EL reloj devora las horas,
invisibles pasan los días,
mi mano escribe con la
voz del alma.
La noche se hace misteriosa,
el silencio lo rompe los ruidos,
y la mente transforma lo oído,
y lo toma como un gran
estruendo, que lo transformo
el miedo.
Y mi pluma escribió de nuevo
y mis poemas nacieron del ruido
que rompió el silencio, y brotaron de
mis miedos.
Y tú ya no eres mí presente,
pero eres mi olvido, en la
sombra del recuerdo, en
las hojas de mis poemas,
quedara escrito.
Y sigues viviendo en el jardín
de mis sueños, donde mis
rosas se marchitan al viento,
donde el jardín se secara en
tu ausencia.
Donde mis rosas buscaran tu belleza,
y a las letras le robare un poema,
para que quede escrito, que un
día fui tuyo, y que tú me dabas
tus besos.
Te buscare en la noche perdido,
donde las sombras envolverán
mis sentidos, donde la noche
despertara mis miedos y
la imaginación hará el resto.
Y este verso lo escribí para ti,
y mil sendero descubrí en tu cuerpo,
y tu nombre pronuncie en mi silencio
y se lo llevo él viento.
Julian cobo