Recuerdo casi soñando cuando tus labios dijeron, aquella tarde en verano en nuestro Edén alquilado, envuelta en sábanas blancas fijando tus ojos negros, tras un pequeño silencio, me confesaste: ¡TE AMO!
Y aquellas sábanas blancas que según tú te vestían eran la flor de ironía que retoñaba sin duda pues con mirarte a los ojos, los míos te desvestían, y te quedabas de nuevo: hermosa, blanca, desnuda...
Recuerdo dijiste ¡TE AMO! y mira cómo es la vida... mirando atrás me percato de cómo ha pasado el tiempo... recuerdo dijiste ¡TE AMO! como si fuera hoy día... de aquel día distan años... y lo seguimos diciendo...