La mejor garantía para el referéndum del 1 de octubre será la participación de todo el mundo que cree en la democracia como valor supremo, más allá de ningún otro posicionamiento político. Por lo tanto, más allá de las preferencias de cada uno sobre el futuro de Catalunya, ya sea como autonomía española o como nuevo estado de Europa.
Aunque pueda parecer paradójico, la persecución de las ideas, las actuaciones desproporcionadas y las amenazas no suspenden las garantías sino todo lo contrario. En la medida en que provocan un rechazo muy mayoritario y transversal, las refuerzan, porque la principal garantía de la democracia ha sido y será siempre la participación de la ciudadanía de manera libre y pacífica. El referéndum es ahora mismo la mejor manera de demostrar al Gobierno español, a los estados de Europa y a todo el mundo que Catalunya se ha comprometido de manera firme y completa con la defensa de la democracia.
Queremos compartir con todos aquellos que tienen dudas legítimas, que el derecho a la autodeterminación está reconocido en los principios fundamentales de los derechos humanos, la Carta de las Naciones Unidas, y la Asamblea General de la ONU, y por ello el Parlament de Catalunya ha aprobado una ley amparando el referéndum. Además, nadie puede discutir desde la razón y el sentido común que el pueblo de Catalunya no se haya ganado a pulso poder celebrarlo.
Hay que recordar que desde el año 2005 organizar y participar de un referéndum no reconocido por el estado español ha dejado de ser delito según el código penal español. Es más, en la misma exposición de motivos de la modificación del Código Penal consta que se trata de conductas que “no tienen suficiente entidad como para merecer la reprobación penal”.
Por todo ello pedimos a todo el mundo que este 1 de octubre vaya a votar, sea a favor o en contra de la independencia de Catalunya, porque no nos cansaremos defender que todas las opciones son igual de válidas cuando se defienden en las urnas y no mediante la fuerza.
La gran diferencia entre los que nos han condenado y nosotros es que hacemos y haremos todo el posible para que los que piensen como ellos también puedan votar en Catalunya.
Somos un país pacífico, que prefiere la palabra a la imposición, el pacto a la fuerza y la libertad al autoritarismo. Ahora tenemos que demostrar que somos un solo pueblo, unido en la defensa de nuestra democracia y de nuestras instituciones. Sólo así contribuiremos a fortalecer la democracia en el conjunto de Europa y, por descontado, también en España.
Vamos a votar, conseguimos una participación masiva y que el mundo comprenda que somos personas libres que ya no tienen ningún miedo, porque en el siglo XXI nunca ningún país será digno de ser si teme las urnas en vez de temer la derrota de la democracia.
De acuerdo con el presidente del gobierno español, "lo que está en juego en Cataluña ahora no es la independencia sino la convivencia".
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez.
Susana Vera / Reuters
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Durante una entrevista concedida este lunes en directo a la Cadena Ser, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, se ha pronunciado a favor de que se celebre un referéndum en Cataluña sobre el autogobierno.
"Queremos dialogar y resolver una crisis política. El hecho final tiene que ser una votación", ha aseverado Sánchez, insistiendo en que "ley y diálogo" es la respuesta a la crisis política en Cataluña.
Sin embargo, el líder del Ejecutivo ha subrayado que si se celebra un referéndum en Cataluña no será sobre la autodeterminación, sino sobre autogobierno. Según ha detallado Sánchez, una posible consulta popular en Cataluña se centraría en "un nuevo Estatuto".
De acuerdo con el mandatario español, "lo que está en juego en Cataluña ahora no es la independencia sino la convivencia". En ese sentido, Pedro Sánchez ha enfatizado que el Gobierno español "está en contra de todos los símbolos que dividan y separen", refiriéndose a la proliferación de los lazos amarillos (símbolo del movimiento independista catalán).
Asimismo, el presidente del Gobierno español ha instado a los líderes del independentismo catalán a acabar con "la dinámica de bloques". "La sociedad catalana está dividida, partida en dos bloques y hay que romper con esa dinámica", ha señalado Sánchez.
El alto mandatario también ha informado que antes de finalizar el año se celebrarán dos Consejos de Ministros fuera de Madrid. "Sacaremos el Consejo de Ministros de Madrid y lo llevaremos a Andalucía y a Cataluña", ha precisado Sánchez.
“Esta propuesta que hago al pueblo de Cataluña es muy sencilla: o libertad o libertad”, dijo Torra al desgranar su programa para los próximos meses en una conferencia titulada Nuestro momento, en el Teatro Nacional de Catalunya en Barcelona.
Torra abrió la mano al diálogo con Sánchez, pero no cederá en su reivindicación soberanista.
El presidente de Cataluña, Quim Torra, llamó ayer a una movilización masiva de la sociedad catalana en apoyo a la independencia y en rechazo a lo que consideró el fascismo del Estado español. Además advirtió que sólo aceptará una sentencia que absuelva políticos encausados por el proceso por el proceso independentista del año anterior. “Esta propuesta que hago al pueblo de Cataluña es muy sencilla: o libertad o libertad”, dijo Torra al desgranar su programa para los próximos meses en una conferencia titulada Nuestro momento en el Teatro Nacional de Catalunya en Barcelona. “Hemos llegado más lejos que nunca en el camino de la independencia”, afirmó y aseguró que tienen un objetivo claro y es que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república. “Tenemos un mandato y tenemos que superar todas los obstáculos que nos pongan para hacerlo realidad”, sentenció. Casi un año después del referéndum independentista del 1 de octubre de 2017 que abrió una crisis institucional sin precedentes en España, Torra abrió al mismo tiempo la mano al diálogo con el Gobierno central de Pedro Sánchez, aunque aclarando que no cederá en su reivindicación soberanista. En su exigencia más concreta, volvió a plantear a Madrid la necesidad de celebrar en Cataluña un referéndum de autodeterminación que sea acordado, vinculante y reconocido internacionalmente. “No aceptaré menos que eso, porque los catalanes tenemos los mismos derechos que los escoceses o los ciudadanos de Quebec para poder definir nuestro futuro”, insistió Torra en su conferencia. Asimismo aseguró que en ninguna democracia del mundo puede ser delito poner urnas, por lo que afirmó que no se resignará a sentencias injustas que, a su consideración, traerían más dolor, más conflicto y más represión. “Sobre humillaciones no se construir nunca nada”. Torra denunció un intento planificado de destruir el proyecto independentista, pero subrayó la resistencia del pueblo respetado sobre todo por la comunidad internacional. “Hablo de un pueblo unido contra el fascismo, que combatirá siempre con decencia y humanismo el totalitarismo”. El presidente regional aseguró que el independentismo tiene la mayoría social detrás. Esta conferencia se dio luego del anuncio del presidente de España, Pedro Sánchez, donde expresó su disposición a celebrar un referéndum sobre un nuevo Estatu, pero no sobre la independencia del pueblo catalán.
Desde que el 27 de octubre de 2017 el Parlamento autonómico catalán declaró la independencia unilateral de Cataluña, nueve líderes independentistas están en prisión preventiva. Entre ellos, Oriol Junquera, que fue vicepresidente del Ejecutivo del expresidente catalán Carles Puigdemont. Todos fueron trasladados desde cárceles en Madrid a otras de Cataluña para acercarlos a sus familias.
Alrededor de un millón de personas, según la Guardia Urbana, llenaron ayer la Diagonal de Barcelona, entre la plaza de las Glòries y el Palau Reial, para participar en la jornada del Onze de Setembre anunciada bajo el lema “Fem la república catalana”. Fue esta la séptima manifestación consecutiva de la Diada en inequívoca clave independentista. Y, como las anteriores, acreditó el músculo del soberanismo, su capacidad de movilización y el civismo de los manifestantes. Un civismo –queremos subrayarlo– a prueba de provocaciones y refractario a propuestas extremistas. Así pues, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) redondeó un nuevo evento que, pese a sus similitudes con los de años anteriores, tuvo sus toques coreográficos particulares y volvió a atraer a soberanistas de toda Catalunya, llegados a Barcelona a bordo de distintos medios de transporte, entre ellos unos 1.500 autocares, según la ANC.
La manifestación del Onze de Setembre de este año ha estado marcada por la reivindicación de libertad para los políticos que siguen en prisión preventiva por haber quebrantado el orden constitucional hace ahora un año. También por la petición de regreso para los que prefirieron eludir la acción de la justicia y afincarse en el extranjero. Pese al lema de la marcha de ayer, mencionado en el primer párrafo, la defensa de la república y de la independencia no tuvieron más protagonismo que el mensaje de solidaridad con presos y expatriados.
Es algo comprensible. La libertad de los presos no es un anhelo privativo de los soberanistas. Lo comparte buena parte de la sociedad catalana, que considera excesiva la duración de la prisión preventiva aplicada a los presos, y que aplaudiría una revisión de los cargos que se les imputan. Incluso Josep Borrell, ministro de Asuntos Exteriores, que ha destacado por su firmeza ante el unilateralismo, aseguró ayer que preferiría ver a los encarcelados en la calle. Tiene razón Borrell. Como la tienen todos los demás partidarios de la libertad de los presos. Y no sólo por el bien de ellos y los suyos. También porque su liberación contribuiría a destensar la situación y, más importante todavía, a trabajar en pos de una solución política a un conflicto que ha dividido a la sociedad catalana, ha tenido un alto coste económico y compromete seriamente el futuro colectivo.
La Diada de 2018 ya es historia. En su haber podemos añadir, además de lo dicho hasta aquí, que se celebró en un clima acaso más sosegado que el del año anterior. En el 2017, por estas fechas, el ambiente político, tras las aciagas jornadas parlamentarias del 6 y el 7 de septiembre, y en vísperas del referéndum ilegal del 1 de octubre, era considerablemente más caldeado.
Son ya siete manifestaciones del Onze de Setembre por la independencia, todas masivas. Sin duda, un motivo de orgullo para sus convocantes y para sus participantes. Pero no es ocioso recordar que a menudo se afirma en ellas, también en la de ayer, que la independencia está a la vuelta de la esquina. Pese a que la realidad se ha encargado de desmentir, hasta la fecha, esa pretensión. Entre otras razones, porque el independentismo no dispone de una mayoría suficiente para imponer su criterio. Y porque las soluciones unilaterales, como bien saben quienes están en la cárcel o en el extranjero, no van lejos ni conducen al puerto previsto.
Los despliegues callejeros cohesionan al independentismo. Pero hay que buscar soluciones más allá. Esto lo saben, y lo comparten, aunque no siempre en público, una mayoría de independentistas. Como sabe ahora el Estado que ya no es posible mirar a otro lado cuando el soberanismo expone sus reclamaciones. Tales soluciones sólo pueden buscarse con diálogo y respeto mutuo. Es decir, sin descalificaciones como las pronunciadas ayer por Aamer Anwar, letrado de la exconsellera Ponsatí, que tildó a España de “dictadura fascista”. No es ese el camino. Tras siete Diades vibrantes, pero sin los frutos prometidos, es hora de aparcar los reproches y avanzar por la vía del diálogo (ayer apuntalada por el PDECat y el PSOE), con sinceridad y voluntad constructiva, sabiendo que el maximalismo es mal consejero, y que sin concesiones por ambas partes no habrá progreso para todos los catalanes.
BARCELONA (Sputnik) — El expresidente de Cataluña, Carles Puigdemont, inició el 25 de julio el congreso fundacional de su nuevo partido Junts per Catalunya (JxCat), que busca ser un eje central para el independentismo catalán.
"Nuestra aspiración es reforzar la alianza de quienes estamos en el mismo bando. Por eso nos llamamos Junts per Catalunya [Juntos por Cataluña], siempre tendremos las puertas abiertas a quien comparta la necesidad de sumar para ser más fuertes", afirmó Puigdemont en el acto de presentación, al que compareció de forma virtual desde Bruselas.
El predecesor de Quim Torra vive en Bélgica desde otoño de 2017, cuando huyó de España para evitar ser juzgado por la convocatoria del referéndum ilegal de independencia del 1 de octubre de ese año.
Por la organización de la consulta y la posterior declaración unilateral de independencia fueron condenados por el Tribunal Supremo de España una docena de dirigentes independentistas, nueve de los cuales formaban parte del Ejecutivo de Puigdemont.
Tres años más tarde, el exlíder catalán pone en marcha una nueva herramienta política que no quiere ser "sectaria ni excluyente" con la esperanza de atraer afiliados del casi desintegrado Partido Demócrata Europeo Catalán (PDeCat), sucesor de la antigua Convergencia Democrática de Cataluña (CDC).
"No nos sobra nadie, nos necesitamos todos", trasladó a todos los que se sitúan en "el mismo bando", es decir, los partidarios de la independencia de Cataluña.
El proceso fundacional del nuevo partido independentista se alargará hasta el próximo 3 de octubre, cuando quedará definida su estructura, ideología y objetivos.
De momento, cuenta ya con unos 2.500 afiliados aunque no está clara su estrategia más allá de los objetivos de culminar el proceso independentista.
La marca JxCat fue creada para las elecciones del 21 de diciembre de 2017 en Cataluña, cuando Puigdemont ya estaba en Bélgica y encabezó la lista a distancia.
Actualmente, Junts per Catalunya gobierna bajo el liderazgo de Quim Torra y en coalición con Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), formación que dirige desde la cárcel el exvicepresidente catalán Oriol Junqueras.
En declaraciones a la prensa en una visita a la ciudad de Girona aprovechando su reciente régimen de semilibertad, Junqueras deseó "suerte" a Puigdemont y definió la nueva fuerza como la "centro-derecha del independentismo".
El exvicepresidente defendió su propuesta "republicana" frente a la centro-derecha que ha tenido que "reorganizarse" en varias ocasiones, de cara a las elecciones que tendrán lugar este año en Cataluña.
Los comicios que anunció en enero el presidente Torra no cuentan todavía con una fecha, aunque los medios catalanes especulan que podrían celebrarse el próximo octubre.