que gustoso respondió todas las preguntas en una improvisada conferencia.
“Estoy muy contento por ser el abanderado y cumplir, porque con eso ratifico la confianza que me dan las máximas autoridades del país. Este es el oro que Cuba esperaba”, dijo sonriente y feliz.
“Es una competencia que no tenía tanto presión competitiva, pero sí en cuanto a cumplir con el peso, porque después de dos años sin participar en ningún torneo hacer el peso era el temor de algunos. Pero lo hice y terminé en 128 kilos el día antes del pesaje.
“Eso quiere decir que todo se está haciendo bien, en cuanto a los planes de entrenamiento para llegar en forma óptima a Tokío 2020, donde quiero alcanzar mi cuarto oro olímpico”, confesó Mijaín, al tiempo que ratificó su despedida de Juegos Centroamericanos y del Caribe con este oro y que no acudiría al venidero campeonato mundial (asistirá Oscar Pino) pues se reservaría solo para las citas deportivas múltiples y cumplir con su contrato en la liga alemana.
Acerca de la faena rendida por su deporte hasta aquí y la motivación de acudir a estas lides regionales, algo no común entre los grandes campeones del deporte mundial argumentó:
“La actuación de la lucha grecorromana fue muy buena. Tuvimos un solo percance con Yasmani Lugo, que le puede servir de experiencia, porque él es joven y tiene potencialidades para alcanzar grandes resultados como lo hizo en los Juegos Olímpicos de Río. Perdió la oportunidad de ser campeón centroamericano por segundo ocasión y ahora tendrá que esperar cuatro años.
“Los 12 o 14 títulos todavía son posibles en nuestro deporte. Las muchachos de lucha libre están entrenando bien y vienen decididas a reinar. Les dije a todas que aquí cualquier medallista mundial o panamericano puede perder, por tanto lo único que hay que hacer es entregarse.
“La motivación es mucha. Estar con mis compañeros de equipo, mantener la continuidad de estas medallas (mi segunda, la otra fue en el 2014), y aporta un oro más a mi país. Estar aquí es un regocijo muy grande y por eso, además de darles la oportunidad a los muchachos jóvenes de esta división de luchar conmigo, también me tiré las fotos con ellos. Soy así”.
Y dejó las declaraciones para colocarse otra vez su pulóver y ascender al podio. Cantó su himno, abrazó a los medallistas y volvió a ser el Mijaín de siempre, el de los momentos más culminantes del deporte cubano desde hace una década.