DESEARÍA
Desearía poder construir un puente que me ayude a cristalizar mis emociones más sensibles.
Desearía que el cielo no me engañara con su azul infinito y resplandeciente.
Desearía que el fruto de mi trabajo fuera algo más que una actividad física o mental.
Desearía que la luz me iluminara, me guiara, me fortaleciera,
Desearía saber cómo utilizar mis manos, haciendo explotar su capacidad creativa, aprovechando la oportunidad de lograr entregarse humildemente a través de una caricia, de un roce, el fundirse totalmente gracias al milagro de otra piel, de un alma diferente.
Desearía que mis lágrimas significaran algo importante, no solo un caudal de agua salada vertida a un mar carente de sentido.
Desearía que el dolor fuera algo más que la imperfección de mi frágil cuerpo, que cada segundo de ese sufrimiento pudiera construir la edificación de mis más hermosos proyectos.
Desearía que la melancólica y nostálgica melodía del pasado, significara más que una simple unión de acordes y letras, de palabras o frases perdidas en el viento.
Desearía que los recuerdos más entrañables me impulsaran a ser ese ser invicto e implacable que añoré ser desde niño.
Desearía que la noche no representara solo oscuridad, el fin de un ciclo o la resignación sobre todo aquello que no pudo ser.
Desearía encontrar el hilo conductor que me abra la puerta hacia la calidez y los trascendentales paréntesis de vida que le dan forma
Desearía que su caminar no resultara tan frío, tan controlador, tan inerte.
Desearía que mi andar tropezara con su andar, pudiendo así caminar juntos.
Desearía poder fusionarme con el amor, en cualquiera de sus presentaciones.
Desearía que el cielo y el horizonte no se burlaran de mi vuelo.
Desearía, sencillamente, desearía no desear tantas cosas.
Iván Alatorre Orozco
1-Septiembre-2019