La exportación de hidrocarburos históricamente ha sido la principal fuente de ingresos de Venezuela. Desde que el Gobierno de Hugo Chávez implementó reformas económicas para poner las riquezas nacionales al servicio del pueblo y no de las grandes transnacionales, EEUU ha venido implementando medidas contra el país latinoamericano.
El último paquete de sanciones entró en vigor un día después de las elecciones presidenciales del 20 de mayo, en las que el candidato del Partido Socialista, Nicolás Maduro, obtuvo la victoria con el 67% de los votos. En particular, EEUU perseguirá todas las transacciones relacionadas con las deudas del Gobierno venezolano o de sus empresas, incluidas las facturas petroleras.
Caracas ha denunciado que las sanciones de Washington han afectado las adquisiciones de alimentos y medicinas debido al cierre de cuentas y bloqueo de compras.
En busca de una salida
Ante esta realidad, el presidente Nicolás Maduro ha estado buscando cómo reforzar los lazos comerciales con países que no se han dejado intimidar ante las sanciones estadounidenses. En septiembre el mandatario realizó una visita a China que calificó de "muy necesaria, muy oportuna y llena de grandes expectativas", y en la cual se reunió con Xi Jinping. En diciembre recibió en Caracas al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en "un esfuerzo para diversificar y profundizar nuestra cooperación con Venezuela en todos los ámbitos".
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Este mismo mes Nicolás Maduro visitó Rusia, donde se firmaron varios acuerdos en materia de finanzas, comercio, energía y defensa. En particular, Rusia invertirá 5.000 millones de dólares en el sector petrolero venezolano para garantizar el crecimiento de la producción. Otros 1.000 millones serán destinados a la producción minera, fundamentalmente de oro.
Las inversiones rusas podrían ser el respiro que por un tiempo ayude a mantener a flote los sectores vitales de la economía venezolana, pero a largo plazo sería dinero perdido si no se realizan cambios estructurales dentro de Venezuela, afirmó a Sputnik el principal investigador del Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias de Rusia, el historiador Emil Dabaguián.
"Moscú tiene bien claro que podría perder ese dinero, sin embargo ha optado por intentar salvar el buque, antes de verlo hundirse. A pesar de la difícil situación económica, Rusia no quiere ver el colapso en Venezuela", explicó el especialista.
Dabaguián sugiere que la ayuda rusa socorrerá a Venezuela durante algún tiempo más, pero sin reformas estructurales dentro del propio país latinoamericano, será difícil cambiar la situación hacia una dinámica positiva. Recordó, además, que Caracas se ha visto obligado a cargar con gastos excesivos en la Defensa, ante las constantes amenazas de intervención militar provenientes de EEUU.
Vladímir Súdarev, profesor de historia y política de América del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú, coincide con la opinión de Emil Dabaguián.
"No es necesario ser redundante sobre el tema de la difícil situación económica en la que se encuentra Venezuela. Por el momento, Venezuela es insolvente y difícilmente eso cambiará en un futuro cercano", apuntó.
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Es por eso que, según el especialista, la inversión rusa, al igual que los acuerdos previos con China y Turquía, deben verse más bien como un voto de confianza hacia el actual Gobierno venezolano a largo plazo. Respecto al acuerdo de modernización de las Fuerzas Armadas venezolanas alcanzado durante la visita de Maduro, Vladímir Súdarev sugiere que para Rusia, más que una inversión, esto supone una oportunidad de marcar presencia en el creciente mercado de Defensa del hemisferio.
Plan de recuperación económica
Caracas anunció el 20 de agosto el inicio de un programa de recuperación económica enfocado en el incremento de la producción de crudo, pero también en la elaboración de mecanismos que le permitan romper con el "modelo rentista".
El 96% de los ingresos de Venezuela provienen de la renta que genera el petróleo, por lo que esta nación se ha visto afectada por la caída de su precio y la falta de inversión en el sector, uno de los factores que influyó en la caída de la producción. De acuerdo con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Venezuela ha pasado de producir casi 2,5 millones de barriles diarios en 2016 a 1.197 millones en septiembre de este año.
Este plan del Gobierno para recuperar la situación económica también incluye un criptoactivo llamado petro, cuyo valor se base en el precio de sus recursos naturales, petróleo (50%), diamante (10%), hierro (20%) y oro (20%). El Gobierno ha asegurado que países como Rusia, China y Turquía han manifestado su interés en realizar intercambios comerciales con Venezuela en petros.