La Crisis de Octubre también fue conocida internacionalmente como Crisis de los Misiles y Crisis del Caribe. Estuvo comprendida entre los días 22 y 28 de octubre de 1962
Che Guevara caracterizó a Fidel en la apasionante carta de despedida que inflamó a todos, como el estadista indómito de la Crisis de Octubre en 1962. Ese espíritu insumiso se irguió otra vez en 1963, de modo no menos dramático, durante la primera visita que hizo Fidel a la Unión Soviética, donde el pueblo moscovita lo recibió en las calles con desbordado entusiasmo.
El líder cubano había llegado el 29 de abril de 1963 a Murmansk, ciudad portuaria en el aún congelado extremo norte de la inmensa URSS, a pesar de la incipiente primavera. La recepción oficial y popular con Nikita Jruschov y Leonid Brehznev sería el 30 de abril, en la capital. Era su primer viaje a la URSS y fue recibido por Anastas Mikoyan, viceprimer ministro, quien unos meses antes, durante la Crisis de los Misiles, había tratado de calmar al Comandante en Jefe de la Revolución Cubana.
En la Isla caribeña, el veterano dirigente soviético trataba de captar la atención del rebelde Comandante, pero el estruendo de unos jets volando bajo interrumpió el insólito monólogo. En el tenso ambiente internacional que el anuncio de la retirada de los misiles no había logrado aplacar, la Isla entera era cuadriculada por los aviones de combate de EE.UU., en vuelo rasante.
Fidel se levantó enérgicamente y exclamó: «¡Lo único que falta es que se bajen a tomar café. No podemos seguir permitiéndolo. Voy advertirles que los derribaremos si continúan esas provocaciones!» Los vuelos rasantes fueron suspendidos.
No había ocultado en ningún momento su enojo desde que Jruschov anunció inconsultamente el 28 de octubre que retiraría los misiles instalados en Cuba, además de haber ofrecido la posibilidad de enviar inspectores de la ONU para comprobarlo.
Pero tal pretensión se encontró con el espíritu indomable del Barbudo, quien dijo que para inspeccionar el país tendrían que venir en zafarrancho de combate y lanzó una plataforma de cinco puntos para lograr una paz verdadera: 1) Cese del bloqueo económico y la presión comercial y económica. 2) Cese de las actividades subversivas, invasiones de mercenarios, infiltración de espías y saboteadores. 3) Cese de ataques piratas desde Estados Unidos. 4) Cese de violaciones del espacio aéreo y naval y 5) Retirada de la Base Naval de Guantánamo y su devolución a Cuba.
FIDEL HIZO ESTREMECER AL KREMLIN
Inmediatamente después de la impresionante demostración de cariño del pueblo en las calles, Nikita Jruschov se levantó aquel 30 de abril de 1963 en el majestuoso Kremlin para hacer un brindis. Fidel Castro no se hizo esperar. Miró atentamente a su alrededor y estremeció el ambiente diciendo: «No puedo dejar de expresar mi desacuerdo con la forma en que fueron sacados los cohetes soviéticos de Cuba. No se nos consultó y se tomaron acuerdos a espaldas nuestras, después de haber sido nuestra tierra el potencial escenario de una guerra nuclear».
Nikita le interrumpió agitado: «¡Lo hicimos para evitar un ataque contra Cuba y se logró mantener la paz!». Pero, «lo que se logró fue una paz precaria, pues no existe un verdadero compromiso. Si nos hubieran consultado se habría logrado mucho más. Habríamos obtenido una paz verdadera y otros objetivos», le ripostó Fidel con firmeza.
Parecía que la primera visita del líder cubano a la URSS, iba a terminar en fracaso. Nadie osaba decir una palabra...
EE.UU. PREPARABA UNA INVASIÓN A CUBA
De fuentes soviéticas y norteamericanas se sabe que en 1962 Estados Unidos contaba con 377 cohetes estratégicos y construía otros 1 000. Los emplazados en Turquía e Italia, daban una superioridad a EE.UU., pues de allí podían alcanzar en 15 minutos a la URSS, mientras los 44 cohetes intercontinentales soviéticos demorarían 25 en llegar a EE.UU. La URSS solo contaba además con 373 de alcance medio y 17 de alcance intermedio.
La instalación de 42 cohetes de alcance medio e intermedio en Cuba, nivelaría considerablemente la diferencia y brindaría medios defensivos contra una inminente invasión directa de EE.UU., lo que conocían soviéticos y cubanos que se preparaba con gran premura.
Fidel declaró que percibió en la propuesta hecha por Jruschov de instalar cohetes nucleares en Cuba, una acción que consolidaría la capacidad defensiva de todo el campo socialista, incluida Cuba y que fue el principal motivo para aceptarla, aunque no se ignoraban los riesgos. Fidel planteó dar a conocer públicamente el acuerdo, basándose en el derecho a la defensa con cualquier medio militar, como expresó abiertamente en una declaración. La perspicacia del pueblo llamó a ese «cualquier medio» las etcéteras, en una velada en alusión a los misiles.
Jruschov insistió con el comandante Raúl Castro —quien viajó a la URSS nuevamente para firmar el acuerdo—, en postergar el hacerlo público y negarlo mientras tanto. En esos días de julio de 1962, se efectuaba en Moscú un Congreso Internacional del Consejo Mundial de la Paz.
En octubre de 1963, Kennedy y Jruschov se pusieron de acuerdo para que no sucediera una confrontación, pero con la condición de que fueran retirados los misiles bajo inspección internacional. Fidel rechazó la inspección.
En la noche del 23 de octubre el presidente norteamericano había decretado un bloqueo naval expresando que dichos misiles, con ojivas nucleares, eran armas ofensivas y puso a todas las fuerzas armadas en máxima alerta por primera vez en la historia. El mundo no estuvo nunca tan cerca de una guerra nuclear. Los cubanos decían en broma: de repente desaparecerás de mi vista.
El día 26 Jruschov propuso en privado retirar los cohetes contra una promesa norteamericana de no invadir a Cuba. Pero Kennedy insistía en la inspección. En una sorpresiva acción, la artillería anticoheteril soviética derribó entonces un avión U2 que volaba sobre Banes, en el oriente de la Isla. El ambiente se tensó más y provocó una carta del presidente Kennedy, susceptible de varias lecturas: era amenazadora y a la vez tolerante, tratando de dejar ver que el acto podría no haber sido ordenado por Jruschov, quien ya negociaba con él. El hecho podría haber escapado a su control.
El 28 Jruschov aceptó los términos de Kennedy y solo después informó a Fidel, quien no conocía de las conversaciones secretas. El Comandante en Jefe declaró que la noticia había producido en Cuba «una gran indignación porque nos veíamos convertidos en una especie de objeto de cambio...nos enteramos por radio que el día 28 se ha producido un acuerdo». La reacción del pueblo no fue de alivio. Fue de profundo malestar.
MIKOYAN NO LOGRÓ CALMAR A FIDEL
U Thant, secretario general de la ONU viajó a Cuba y ante la negativa de Fidel a aceptar la inspección, declaró que el dirigente cubano estaba en su derecho al negarse y que Naciones Unidas no podía obligarlo. Ante la situación, Jruschov envió el 2 de noviembre a Mikoyan a la Isla, quien durante varios días trató de convencer al premier cubano. Pero fue imposible.
Finalmente, tras dos semanas en Cuba, Mikoyan propuso que la inspección se realizase en los barcos. Fidel le respondió que ese sería un problema de la URSS. Y hubo inspección en los barcos, no en la Isla, la cual emergió más fuerte y más respetada de aquella crisis. La doctrina militar cubana pasó a ser la de la resistencia nacional si el territorio era ocupado.
El tiempo ha demostrado la vigencia de sus convicciones.
Tres años después de la retirada de los cohetes, la carta de despedida del Che Guevara recordaba esos hechos diciendo: «sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe. Pocas veces brilló más alto un estadista...». En efecto, el líder guerrillero del pueblo cubano ya desde entonces formaba parte de los grandes estadistas de la historia.
Jóvenes profesores de Derecho miran al sistema electoral del país. Los guían luces y criterios encaminados por la pasión y el conocimiento. Como alumbra también la vocación fidelista que ideó la institucionalidad de la Revolución
Elecciones 2017.Autor: Juventud RebeldePublicado: 26/11/2017 | 02:03 am
Si de democracia (o de cualquier asunto) hablamos, mucho se le intenta señalar a Cuba desde la voz de quienes tratan de silenciar cualquier triunfo y gritar el mínimo desliz. Pero en estos días de elecciones vale resaltar que, por su esencia, pocos sistemas electorales son tan democráticos como el de este archipiélago auténtico.
Tal autenticidad fue destacada por el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro Ruz: «(…) desde que hicimos la primera Constitución, nosotros no copiamos, sino que elaboramos ideas sobre cómo debían ser las elecciones en nuestro país (…)», expresó en 1993, durante una reunión con los candidatos a diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular y delegados a la Asamblea Provincial en la capital.
No solo por la mentada transparencia, no únicamente por la tranquilidad y participación que suscita este momento de todos, no exclusivamente porque guían los méritos y el compromiso con la gente. Todas estas verdades son cardinales. Pero define sobre todo el carácter popular innegable de unos representantes en el poder que salen del barrio y por este son nominados, controlados y hasta revocados si no cumplen el mandato que el pueblo asigna.
Esas son verdades innegables. Y se deben al diseño genial que naciera en 1974 con el mismo Poder Popular, y la guía central del Comandante en Jefe, Fidel Castro, quien pensó, ayudó a construir y avaló el sistema electoral cubano de un modo en el que nadie lo había respaldado aún en su modelo de gobierno para un país del mundo moderno.
De muchas corrientes tiene el sistema electoral cubano, que defiende instituciones de democracia directa que propician el control del poder desde la base de la ciudadanía. Pero posee, sobre todo, el aliento nuestro. «(…) teníamos que crear algo nuevo, algo más justo, algo más equitativo, algo más democrático, algo más puro, porque la preocupación fundamental era preservar la pureza de nuestro proceso electoral(…)», señaló Fidel ese mismo día.
Mas, porque hoy ande el país camino a sus urnas, porque continúan las elecciones luego a su segunda etapa, porque se inician las conformaciones de los órganos de poder en los municipios para luego llegar a las provincias y al país, y también porque son estos nuevos tiempos en los que ningún pensamiento joven y comprometido está de más si de repensar nuestras legislaciones se trata —sobre todo luego de que el General de Ejército Raúl Castro, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros validara la necesidad de actualizar la Constitución de la República— es que cinco profesores universitarios de la Facultad de Derecho miran de cerca el sistema electoral cubano.
¿Por qué es el adecuado o no para el país de hoy? ¿Qué debe actualizarse y cuáles esencias son fortalezas que lo distinguen y jamás podrían modificarse? Todas estas valoraciones llegan a Juventud Rebelde del criterio de muchachas y muchachos que empeñan su día a día desde la academia y la formación de otros y, a su vez, se desempeñan como supervisores de las elecciones que ahora vive Cuba.
Esencias
«Los procesos electorales son expresión de las condiciones económicas, políticas y sociales de la sociedad y el Estado. No son siempre las mismas elecciones de un período a otro. No podemos pensar que el proceso electoral que vivimos hoy es el mismo del de hace cinco años atrás.
«Cada uno es resultado del trabajo de los órganos de representación popular de una sociedad e inicia la constitución de los órganos de poder del Estado. Estos procesos son un termómetro para medir las condiciones de una sociedad: sus niveles de participación están vinculados a la gestión de la representación», comparte Orisell Richards Martínez, profesora de Derecho Administrativo y quien ha sido supervisora por varios períodos electorales.
«El sistema electoral cubano se define como democrático participativo porque no solo da la posibilidad de elegir a nuestros representantes, sino que está concebido y estructurado para que los electos por el pueblo rindan cuentas a este de su gestión, pues en ellos se delega poder y capacidad de acción», define Amanda Laura Prieto Valdés, profesora de Derecho Constitucional.
«Con la reforma de la Constitución de 1976, efectuada en 1992, se logró evidenciar un progreso en la estructuración del sistema electoral, porque inicialmente la base solo elegía a escala municipal y era el municipio quien seleccionaba a sus representantes a nivel provincial y nacional. Después del 92 el pueblo nomina y elige a sus representantes municipales, provinciales y nacionales», destaca quien se estrena como supervisora este año.
Mientras, Orisell resalta que el hecho de que en el proceso electoral municipal se pueda apreciar presencia directa de los ciudadanos en la propuesta, nominación y elección, es un ejemplo reconocido por quienes estudian el sistema electoral como consagración plena del ejercicio del poder de la voluntad ciudadana. «A nivel provincial y nacional, las propuestas las realizan las Comisiones de Candidatura. Luego la nominación corresponde a las asambleas municipales y la elección es de los ciudadanos. Pero de la elección municipal depende la estructura», dice.
Para Richards Martínez, una fortaleza que ayuda al conocimiento es que participan muchos ciudadanos en el proceso, no solo para ejercer sus derechos, sino como autoridades electorales.
Ese razonamiento recuerda también la guía fidelista de que «(…) Hay que hacer que el máximo de ciudadanos participe en las elecciones que, como ustedes saben, es un acto absolutamente voluntario, nadie está obligado (…)», expresó en 1997 durante una reunión provincial de cuadros y dirigentes de la capital.
«La transparencia pública durante el conteo de los votos es esencial, al igual que la presencia de las nuevas generaciones en las urnas. De esto se ha hablado mucho, pero es que no se encuentra en otros procesos electorales, y va asociado a la tranquilidad de los ciudadanos», dice la joven profesora.
Lisandra Esquivel Cabezas realiza su tesis de Maestría sobre los órganos electorales, una entidad que considera perfectible desde el aumento de la capacitación, porque la mejoría de cada estructura es la garantía de un proceso exitoso. Esta profesora del Departamento de Jurídicos Básicos se estrena como supervisora en estas elecciones.
«El sistema político cubano, al estar configurado desde el hecho de que la participación del pueblo tiene que ser constante y no simplemente en las elecciones, tiene esa visión integral del contacto entre elector y electo. Eso lo nutre mucho, al menos en principio y en su concepción desde la Constitución, que establece mecanismos de participación popular como la fórmula eleccionaria, la rendición de cuentas del representante, y la revocación del pueblo.
«Ese diseño es genial y muy democrático. Hay quien se cuestiona nuestra democracia, pero en su concepción, este diseño aboga porque el pueblo pueda estar constantemente en contacto con las decisiones políticas que se toman en el país», dice.
Sustenta el vicedecano Yuri Pérez Martínez que hay algo que no debe perderse de ninguna manera: la dinámica electoral de la municipalidad cubana, porque es una cuestión que singulariza a nuestro sistema electoral.
Dentro de los estudios de su maestría, Lisandra destaca que una de las cuestiones favorables de los órganos electorales ha sido la incorporación de los colaboradores, porque vincula a esa juventud que hay que motivar.
«Cumple doble función: apoya la responsabilidad de la Comisión Electoral y educa cívicamente a ese estudiante universitario, compelido a mirar el proceso por dentro para ver qué está bien y qué podría perfeccionar», analiza.
Amanda Laura comparte que su responsabilidad como joven profesora le hace conocer las interrogantes de los muchachos, y por eso puede responderlas. Una de las más frecuentes, dice, es sobre el mecanismo para la elección del Jefe de Estado y de Gobierno. Debemos explicar que no está concebido que aparezca en la boleta y el ciudadano vote por él, sino que el sistema electoral cubano es para ir eligiendo, en cada nivel, a los representantes, y después se conforma la estructura de poder, refleja Amanda.
A Orisell le preocupa mucho que las personas conozcan bien el funcionamiento del sistema porque de ello depende la participación ciudadana. «Debemos vincular más a los jóvenes, que sean más visibles y entiendan. Quisiera que muchos más fueran autoridades electorales, pero tenemos que motivarlos para que participen. Los colaboradores son una experiencia muy valiosa como parte del compromiso social que forma la universidad. Que estén los jóvenes es la garantía de los procesos de futuro», evalúa.
«La legalidad y la participación son garantías de la transparencia y la seguridad jurídica, de credibilidad en nuestro sistema político. La participación ciudadana no depende solo del sistema, sino de formar al joven en su educación cívica y de que se sienta parte», resume.
El poder permanente
Harold Bertot Triana es profesor de la Facultad de Derecho y ya defendió su maestría sobre las Comisiones de Candidaturas, uno de los entes que más interés suscita entre quienes piensan al sistema electoral cubano. Su trabajo propone un enfoque más democrático de estas.
«Existen personas que consideran que se puede prescindir de las Comisiones de Candidaturas en el sistema electoral y en el modelo político nuestro, pero opino que este ente cumple un rol importante donde hay un solo partido que, por ley, no participa en las elecciones.
El rol de estas Comisiones es la selección de la gente más capaz y de mayor integración revolucionaria para proponerlos como precandidatos ante las asambleas municipales e integrar las provinciales y la nacional, además del presidente y vicepresidente en estas instancias, y el Consejo de Estado.
«El 50 por ciento de los que integran la Asamblea Nacional es electo en la base. Por eso podemos decir que este es un sistema de los más democráticos del mundo: porque quien te representa en el máximo órgano de poder del municipio es propuesto y elegido por la gente del barrio», apoya este autor de varios textos jurídicos e históricos.
Bertot Triana no está de acuerdo con que se haya sacado al Partido de estas Comisiones en la reforma de 1992. «La Constitución establece que el Partido es la vanguardia del pueblo organizada. Entonces ¿por qué no participa en las elecciones? Se debe regular su participación en la constitución y funcionamiento de esas candidaturas; debe llevar sus propuestas y que sean debatidas también en las organizaciones», defiende, y señala el carácter designativo por ley de dichas comisiones.
«La propuesta de mi tesis de Maestría es que ese espíritu democrático se lleve también a la integración de las Comisiones de Candidaturas por su importante rol. Debe haber un proceso eleccionario en las mismas estructuras organizativas de cada sitio, en el que esa persona que se eligió y los representará, vaya mandatada con una propuesta de quién considera que debe integrar la Asamblea Nacional y constituir presidencia y vicepresidencia», considera, y agrega que esa podría ser una manera superior de canalizar los anhelos y propuestas del pueblo que integra esas organizaciones.
A su tesis se une Lisandra Esquivel para llamar la atención sobre la pertinencia de que las organizaciones conciban en su reglamento cómo desarrollar dicho proceso. «Debería haber una línea común en la forma de hacerlo, cumpliendo con los principios de la democracia. El proceso debería someterse a votación para acordar cómo desarrollarlo», argumenta.
Otro asunto sobre el que llaman la atención es la necesidad de que los delegados municipales del Poder Popular ejerzan su poder para solventar los problemas.
«Pareciera que el propósito de delegados y diputados es explicar la política del Estado, pero son ellos quienes deben construir las acciones y ser canalizadores de los anhelos de la gente. Eso requiere cambios estructurales importantes, y regulación normativa, para controlar cómo usarán ese poder», razona Harold.
«Esa es la base de la democracia representativa: que no sea solo elegir, sino que esa persona rinda cuentas y cumpla con el mandato. Este modelo está pensado para que la elección no sea la única forma de participación del sistema político y la sociedad. Si esta persona no logra cumplir con todos esos momentos de participación, el pueblo no se toma en cuenta ninguno», advierte Lisandra.
Harold Bertot razona entonces que no puede ocurrir que alguien integre el máximo órgano de poder de un municipio y no tenga capacidad de resolver las dificultades.
«Todas estas son instituciones de democracia directa que no existen en otros modelos. En el sistema parlamentario, por ejemplo, una vez que se elige al representante, él se irresponsabiliza de su elector y sigue la disciplina del Partido. Los autores que defienden ese modelo dicen que la rendición de cuenta y todos estos procesos son reliquias históricas. Pero ¿qué es la democracia si no buscar la mayor participación política?», valora el profesor.
«Un criterio sostenido es que hay que examinar las instituciones reconocidas hoy dentro del nuevo constitucionalismo latinoamericano, porque deberíamos adoptar algunas, además de fortalecer las que tenemos. Venezuela, Bolivia y Ecuador tienen tres constituciones paradigmas de esto porque son brillantes», resalta.
Valora también que en el mundo están ausentes los modos de controlar el poder, cuando esas son las formas más genuinas de que la gente participe en la política. «Debe ser el pueblo soberano, y contar con los mecanismos y herramientas, no solo para elegir, controlar y decidir, sino para participar políticamente siempre, porque la política no se acaba en las elecciones», comparte.
Un sistema electoral del XXI
Cuando se habla de cuánto pudiera actualizarse el sistema electoral que posee Cuba hoy, estos profesores dejan muy claras varias esencias que son irrenunciables. Pero se aventuran también, con toda la responsabilidad social y teórica que ello implica, a señalar algunos caminos que pudieran emprenderse para atemperar aún más las verdades que hoy guían las elecciones en Cuba. Ese es su modo de responder al compromiso inviolable con la Revolución y Fidel como su faro eterno.
«Las cubanas y cubanos del siglo XXI debemos tener claridad de cuáles son los elementos que se deben modificar en torno al sistema electoral para lograr mayor democracia. Las reformas deben transitar por el papel que asignemos a los órganos representativos del poder popular dentro del sistema político cubano. La importancia de los órganos electivos pauta las modificaciones», valora Yuri Pérez.
Entre los asuntos que se deben repensar, el Vicedecano señala la necesidad de ampliar el tiempo del mandato popular, porque cuando el delegado comienza a conocer su demarcación, debe someterse a otro proceso electoral.
«Desde el punto de vista de la estructura institucional, es oportuno contar con organismos permanentes que rectoren la actividad electoral. Por la importancia de las dinámicas electorales, deben permanecer la Comisión Electoral Nacional y los demás organismos electorales; así como contar con estabilidad en las autoridades electorales.
«Sería provechoso reestructurar el mapa electoral de Cuba, siempre cuidando que no se afecte la representación política y que permita facilitar la comunicación elector-elegido», comparte e incluye también entre las modificaciones que defiende la creación de una jurisdicción especial para temas electorales, que permita el acceso a un tercero imparcial por si se vulnera algún derecho en este orden y exista una decisión de los organismos electorales que no satisfaga a los ciudadanos. «Por supuesto que sería respetando el entramado estatal cubano y los principios de organización y funcionamiento que lo rigen», apunta.
«Algo que se debe valorar, a partir de la vigencia de determinadas disposiciones jurídicas migratorias, es un fenómeno que el sistema actual provoca: el abstencionismo técnico o estructural. Los cubanos que salen del país —dentro del término de 24 meses que la norma establece— no pierden su condición de elector y deben estar en el registro electoral. Al no existir la institución del voto en el extranjero, no votan por imposibilidad estructural. Es importante que esto se aclare, pues puede condicionar las cifras de participación del proceso», alerta.
«En cuanto a los candidatos, sin el ánimo de hablar de campañas electorales tradicionales, ajenas a nuestro sistema, estimo que se debe perfeccionar la manera en que se presentan y el contenido de las biografías. En muchas ocasiones los méritos no están expresados, pues se concentran más en una enumeración de los centros en los que estudió y laboró, que en sus cualidades», dice.
Orisel Hernández se suma a las sugerencias añadiendo la importancia de dar a conocer más cómo funciona ese proceso, con una presencia más activa de las Comisiones de Candidaturas en el cómo realizan todo, para que las personas sientan que han sido parte de las propuestas.
«Todo esto podría ser objeto de valoración dentro de los cambios al sistema electoral. Esa es una decisión que debería llevarse a debate y debemos participar todos porque cada quien tiene sus opiniones. Hay que crear espacios para esos diálogos porque los ciudadanos son los principales destinatarios de la gestión de esos órganos de representación del poder popular en el país.
«En la medida en que ellos se sientan más parte de ese proceso, será mejor, aunque no dependerá solo de la participación, sino de la eficacia y eficiencia de la gestión de esos órganos y de la credibilidad y confianza en el diseño de este sistema, que considero muy válido y tiene méritos desde su constitución, pero podría ajustarse a los grandes retos de Cuba en el futuro e insertada en un mundo con las características de hoy», recapitula.
«¿Cuáles son los momentos cruciales en los que debo participar para sentirme parte de la sociedad? Esa es una pregunta que todos debemos tener clara, porque luego nos cuestionamos algunos conceptos y no hemos sido capaces de participar en esos procesos y hacer conciencia ciudadana, con esa educación cívica proactiva de que un joven tenga que vincularse a esos momentos que deciden la vida política de un país», comparte Lisandra Esquivel.
«A lo mejor es una relación de causa y efecto: no participan lo suficiente porque hay que modificar alguna estrctura. Pero otra parte tiene que ver con comprometerse y estar en los momentos de decidir. Si la mayoría de los jóvenes se dieran cuenta de esto, tal vez hubiese más muchachos propuestos en las asambleas de nominación. Necesitamos un cambio hacia más proactividad en la juventud», es su llamado.
Junto a sus criterios va también la idea fidelista de aquel mismo 1997, siempre llena de fuerza histórica «(…) es necesario que estas elecciones sean superiores a cualquier otra; es necesario que estas elecciones demuestren lo que es la Revolución y la fuerza de la Revolución (…)».
La participación activa de los jóvenes dota al proceso electoral de mayor dinamismo. Foto: Roberto Morejón
La relación de amor, respeto y admiración que unió a Fidel y Raúl transformó para siempre el destino de un país. ¿Qué hizo que estos dos revolucionarios decidieran andar de la mano por la vida?
Esos lazos invisibles que crean las causas comunes hicieron de esta combinación de caracteres una alianza especial para rescatar del vacío a los más olvidados.Autor: Adalberto Roque/ APPublicado: 24/11/2017 | 11:40 pm
No hay amor más enorme y trascendente que el que nace de la admiración de las enterezas del otro. Cuando dos personas se conocen con exactitud y devoción, se siguen, se apoyan y son capaces de poner sus virtudes personales al servicio de los ideales comunes —sin importar en qué es mejor uno o qué potencialidades tiene el otro—, se crea una combustión especial digna de encender cualquier utopía. Ese fue el destino de los hermanos Fidel y Raúl Castro Ruz, dos hombres que han liderado un pueblo con el empeño singular que cada uno ha puesto a la lucha.
Para algunos momentos, prevaleció el rol de Fidel como hermano mayor; en otros, la audacia de Raúl constituyó un motivo de liderazgo en la relación. Aunque la historia y la incuestionable vocación y aptitud de paladín de Fidel lo llevó a convertirse en símbolo de un país, la prueba inconfundible de las aptitudes de Raúl es la que lo señaló como el legítimo heredero del mandato de una nación que sabe reconocer cuando tiene delante a un hombre de bien. Su presencia imprescindible en la liberación de este país confirma que nadie lo merecía tanto como él, que siempre ha estado cerca del líder, como ese colega preciso con el que se requiere emprenderlo todo. Así lo ha confirmado el pueblo y los compañeros de lucha guerrillera y partidista.
Como buenos hermanos que saben quererse, no desperdiciaron públicas muestras de cariño en hacer valer el amor que se prodigaban. Sin embargo, esos lazos invisibles que crean las causas comunes hicieron de esta combinación de caracteres una alianza especial para rescatar del vacío a los más olvidados. Los hechos están al alcance de la memoria. Los testimonios no mienten, como tampoco falla la coherencia de lo que trasciende al tiempo.
«Es para mí un privilegio que, además de un extraordinario cuadro revolucionario, sea un hermano», dijo quien por décadas condujera sabiamente las riendas de Cuba. «Fidel es Fidel, todos lo sabemos bien. Fidel es insustituible y el pueblo continuará su obra cuando ya no esté físicamente», afirmó Raúl cuando en el 2008 asumió la responsabilidad de mandatario. «El Comandante en Jefe de la Revolución Cubana es uno solo», ratificó.
Amor con amor se paga
Pero toda la historia que se ha vivido tiene su inicio. Y siempre en los primeros capítulos están las más importantes razones del libro. Raúl fue el cuarto hijo de la familia, después de Ángela, Ramón y Fidel. Luego vinieron Juana, Enma y Agustina. De entre los otros seis hermanos, el que siguió a Fidel en la lucha revolucionaria fue él. Y eso tiene su peso en la admiración que le profesó, en el cariño y los lazos de complicidad que los unieron. ¿Cómo no estar juntos si ambos corazones latían al mismo ritmo, cada cual con su intensidad?
Ya desde sus primeros años, Raúl dio muestras inconfundibles de apego a sus hermanos cuando los visitó en el colegio católico de los Hermanos de La Salle e insistió en quedarse aunque todavía no tenía edad escolar. Allí se fue «contagiando un poco» del carácter de Fidel o de las consecuencias de estar próximo a él, pues la dirección del centro le dijo a Lina y a Ángel que sus hijos eran «los tres bandidos más grandes que habían pasado por la escuela». Fidel sonreiría al recordar aquello.
Según el juicio de quienes conocieron al más chiquito de los varones, mientras se formaban en el colegio de Dolores de Santiago de Cuba, este sobresalía por su carácter vivo y travieso, le gustaban las burlas, y gastarle bromas al serio Fidel, quien le dio algún cocotazo, antes de que Ramón interviniera y restableciera el orden. «Raúl era entonces un poco malcriado, a veces yo tenía que regañarlo, pero Ramón era su defensor», contó el Comandante en Jefe en la famosa entrevista que concediera a Ignacio Ramonet.
Dicen también los vecinos de su natal Birán que Fidel heredó los rasgos del modo de ser de Don Ángel, en tanto Raúl se parecía más a Lina. Tal vez por eso la relación se complementaba muy similar a la de sus padres. La manera de ser del progenitor influyó en la manera de entenderse de sus hijos, pues este nunca interfería en sus hechos ni pensamientos. Lina corrió con la mayor parte de la educación de los muchachos, en la que incluyó enseñanzas de la ética de las Sagradas Escrituras.
Justo cuando Fidel se graduó con buenas calificaciones del Colegio de Belén en 1945, Raúl ingresó a esa institución. Pero solo permanecería allí hasta el siguiente año, por una queja que el director del Colegio enviara a su padre, quien lo sacó y lo puso a trabajar en el campo, donde ocupó diferentes obligaciones hasta que lo llevó a la oficina de la finca. Desde allí, supo que Raúl se preocupaba demasiado por la situación social de su entorno y pensó que lo mejor sería enviarlo a La Habana para que Fidel se encargara de él, le pidió «hacer de Raúl un hombre». Fidel asintió gustoso y se comprometió a encargarse personalmente de su educación.
«Cuando iba de vacaciones, escuchaba solo críticas de nuestros padres, les digo: "Denme la responsabilidad, yo me ocupo de él", y entonces empecé. Él estaba por la libre allí. Más tarde, le di a leer algunos libros, le interesaron, le desperté el interés por el estudio y entonces concebí la idea de que él había perdido equis tiempo, que pudiera hacer estudios universitarios y había una vía, que era a través de la llamada carrera administrativa. No era muy difícil; si usted estudiaba esa carrera podía ingresar después a estudiar una carrera de letras, derecho diplomático y hasta abogado, algunas carreras. A mí se me ocurrió esa idea, convenzo a mis padres y él viene para La Habana. Pero ya yo, en esa época, me dedicaba a adoctrinar a todo el mundo», comentó Fidel.
El primer libro que Fidel le dio a leer fue El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, de Federico Engels. En ese entonces ya ejercía como abogado mientras Raúl estudiaba Administración y ya se había convertido en activista del movimiento estudiantil. Luego ingresó por su cuenta a las filas comunistas porque, como destacó su hermano, él «siempre tuvo criterios muy propios». «Raúl ya era bien de izquierda y, realmente, quien lo introdujo en las ideas marxistas-leninistas fui yo», arguyó.
En medio de las protestas por el golpe de Estado de Batista, ambos coincidieron en que la lucha armada era la única salida a la situación que se había creado.
Ideas compartidas
Aunque Fidel fue el organizador de la acción del Cuartel Moncada, la actuación de Raúl fue destacada por su hermano. Recién reclutado le fue asignada la toma del Palacio de Justicia. Y, aun cuando era un combatiente de fila, supo preservar la vida de sus compañeros.
«Raúl salva a esta gente y se salva él. Actuó rápido, con mucha velocidad: ve que el sargento aquel anda con una pistola, temblando, entonces le arranca la pistola y hace prisioneros a los que los tenían prisioneros a ellos; y después se retiran», narró Fidel reconociendo que nada de esto estaba previsto en el plan.
Es el primer moncadista en partir a México pues ya lo acusaban de poner bombas. Allí establece el contacto con la famosa María Antonia González, quien cedió su casa a los luchadores. Conoce también al Che.
Luego de la travesía del yate Granma, el espíritu de Raúl volvió a reanimar los planes de Fidel. Él conservó dos armas después del revés de Alegría de Pío, y el primero se apareció con cinco. De ahí la frase de que ese era arsenal suficiente para triunfar. Raúl reconoció bromeando después que en ese momento pensó que Fidel se había vuelto loco. Sin embargo, lo siguió.
Las virtudes de Raúl como soldado en esos momentos iniciales fueron resaltadas por Fidel, cuando el hoy General de Ejército atravesó la zona montañosa de la región oriental. «Con 50 hombres cruzó, fue el primer cruce del llano y lo hicieron perfecto, crearon el Segundo Frente Oriental, se desarrollaron y ya crearon columnas; Raúl tenía la facultad de nombrar comandantes», expresó.
No obstante, episodios como el ocurrido unos días después del desembarco, cuando se encaminaban a la Sierra Maestra, demuestran que Fidel nunca tuvo concesiones con él porque fuera su hermano. En aquel momento, al creer que este había violado su orden de silencio, dispuso que le entregara el mando del pelotón a Ramiro Valdés. Como el hecho tuvo lugar en el pelotón de Almeida, este valioso hombre aclaró lo sucedido y todo volvió a la normalidad.
Un dúo inseparable
Dentro del grupo estratégico de Fidel —lo que él llamó hombres muy seguros que llevaban la misma escuela adonde quiera que llegaban— señaló a Almeida, Raúl, al Che y a Camilo. «En cuanto se anunciaba algún peligro de invasión, Raúl para Oriente, Che para Pinar del Río, Almeida para el Centro y yo para La Habana, nos dividíamos los mandos», dijo. Fue a su hermano a quien dejó a cargo de todo Oriente mientras él se dirigía a La Habana en los primeros días de enero de 1959.
El 9 de febrero de ese año Fidel lo mandó a buscar y lo nombró segundo jefe militar del país. Antes, el 19 de enero, fue el responsable de ofrecer una conferencia de prensa en el Palacio Presidencial donde probó disímiles crímenes de la dictadura batistiana. Dos días después, con ovación frente al Palacio, el pueblo aprobó la propuesta de Fidel de que, de ser asesinado por el enemigo, Raúl fuese su sustituto en la dirección del Movimiento 26 de Julio. Sabía lo que hacía y él no fue hombre de andar confiando en cualquiera, menos para la conducción de su gran sueño.
Otros momentos de la historia los unieron en singular complicidad de estrategas. Ambos participaron en las conversaciones iniciales con los enviados soviéticos cuando la Crisis de los Misiles en 1962. Además, Raúl protagonizó buena parte de las relaciones entre Cuba y la antigua Unión Soviética. En ocasión de la zafra del 70, como en otras contiendas cañeras, las fuerzas militares encabezadas por Raúl apoyaron los proyectos que enarbolaba Fidel. Los planes de uno (muestra de disciplina y unión estratégica) eran siempre respaldados por toda la entrega del otro.
Así ha sido en otras cuestiones fundamentales para el país como la política migratoria, formulada fundamentalmente por Fidel pero implementada por Raúl. Igual ocurrió con el derrumbe del campo socialista, hecho que anticipó y se encargó de tomar medidas. Raúl, por su parte, se convirtió además en propulsor de la agricultura urbana y se hizo cargo de las conversaciones con los cuadros del país en los primeros años de la década de los 90, con el propósito de elevar la combatividad de los dirigentes del Partido y el Estado.
Nikolai S. Leonov, autor de Raúl Castro, un hombre en Revolución, y amigo personal del General de Ejército cubano, dice en su texto biográfico: «Si Fidel en todas las circunstancias ha sido el Comandante en Jefe, aquel (Raúl) se ha mantenido siempre como jefe de su Estado Mayor. El potencial de creación de Fidel es enorme, y la materialización de sus decisiones ha requerido no pocas tareas, en cuya puesta en práctica, desarrollo y control se ha destacado el talento de Raúl, su tenacidad, carácter ordenado y capacidad de trabajo».
Lo resume de otro modo: «Raúl Castro pertenece a la estirpe de estadistas que jamás ha aspirado a convertirse en primera figura del Estado o del Partido. Acogió el liderazgo de Fidel Castro con total naturalidad e infinita fe en él, y ha insistido siempre en destacar su excepcional papel en la Revolución Cubana. Juntos han formado una pareja inseparable, que multiplicó por diez las fuerzas de cada uno por separado. Algunos historiadores incluso los han comparado con Carlos Marx y Federico Engels».
Si a mí me pasa algo mañana, lo eligen a él
«Se sabe que en nuestro Partido y en nuestra Revolución no puede existir, ni existirá jamás, el familiarismo», expresó Fidel en el Informe Central al Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, en el que Raúl fue electo Segundo Secretario por los muchos y demostrados méritos que lo convertían en merecedor de tal elección.
Otras acciones han dicho mucho de quien es Raúl y cómo siente por su hermano. Al proclamar que no habría otro Comandante en Jefe que no fuese él y pedir permiso para consultarle cualquier decisión; al jurar que el pueblo cumpliría con el legado fidelista, como lo proclamara en la Asamblea Nacional del Poder Popular el 3 de agosto de 1994:
«Porque tenemos una Revolución victoriosa, un pueblo heroico y un Comandante en Jefe que ha dado sobradas pruebas ante la historia, de lo que es capaz por su patria y su pueblo. Nadie como el Che lo ha definido mejor, cuando expresó: "Y si nosotros estamos hoy aquí y la Revolución Cubana está aquí, es, sencillamente, porque Fidel entró primero en el Moncada; porque bajó primero del Granma; porque estuvo primero en la Sierra; porque fue a Playa Girón en un tanque; porque cuando había una inundación por allá y hubo hasta pelea porque no lo dejaban entrar. Por eso nuestro pueblo tiene esa confianza tan inmensa en su Comandante en Jefe, porque tiene, como nadie en Cuba, la cualidad de tener todas las autoridades morales posibles para pedir cualquier sacrificio en nombre de la Revolución". ¡Así pensaba el Che, así pienso yo también!».
Al ser interrogado sobre la sucesión del mandato en Cuba, Fidel respondió al periodista Ignacio Ramonet: «a mi juicio, y lo puedo reiterar, la persona que tenía más autoridad, más experiencia y más capacidad para ejercer el papel de sustituto era Raúl. Ya le conté cómo cayó prisionero en el Moncada y cómo invirtió la situación, cómo organizó la columna que se separó allá en el Segundo Frente, e hizo un trabajo excelente como organizador militar y político realmente. Después, su misión en las Fuerzas Armadas; ha sido un educador, un formador de hombres, y con mucha ecuanimidad y mucha seriedad. Es la persona que aún hoy tiene el máximo de autoridad, y la gente tiene una gran confianza en él».
Agregó además: «Si a mí me pasa algo mañana, con toda seguridad que se reúne la Asamblea Nacional y lo eligen a él, no le quepa la menor duda. Se reúne el Buró Político y lo eligen», ratificó el hermano mayor que un día acogió la guía y formación del menor.
Más allá de todo, sus pensamientos y acciones son el resultado de una frase pronunciada por Fidel pero que resume la ideología de una estirpe revolucionaria:
«La Revolución no se basa en ideas caudillistas, ni en culto a la personalidad. No se concibe en el socialismo un caudillo, no se concibe tampoco un caudillo en una sociedad moderna, donde la gente haga las cosas únicamente porque tiene confianza ciega en el jefe o porque el jefe se lo pide. La Revolución se basa en principios. Y las ideas que nosotros defendemos son, hace ya tiempo, las ideas de todo el pueblo».
Fidel y Raúl, inseparables hermanos de lucha. Foto: Andrew St. George
Bibliografía:
Cien horas con Fidel, Ignacio Ramonet, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, Cuba, 2006
Raúl Castro, un hombre en Revolución, Nikolai S. Leonov, Editorial Capitán San Luis, La Habana, Cuba, 2015
Hace un año usted se nos iba. Los medios de todo el mundo dijeron, con ligeras variantes, algo así como “la muerte se llevó a Fidel”. Pero, con todo respeto, Comandante, usted sabe que no fue así porque usted eligió el día de su muerte. Perdone mi atrevimiento pero ella no vino a buscarlo; fue usted, Fidel, quien la citó para ese día, el 25 de noviembre, ni uno antes, ni uno después. Cuando cumplió 90 años, le dijo a Evo Morales y Nicolás Maduro que “hasta aquí llego, ahora les toca a ustedes seguir camino”. Pero usted también siguió su camino, aferrándose a la vida unos meses más hasta el momento preciso en que había citado a la muerte para que lo viniera a buscar. Ni un día antes, ni un día después.
¿Qué me lleva a pensar así? El hecho de que en cada una de las cosas que hizo desde su juventud siempre transmitió un significado revolucionario. La simbología de la Revolución lo acompañó toda su vida. Usted fue un maestro consumado en el arte de aludir a la Revolución y su necesidad en cada momento de su vida, pronunciando vibrantes discursos, escribiendo miles de notas y artículos, o simplemente con sus gestos. Sobrevivió milagrosamente al asalto al Moncada y ahí, de “pura casualidad”, usted aparece ante sus jueces ¡justito debajo de un cuadro de Martí, el autor intelectual del Moncada! ¿Quién podría creer que eso fue un hecho casual? Es cierto: la muerte fue a buscarlo infinidad de veces, pero nunca lo encontró: burló a los esbirros de Batista que lo buscaban en México y sobrevivió a más de seiscientos atentados planeados por la CIA. Usted todavía no la había llamado y ella, respetuosa, esperó que usted lo hiciera.
Un hombre como usted, Comandante, que hacía de la precisión y la exactitud un culto no podía haber dejado librado al azar su paso a la inmortalidad. Revolucionario integral y enemigo jurado del culto a la personalidad (exigió que, a su muerte, no hubiese una sola plaza, calle, edificio público en Cuba que llevara su nombre) quería que la recordación de su muerte no fuese sólo un homenaje a su persona. Por eso le ordenó que lo viniera a buscar justo el mismo día en que, sesenta años antes, hacía deslizar río abajo -sin encender los motores- el Granma, para iniciar con su travesía la segunda y definitiva fase de su lucha contra la tiranía de Batista. Quería de esa manera que la fecha de su deceso se asociase a un hito inolvidable en la historia de la Revolución cubana. Que al recordarlo a usted las siguientes generaciones recordasen también que la razón de su vida fue hacer la Revolución, y que el Granma simboliza como pocos su legado revolucionario.
Conociéndolo como lo conocí sé que usted, con su enorme sensibilidad histórica, jamás dejaría que un gesto como este -el recuerdo de la epopeya del Granma- quedase librado al azar. Porque usted nunca dejó nada librado al azar. Siempre planificó todo muy concienzudamente. Usted me dijo en más de una ocasión “Dios no existe, pero está en los detalles”. Y en línea con esta actitud el “detalle” de la coincidencia de su muerte con la partida del Granma no podía pasar inadvertido a una mente tan lúcida como la suya, a su mirada de águila que veía más lejos y más hondo. Además, su sentido del tiempo era afinadísimo y su pasión por la puntualidad extraordinaria. Usted actuó toda su vida con la meticulosidad de un relojero suizo. ¿Cómo iba a dejar que la fecha de su muerte ocurriese en cualquier día y sepultase en el olvido la partida del Granma y el inicio de la Revolución en Cuba? Usted quiso que cada año, al homenajear a su figura, se recordase también el heroico comienzo de la Revolución en aquel 25 de noviembre de 1956 junto a Raúl, el Che, Camilo, Ramiro, Almeida y tantos otros. Usted la citó y la muerte, que siempre respeta a los grandes de verdad, vino a recogerlo puntualmente. No se atrevió a desafiar su mandato. Y sus médicos tampoco, a los cuales estoy seguro les advirtió que ni se les ocurriera aplicarle medicina alguna que estropeara su plan, que su muerte ocurriera antes o después de lo que usted había dispuesto. Nadie debía interponerse a su voluntad de hacer de su propia muerte, como lo había hecho a lo largo de toda su vida, su último gran acto revolucionario. Usted lo planificó con la minuciosidad de siempre, con esa “pasión por los detalles” y la puntualidad con que hizo cada una de sus intervenciones revolucionarias. Por eso hoy, a un año de su partida, lo recordamos como ese Prometeo continental que aborda el Granma para arrebatarle la llama sagrada a los dioses del imperio que predicaban la pasividad y la sumisión para que, con ella, los pueblos de Nuestra América encendieran el fuego de la Revolución y abrieran una nueva etapa en la historia universal. ¡Hasta la victoria siempre, Comandante!
Su imagen vive en el pueblo que nunca le falló y supo encender desde el 25 de noviembre de 2016 la idea: Yo soy Fidel. Por eso “el pueblo cubano vencerá”, frase dicha por él en su última aparición pública se mantiene como una luz.
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o que fue, es y será el líder histórico de la Revolución para Cuba y el mundo rebasa los límites del símbolo, el mito, la leyenda. Tan difícil es reseñar su dimensión humana, de revolucionario, de estadista, que nos queda atenernos a sus enseñanzas y a su legado para aprehenderlos. Su imagen vive en el pueblo que nunca le falló y supo encender desde el 25 de noviembre de 2016 la idea: Yo soy Fidel. Por eso “el pueblo cubano vencerá”, frase dicha por él en su última aparición pública se mantiene como una luz.
Así también lo que afirmó en una entrevista concedida a Ignacio Ramonet (Cien horas con Fidel), que sus seguidores más cercanos, los imprescindibles, nunca lo habían traicionado.
Así quiere recordarlo BOHEMIA, con testimonios de algunos de sus compañeros de lucha.
“La permanente enseñanza de Fidel es que sí se puede, que el hombre es capaz de sobreponerse a las más duras condiciones si no desfallece su voluntad de ven-cer, hace una evaluación correcta de cada situación y no renuncia a sus justos y nobles principios”. (Raúl Castro, Palabras en el acto por el aniversario 41 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, 1994)
“Esa fuerza telúrica llamada Fidel Castro Ruz, nombre que en pocos años ha alcanzado proyecciones históricas. El futuro colocará en su lugar exacto a nuestro Primer Ministro, pero a nosotros se nos antojan com-parables con los de las más altas figuras históricas de toda Latinoamérica”. (Che, tomado de revista Verde Olivo, 9 de abril de 1961).
“En mi poder el ascenso a Comandante del Ejército Re-volucionario 26 de Julio […] Gracias por darme la oportunidad de servir más a esta dignísima causa, por la cual siempre estaré dispuesto a dar la vida. Gracias por darme la oportunidad de ser más útil a nuestra sufrida Patria. Más fácil me será dejar de respirar que dejar de ser fiel a su confianza. Siempre fiel a sus órdenes”, (Camilo Cienfuegos, carta a Fidel, 1957).
“Es pauta moral, arraigo a la historia, prolongación de los principios ancestrales de nuestra soberanía e independencia. Es previsión para salvaguardar el provenir de la Patria y deja una huella indeleble dentro de la Revolución Cubana y para el mundo. La grandeza de su obra le reserva su permanencia en la historia (Juan Almeida, tomado de Cubadebate)
“Hoy Fidel se multiplica en Latinoamérica y el Caribe, en todos los pueblos explotados, en cualquier hombre o mujer de cualquier parte del mundo que tenga aspiraciones de justicia para la humanidad. Fidel, en pocas palabras, es la verdad de nuestra época. Sin chovinismo, es el más grande estadista mundial del siglo pasado y de este; es el más extraordinario y universal de los patriotas cubanos de todos los tiempos”. (Ramiro Valdés. Entrevista con Luis Báez, 2006)
“Nunca antes (de aquel primer contacto entre ambos en diciembre de 1956) había escuchado un pensa-miento político y militar tan claro. Fidel posee una penetrante sicología y un poder de convencimiento extraordinario. Por primera vez en mi vida había sostenido una conversación tan profunda y esclarecedora sobre nuestra situación en el campo, y cuál sería el futuro del campesinado cubano”. (Guillermo García, tomado del diario Granma, 2014)
La gente que conocía a Fidel de antes, se da cuenta de verdad de lo que es Fidel. El que ve la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, las Milicias armadas, que Fidel habló de ello a principios de la Sierra, cuando no se tenía ni qué comer… La educación al pueblo, prepararlo, porque aquí nosotros tendremos que seguir armándonos… Y yo pensaba: Armarnos, ¿para qué?, si una vez que ganemos no lo necesitaremos… Sí, ¡Fidel lo veía todo tan cerca! Todo lo veía”. (Celia Sánchez, tomado del libro Los doce, 1967)
“Siempre he sentido lo que siente Fidel, esa confianza en la mujer, esa confianza en la tenacidad, un Fidel que ha sido siempre abanderado y admirador de la obra revolucionaria de la mujer. ¿Qué más podemos pedir?, pues trabajar duro para seguir adelante.” (Vilma Espín, testimonio recogido por el Memorial que lleva su nombre en Santiago de Cuba)
“Mi vida está dividida en dos etapas fundamentales: antes y después de conocer a Fidel Castro. Esto ocurrió primero por referencias y más tarde personalmente, acrecentándose en la medida en que yo podía constatar sus cualidades personales, extraordinaria inteligencia, firme voluntad para enfrentar con sabiduría las situaciones más complejas, y la gran nobleza y solidaridad de Fidel con sus compañeros de luchas e ideales que no era más que otra forma de expresión de su infinito amor por la Patria”. (Armando Hart, Homenaje a Fidel en Cubadebate)
“… cada vez que lo veo me emociono, tal como reaccionamos ante aquella persona que vemos por primera vez. Y eso me ocurre siempre, aún después de tantos años y de que nunca he estado demasiado tiempo sin verlo… Bueno, es tan emocionante saber que lo tenemos, y que es de nosotros.”. (Haydée Santamaría, tomado del libro Absuelto por la historia, de Luis Báez)
“Rápido nos percatamos de que era el único que podía hacer una revolución verdadera en Cuba. Respetábamos su acción, su voz y su palabra. Fidel no tenía que pedirnos disciplina, de él emanaba una fuerza interna que nos obligaba a ser disciplinado, receptivos, a cumplir con eficiencia cada misión”. (Melba Hernández. Tomado del libro Mujer de todos los tiempos, de Margarita Ilisñastegui y Gladys Rosa Ál-varez)
“Esta (el asalto al Moncada) es una primera lucha y Fidel continuará otras luchas. Y tú no te das cuenta que Fidel va a vivir, que Fidel sí no puede morir, que Fidel se bate en retirada en estos momentos para las lomas… El que tiene que vivir es Fidel”. (Abel Santamaría, testimonio de su hermana Haydée recogido por la periodista Marta Rojas)
Fidel Castro, símbolo altísimo de esta nueva jornada de redención patria (Juan Manuel Márquez, discurso en Palm Garden, Nueva York, octubre de 1955)
“He podido comprobar todo cuanto me habías dicho sobre las magníficas cualidades de organizador, el valor y la capacidad de F(idel). Nos hemos entendido muy bien… Mientras exista el grupo de Fidel (en la Sierra Maestra) habrá esperanzas de revolución, si ese grupo desaparece no sabemos cuándo la habrá”. (Frank País, testimonios de María Antonia Figueroa y Julio Camacho Aguilera)
“Invocando (la) hospitalidad (del) pueblo mexicano y en nombre (del) estudiantado cubano, solicito de usted no autorice (la) deportación (de) Fidel Castro, combatiente (de la) libertad patria”. (José Antonio Echeve-rría. Telegrama enviado al Presidente de México cuando la encarcelación de los futuros expedicionarios del Granma en junio de 1956)
Las misiones cumplidas con éxito en la Patria y fuera de las fronteras nacionales le han otorgado una válida gloria, gracias al valor y la hidalguía de sus veteranos y jóvenes combatientes, mezcla de energía, vitalidad y experiencia para seguir siendo ese escudo de la nación, realmente invencibles
Del desembarco del Granma, los duros combates en la Sierra, los frentes guerrilleros y la clandestinidad, nacieron nuestras gloriosas Fuerzas Armadas Revolucionarias, que hoy cumplen 61 años, sumadas al homenaje de todo el pueblo a su fundador, Fidel
Por Aida Quintero Dip
Muy amadas por el pueblo y temidas por el enemigo, las gloriosas Fuerzas Armadas Revolucionarias están hoy de cumpleaños y también los hombres y mujeres que las integran para constituir un brazo fuerte y de acero en defensa de la Patria.
Nacieron el dos de diciembre de 1961 como saludo al desembarco del yate Granma, ocurrido en 1956, cuando un grupo de valientes cubanos con Fidel al frente tuvo su bautismo de fuego en Alegría de Pío, en el oriente de la Isla, tras la llegada procedente de México para ser libres o mártires.
Crecieron con la savia de las tradiciones de lucha del pueblo y atesoran años de duras batallas, libradas con inteligencia y audacia por jefes, oficiales y soldados, a quienes se les rinde merecido homenaje en esta fecha y todos los días, con la certeza de que ese cuerpo armado cuida cada amanecer el sueño de la Patria.
Ante la proverbial capacidad de las FAR para salvaguardar las conquistas de la Revolución, logradas con la sangre de sus mejores hijos y el sudor del pueblo, se han estrellado las más inverosímiles maniobras del imperialismo yanqui, ancestral enemigo de Cuba.
Forjadas en tiempos de combate, están ahí invictas como la Revolución misma, tras una historia tejida en momentos de lucha crucial contra el imperio, que no admite la existencia de una nación soberana y un pueblo que se haya resistido a sus designios y no lo hayan puesto jamás de rodillas.
Decir Fuerzas Armadas Revolucionarias es decir pueblo, Revolución, soberanía, libertad; es también hablar de hombres y mujeres íntegros, capaces de los más altruistas gestos y hazañas a favor de una causa y de un ideal.
Las FAR gana cada día mayor autoridad y prestigio a los ojos de su pueblo, por el alto espíritu patriótico-moral y su audacia que le hacen merecer siempre el respeto más sentido, considera el Héroe del Trabajo de la República de Cuba, Rolando Beltrán Hurtado.
Para el joven Reinier Hernández este cuerpo armado se halla cada día mejor preparado moral y técnicamente para ser como una antorcha encendida, vislumbrar los claros caminos de la Revolución y continuar tras las huellas de su invicto jefe de siempre: Fidel.
Contra viento y marea marcha como hueso duro de roer por el enemigo, y para los cubanos es esa FAR que acude solícita a cada convocatoria del pueblo, por ejemplo, para protegerlo ante huracanes devastadores o en la recuperación de los daños, subraya William Segura, trabajador jubilado de las comunicaciones.
Las misiones cumplidas con éxito en la Patria y fuera de las fronteras nacionales le han otorgado una válida gloria, gracias al valor y la hidalguía de sus veteranos y jóvenes combatientes, mezcla de energía, vitalidad y experiencia para seguir siendo ese escudo de la nación, realmente invencibles. (ACN)
¿Qué acontecimientos políticos, sociales, culturales y científicos marcaron el curso de la Historia Universal, mientras en la mayor isla del Caribe Fidel se convertía en el líder de la Revolución Cubana y en una de las personalidades políticas más influyentes de la segunda mitad del siglo XX?
Ahora que está al comenzar el segundo año en que no está físicamente, vale mirar nuevamente su vida. Fidel, como sencillamente lo llaman quienes lo quieren, dejó su honestidad inmensa, su respeto a la dignidad y sus tantos sacrificios por los que menos tienen, como huellas para el camino.
«Lo hemos leído y escuchado mucho, pero aún no lo conocemos bien; hay que estudiarlo más para hallarle todos los días un significado nuevo a la gran obra que fue su vida», dice la periodista y escritora Katiuska Blanco.
Todavía a Fidel no lo hemos descubierto, nos falta aún ahondar en la fibra más íntima de sus sentimientos; porque hoy, cuando el Jefe de todos los frentes guerrilleros se ha convertido en mito, en teoría revolucionaria, y Cuba busca sus luces para seguir, nos damos cuenta de cuánto necesita la juventud cubana ir todos los días a su pensamiento humanista.
A «eso» que tenía y le permitió ganar todas sus luchas, es a donde deben ir los pinos nuevos que buscan respuestas, los que crean, los que sueñan, los que han decidido permanecer, esos que sostienen lo que él empezó a formar desde aquellas montañas del Oriente.
Nunca dejó de ser el niño que regaló sus ropas a quien no las tenía, el joven de las rebeldías supremas, el primero en lo bueno, el hombre sensible capaz de mojar sus mejillas escuchando una canción de héroes «que no han muerto al final».
“Creo que es este un momento decisivo de nuestra historia: la tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil. Decir la verdad es el primer deber de todo revolucionario. ”
i Discurso a su llegada a La Habana, en Ciudad Libertad, 8 de enero de 1959
Sin duda, Fidel Castro ha sido el más aventajado discípulo de las ideas y la praxis revolucionaria de José Martí. No fue pura coincidencia histórica, sino que el líder de la Revolución Cubana asumió el ideario martiano de manera consciente y entregada. Así lo ratificó en 1985 en sus conversaciones con Frei Betto: “Yo, antes de ser comunista utópico o marxista, soy martiano; lo voy siendo desde el bachillerato: no debo olvidar la atracción enorme del pensamiento de Martí sobre todos nosotros, la admiración por Martí”.
Líderes, gobiernos y partidos, pueblos de diversas geografías, se sumaron al recuerdo, la evocación y el infinito cariño que brindó el pueblo cubano a su eterno líder
Fidel siempre vivirá en el corazón de todos los revolucionarios y humanistas del mundo. Este 13 de agosto fueron múltiples las muestras de agradecimiento al Comandante en Jefe, en el aniversario de su natalicio.
Ello se debe en gran medida a que la figura de Fidel Castro no solo ha sido un símbolo en Cuba, sino también en todo el planeta, gracias a sus acciones en defensa del bienestar y la soberanía de la humanidad. Por esta razón, los cubanos y los pueblos del mundo rememoran sus acciones y evocan su legado.
Líderes, gobiernos y partidos, pueblos de diversas geografías, se sumaron al recuerdo, la evocación y el infinito cariño que brindó el pueblo cubano a su eterno líder.
Uno de los grandes amigos de Cuba, el presidente de Venezuela Nicolás Maduro, junto al pueblo bolivariano, se hizo eco de los 92 años del natalicio del Comandante.
«La Patria Bolivariana conmemora los 92 años del nacimiento del comandante Fidel Castro. El gigante de la Revolución Cubana. Su vida entera la dedicó a la lucha contra el imperialismo norteamericano para liberar del yugo opresor a los pueblos del mundo ¡Fidel Vive, la Lucha Sigue!», escribió el mandatario en la plataforma digital Twitter.
Significó, además, que el líder cubano no solo hizo de su país un Estado socialista y soberano al situarlo a la cabeza en los rankings regionales de salud y educación, sino que también dedicó su vida a la unidad de los países subdesarrollados.
El Movimiento de Amistad y Solidaridad Mutua Venezuela-Cuba realizó en Caracas un Coloquio Internacional en recordación del pensamiento de Fidel y Chávez.
«Rendimos homenaje a uno de los más grandes revolucionarios de la historia, Fidel Castro, quien nació el 13 de agosto de 1926», escribió el presidente boliviano, Evo Morales a través de su cuenta en Twitter. De esta manera destacó valores como el coraje y la solidaridad del líder de la Revolución Cubana con sus vecinos del hemisferio y del resto del globo.
Añadió que Fidel, con su genio, capacidad y coraje, devolvió la dignidad al pueblo cubano, venció al imperialismo y mostró al mundo lo que es la solidaridad.
FIDEL: CIUDADANO DEL MUNDO
Poesía, canciones y profundos discursos de recordación a su obra e ideario destacaron igualmente en Costa Rica a propósito de la fecha.
En la sede del Partido Vanguardia Popular (PVP), oradores de diversos partidos, movimientos, comités y agrupaciones sociales, así como a título personal, exaltaron la estatura política y moral de Fidel Castro, su capacidad de unir al pueblo cubano en torno a las ideas revolucionarias, su internacionalismo militante y su solidaridad con los más necesitados del mundo.
En nombre del Comité Costarricense de Solidaridad con Cuba, Jorge Gamboa calificó de imprescindible a Fidel Castro, protagonista excepcional y líder indiscutible de la gesta heroica que es la Revolución Cubana.
El presidente del PVP, Trino Barrantes, exaltó que celebrar el natalicio de Fidel Castro es saber que un 13 de agosto de 1926 llegó al mundo alguien que dejó una huella de revolucionario incorruptible.
Desde el otro lado del mundo también se homenajeo a Fidel. Así lo hicieron la comunidad cubana residente en China, el cuerpo diplomático acreditado en la capital de ese país y miembros de las brigadas de solidaridad en ese hermano pueblo.
Durante una ceremonia en el Jardín de la Paz de Beijing, se recordó el legado del eterno Comandante en Jefe, así como la vigencia de su pensamiento y accionar en el ideario del pueblo del gigante asiático.
La consejera Lisbet Quesada, Encargada de Negocios de la misión diplomática cubana, comentó que el pueblo chino recuerda con cariño el impulso dado por Fidel a las relaciones bilaterales.
María Cheng, una de esas estudiantes chinas de hace más de 50 años, expresó su agradecimiento al pueblo y Gobierno cubanos por permitirle hacer sus estudios en el país caribeño.
«Fidel es un gran líder de la Revolución cubana, muy querido y muy respetado por el pueblo, también fue un gran amigo de China», enfatizó.
El presidente de la Fundación China para la Paz Mundial, Li Ruohong, manifestó su deseo de que la cooperación entre los dos países se siga fortaleciendo en este 2018, cuando se cumplen 58 años del establecimiento de los vínculos diplomáticos.
Cuando celebramos este cumpleaños de Fidel lo hacemos con esa fe en la Humanidad, en su humanismo y en su espiritualidad, exclamó la académica india Sonya Surabhi Gupta.
El Comité de Solidaridad con Cuba en la India celebró el aniversario del natalicio de Fidel, en acto que destacó el rol de su pensamiento para resistir la ofensiva de la derecha.
«En la India, hacia Cuba y hacia la figura de Fidel siempre ha habido un gran respeto. Fidel es una figura muy estimada para muchos indios y no solamente para los de la izquierda», apuntó.
«El legado de Fidel es haber podido ensanchar su base de apoyo y solamente él pudo hacerlo a través de su humanismo, única manera de contrarrestar ese discurso de odio de la derecha», insistió Gupta.
Los integrantes del movimiento de solidaridad con la Mayor de las Antillas en la ciudad de Vancouver (Columbia Británica) forman parte del amplio coro de personas que a nivel internacional celebran el onomástico del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana.
Incansable luchador por la justicia y actitud inquebrantable son cualidades de Fidel Castro que resaltan amigos de Cuba en Canadá.
Para Ali Yerevani, editor político del periódico Fire This Time, «la más grande contribución de Fidel ha sido su ejemplo de verdadero y honesto liderazgo».
«El legado de Fidel de duro trabajo, dedicación, dignidad y espíritu revolucionario internacionalista se quedará con nosotros para siempre, así como con el pueblo cubano y el mundo», indicó.
Con miradas desde el corazón de cada revolucionario cubano y del mundo, Fidel continúa vivo. Son 92 años de su ejemplo, de sonrisas, de solidaridad, humanismo, internacionalismo, cultura, patriotismo.
Fidel Castro saluda a los soldados de la liberación. Foto: VNA.
Tras el histórico viaje de Fidel a Vietnam en 1973, la periodista Magali García Moré, fue reconstruyendo el recorrido del Comandante en Jefe y publicó en el periódico Granma una serie de trabajos que, del 12 al 15 de septiembre, reproducimos en Cubadebate.
Estamos en el paralelo 17. La pretendida línea con que el imperialismo yanqui ha querido crear dos Viet Nam para debilitar la acción de lucha de un solo pueblo. Atrás dejamos el distrito especial de Vinh Linh, y su capital Ho Xa, virtualmente arrasada, en cuyo planeamiento trabajarán arquitectos e ingenieros cubanos. El heroísmo sin igual que ha sido capaz de desarrollar este pueblo nos trae a la memoria las palabras del Comandante en Jefe Fidel Castro, en Dong Hoy, cuando afirmara que “para nosotros, poder cooperar con el pueblo de Viet Nam es un alto honor por el cual tenemos que darles las gracias”.
A lo largo de la carretera número 1, la actividad en las aldeas y caseríos hablan de trabajo creador. En algunos tramos la carretera hace las veces de secaderos de arroz, mientras en las parcelas, hombres, mujeres y muchachos cortan y entongan las espigas doradas del preciado grano. Se borran los daños de la destrucción llevada cabo en el camino heroico que hoy nos conduce a Quang Tri, y por que un día no lejano podremos continuar hasta Saigón.
Al llegar al puesto de Hien Luong, en una sencilla construcción de madera acuñan nuestros pasaportes indicando la salida de la RDV. Antes de alcanzar el puente de pontones sobre el río Ben Hai pasamos bajo el arco construidos con los “containers” de los cohetes y sobre el cual se lee la frase de Presidente Ho Chi Minh,” Viet Nam es uno, la nación vietnamita es una”.
En la otra orilla del río ondea al viento de la tarde, sobre el altísimo mástil, la bandera roja y azul con la estrella amarilla que anuncia que estamos en la zona liberada de Viet Nam del Sur.
Los funcionarios de la Aduana que solicitan nuestros pasaportes hablan el mismo idioma y tienen igual fisonomía que los que permanecen en la otra ribera del río. Una misma historia de lucha los identifica como miembros de una sola nación. En las paredes de la sala de espera cuelgan tres fotos: la del querido tío Ho, la del Presidente del Consejo de Asesores del Gobierno Revolucionario Provisional, Nguyen Huu Tho, y la del presidente del GRP, Huyn Than Phat.
El territorio que a continuación recorremos constituye una de las zonas más ricas y fértiles de la provincia de Quang Tri, en la que vivía una población dedicada al cultivo del arroz y del té, fundamentalmente. En 1967, los campesinos de la región fueron llevados a los campos de concentración, creados por los norteamericanos y conocidos bajo el eufemístico nombre de “aldeas estratégicas”. Las áreas de cultivo fueron minadas y cercadas por alambradas desde el borde mismo de la carretera. Hoy, al costo de vidas humanas se recuperan grandes áreas donde sólo existía la manigua. Paulatinamente crecen los terrenos cultivados de arroz, donde antes solo se “sembraban” y crecían la muerte y el terror.
El 85 por ciento del territorio de la provincia ha sido liberado. El 15 por ciento restante permanece en poder del ejército títere saigonés, que es casi su único poblador, toda vez que muchas familias pasaron a vivir a las regiones liberadas, y los que permanecen en terreno enemigo fueron conducidos a la antigua ciudad imperial de Hue, en la zona de Hai Lang.
La provincia tiene unos 300 mil habitantes, y por ella cruzan importantes carreteras, como la número 1 y la número 9, esta última con una extensión de 80 kilómetros, desde Dong Ha hasta la frontera con Laos, pasando por la base de Khe Sanh.
Fidel en Quang Tri. Foto: VNA.
Quang Tri ganó importancia enorme para los agresores yanquis por su cercanía con el norte. Hubo momentos en que se mantuvieron en ela provincia cuatro divisiones, sin contar las fuerzas títeres. Este fue el lugar escogido para construir las “líneas defensivas” con las que pensaban eliminar toda posibilidad de acción de las masas en su lucha patriótica.
La primera línea es la archifamosa “barrera electrónica MacNamara”, que integraban las bases Doc Mieu, Con Thieu y la de Bai Son, y al este, la colina 31.
La segunda línea se extendió desde el puerto de Cua Viet, pasaba por la ciudad de Dong Ha, el distrito de Cam Lo y continuaba por las colinas 241 544, hasta la base de Khe Sanh. El “estómago” de esta línea—su base de suministro y apoyo—lo establecieron en la base de Ai Tu, luego de reconcentrar la población de cuatro aldeas y arrasar con sus casas. Enel páramo que aquí quedó instalaron su potente maquinaria de guerra, de donde, pocos años después salieron completamente derrotados.
Contra su potencia de armas y hombres, técnica destructiva y operaciones represivas de todo tipo se levantó el pueblo que desde 1954 hasta la liberación empleó todas las formas de lucha: política, de guerrillas, clandestina, alzamientos. Y ese camino está jalonado con la vida de tantos combatientes cuyo sacrificio no resultó en vano
Este 13 de agosto el expresidente de Cuba, Fidel Castro, cumpliría 93 años. Se trata del tercer natalicio que los cubanos celebran sin este líder histórico al que muchos recuerdan desde el universo de las redes sociales.
Hasta 2016, cada 13 de agosto en Cuba era un motivo de fiesta nacional. En las escuelas se organizaban matutinos especiales para homenajear a quien gobernó la isla por más de tres décadas y los niños cantaban feliz cumpleaños (a Castro).
Desde su muerte, la celebración se ha tornado más solemne y los medios de la isla refuerzan la presencia en redes sociales con frases y anécdotas sobre la vida del mandatario. El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, fue de los primeros en Twitter en escribir su homenaje al "líder invicto".
"Cuba amanece en homenaje. Hoy cumple 93 años el heredero del legado de Martí, el líder invicto que sobrevivió a más de 600 atentados y enfrentó sin concesiones a 11 administraciones del imperio. Fidel vive porque viven sus ideas", escribió.
La periodista cubana Arleen Derivet, conductora del espacio televisivo Mesa Redonda, agregó en un retuit que Castro está tan vivo, que "un día como hoy en las redes su nombre es viral". Entre los hashtag que destacan en Twitter para homenajearlo están #Fidel, FidelVive, #YosoyFidel y #FidelSiempre.
Nace Fidel Castro Un día como el de hoy, pero del año 1926, nace en Birán, Mayarí, en la antigua provincia de Oriente, hoy Holguín, Cuba, uno de los políticos y revolucionarios más destacados del Siglo XX. De padres terratenientes, se educó con los Jesuitas. Estudió Derecho y se doctoró en la Universidad de La Habana, donde entró en contacto con las corrientes más progresistas. Tras el Golpe de Estado del dictador Fulgencio Batista, dirigirá, a mediados de 1953, con un grupo de jóvenes, el Asalto al Cuartel Moncada. Por esa acción será detenido y condenado a prisión. Veintidós meses y quince días más tarde, tras una amnistía, quedará en libertad y partirá hacia México donde organizará y entrenará su ejército rebelde, con el propósito de regresar a la Isla y derrocar a la tiranía batistiana. Desembarcará en Cuba el 2 de Diciembre de 1956 y emprenderá su lucha con pocos hombres y menos armas, contra la dictadura que sometía a la República. El 1º de Enero de 1959, alcanzará la victoria y con el apoyo de su pueblo, comenzará a conducir el proceso revolucionario más singular de toda América Latina. La Revolución que Fidel imaginó, conquistó y llevó a la práctica, aportará a Cuba extraordinarias realizaciones en materia de justicia social y de igualdad, adelantos en sanidad pública y en educación, y una equitativa distribución de la riqueza nacional. Fidel se ha ganado, por su determinación y valentía, el respeto y reconocimiento, tanto de simpatizantes como de detractores, pues no ha existido en la historia moderna un líder revolucionario o Jefe de Estado que haya corrido tantos y tan asombrosos riesgos personales y que se empeñara tan directamente en los rigores de la conspiración, la rebelión y la guerra abierta. Hoy, convertido en leyenda viva, Fidel Castro es sin duda el líder indiscutido, querido y enormemente popular de una nación que ha conducido con audacia, imaginación y romanticismo.""